Mensaje de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo; durante la Entrega de Reconocimiento y Llave de la Ciudad a Katya Echazarreta

Publicado el 02 Agosto 2022

JEFA DE GOBIERNO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO (CSP): Muchas gracias, muy buenas tardes, voy a ser muy breve.

Katya, sabemos que no naciste en la Ciudad de México, pero es una Huésped Distinguida de la Ciudad de México. Estamos muy, muy orgullosas de ti, muy orgullosos de ti, eres un orgullo nacional. Te queremos, te admiramos y por eso decidimos, que este evento no iba a ser un evento cerrado, quisimos que niñas de la Ciudad de México, ellas son beneficiarias de una beca que se llama la “Beca Leona Vicario”.

Leona Vicario, al igual que Katya, fue una mujer que luchó en la Independencia, por la Independencia de México; fue quizá, la primera periodista mexicana, ella decidió abandonar todo, por luchar por su país, por su patria, por la Independencia de su México. Y, vivió momentos muy, muy difíciles, y, aun así, Leona Vicario es hoy una gran representante, heroína de México. Como hoy es también Katya, una heroína de nuestro país.

Ambas representan muchas cosas en la Historia de México: una, una Independencia de su patria; y la otra, la primera mujer que llega al Espacio Exterior, mexicana.

Así que, decidimos que las beneficiarias de la “Beca Leona Vicario”, estuvieran aquí contigo, porque no hay nada más inspirador, no hay nada más motivador que escucharte. Aquí queremos decirles a todas las niñas de la ciudad, a todas. A ver, voy a preguntarles: ¿quién está en primaria?, levanten la mano, bajen la mano; ¿en secundaria?, bajen la mano; ¿en prepa, preparatoria?, ¿en la universidad?

Bueno, la mayoría, como ves, tienen menos de 12 años y lo que queremos decirles a todas las niñas de la Ciudad de México es que puedan cumplir con todos sus sueños. Nosotros decidimos becar a todos los niños y niñas de la ciudad, a todos los que estudian en escuela pública; representa una inversión muy importante.

Y a quienes reciben la “Leona Vicario”, es un apoyo adicional que les damos por una vulnerabilidad adicional que tienen, algún problema que tienen, que les permita tener un apoyo económico adicional, que sabemos que es un apoyo que quisiéramos que fuera más, pero por lo menos es un apoyo económico que les permite solventar a sus madres, principalmente, que puedan sacar adelante a sus hijas.

Y, decidimos becar a todos los niños y niñas porque sabemos que todos los niños y niñas de nuestra ciudad tienen talento; que, si no van a ser astronautas, probamente sean científicos o ingenieros o médicos o choferes de un autobús, lo que ellos quieran ser y la oportunidad que les puedan dar, las condiciones que tienen, pero sobre todo las posibilidades que tengan –como bien dices tú– en sus sueños.

Y decía que no hay nada más esperanzador, más motivador, más inspirador que escuchar a una joven de 27 años, Katya, que no es que la haya visto fácil cuando era niña, sus padres migraron desde México a Estados Unidos, llegó a Estados Unidos y –como bien dice ella– no hablaba inglés.

Muchos de nosotros tenemos familiares que viven en Estados Unidos, casi todas las familias mexicanas tienen un amigo, un familiar que vive en Estados Unidos por la migración que hay de México a Estados Unidos. Y aún en esas condiciones de dificultad, ella decidió salir adelante.

Hay quienes tienen esa meta y lo pueden hacer, pero aquí desde el Gobierno nuestra obligación es poderles ayudar a que puedan lograr sus metas, no solamente es un asunto personal de las mujeres, como se dice, “romper el techo de cristal”, tiene que ver también con que sepan que aquí en la Ciudad de México, en la Jefa de Gobierno, en todas las que trabajamos en la Ciudad de México tienen siempre aliadas para poder salir adelante.

Que nunca nadie les diga que no pueden hacer lo que ustedes quieren ser, ¿quién de que quiere viajar al espacio como Katya?, ¿quién de aquí quiere ser ingeniera?, ¿quién de aquí quiere ser doctora?, ¿quién de aquí quiere ser veterinaria?, ¿quién de aquí quiere ser… qué más? a ver díganme, ¿artista?, ¿quién de aquí quiere ser bailarina?, ¿música?, ¿qué más? ¿científica?, ¿quién quiere ser matemática?, ¿quién quiere ser Jefa de Gobierno?, ¿quién quiere ser Presidenta de la República?

Que nadie les pare sus sueños, las mujeres podemos llegar a dónde queramos llegar.

Muchas gracias, Katya por tu plática inspiradora.

SECRETARIA DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN DE LA CIUDAD DE MÉXICO, ROSAURA RUÍZ GUTIÉRREZ (RRG): Buenos días, todas, porque ahora sí somos absoluta mayoría las mujeres, pero también le damos la bienvenida a algunos padres que acompañan a sus pequeñas y al papá de Karen, su mamá, muchísimas gracias por acompañarnos −de Katya perdón−

Y bueno, estamos muy felices en este lugar, doctora Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, ingeniera Katya Echazarreta, seas muy bienvenida a este recinto de la UNAM.

Doctora –perdón− doctora Ingrid Gómez Saracíbar, titular de la Secretaría, compañera gracias por todo el apoyo para este evento.

Licenciada Margarita Gonzáles Saravia, directora general de la Lotería Nacional, muchas gracias por venir; y, a Silvia Torres-Peimbert, una de las científicas más conocidas a nivel mundial de este país. Gracias, Silvia, por estar acompañándonos.

Igual, le quiero dar las gracias a todas las nenas que están aquí, a las compañeras, las pequeñas que también son reconocidas con medallas de matemáticas en diversas Olimpiadas como son Yara Peimbert, Ana Paula Jiménez y Ana Illanes Martínez de la Vega, muy bienvenidas.

Y, todas las pequeñas que son… que están aquí, como nuestras invitadas.

Tengo el enorme honor de dar la bienvenida a la ingeniera Katya Echazarreta, a nuestra querida Ciudad de México y celebrar y reconocer por medio de la entrega simbólica de las llaves de la ciudad, sus destacados esfuerzos y logros en el área de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas que la llevaron a convertirse hoy por hoy en la primera mujer tecnóloga y científica mexicana en viajar al espacio exterior, como tripulante de la nave New Shepard, en la misión NS-21 de Blue Origin.

Este gozoso evento que hoy nos reúne, tiene lugar en el Palacio de la Antigua Escuela de Medicina de la UNAM y que fuera en otras épocas, la sede de la Santa Inquisición −es como muy chistoso, aquí estaba la Santa Inquisición en México¬−.

En esos muros, ha sido a lo largo de su historia, testigos silenciosos de sucesos terribles tanto en México como en otros países, basta recordar –hablando de astronomía, hablando del espacio- que la Iglesia mandó a la hoguera a Giordano Bruno, por aceptar que la tierra gira alrededor del sol y no es el centro del universo como escribió Copérnico, y también castigó a Galileo, por sus importantes aportes a la astronomía.

Pero son también estos muros, testigos de grandes cambios de la mentalidad de la población mexicana, a partir del Movimiento del ´68, donde la UNAM −incluido su rector− jugó un papel importante, un papel central en el cambio de la historia de este país.

Hoy, con la entrega de este reconocimiento a la ingeniera Echazarreta, este recinto es testigo nuevamente de un evento de importancia para la historia de nuestro país, que exige por sí mismo, reflexionar sobre la profunda impronta de las mujeres, sobre el quehacer científico y tecnológico del país, que se ha llevado casi siempre a cabo, en condiciones históricas de desigualdad.

Datos duros apuntan, que sigue existiendo una disparidad de género significativa en la investigación y el avance en dichos campos a nivel internacional, que debe mitigarse y cuyas causas sociales, históricas y culturales, no deben cesar de cuestionarse.

Han pasado más de 35 años, desde que el doctor Rodolfo Nery Vela, primer astronauta mexicano, despegó del Centro Kennedy a bordo del Trasbordador Espacial Atlantis. Y ahora, como parte de la misión, en la que está la ingeniera Echazarreta vuelve a enaltecerse el nombre de México, al formar parte de la tripulación de la nave espacial, New Shepard de la misión NS-21 de Blue Origin.

Este hecho representa un gran logro, que entrega un mensaje profundo de determinación y libertad a las niñas, adolescentes y jóvenes de México; este mensaje, contribuye, por un lado, a revertir los legados sociales y culturales de desigualdad y violencia sistémica, que deben enfrentar en sus vidas cotidianas, y, por otro lado, hace visible su propio ejemplo.

El arduo trabajo y el talento de generaciones y generaciones de científicas, que, tanto en México, como a lo largo y ancho del planeta, han sabido abrir caminos en el campo científico y tecnológico, destruyendo a su paso, marañas de prejuicios y estructuras de poder anquilosadas, en beneficio de las generaciones presentes y por venir.

La trayectoria misma de Katya Echazarreta, rinde testimonio de ese aplomo y de esa lucidez. Nacida en Guadalajara, inició sus estudios de ingeniería en Electricidad, en San Diego City College para transferirse tres años después, a la Universidad de California en los Ángeles (UCLA) donde se gradúa con el título de ingeniera Eléctrica −Electrical Engineering−.

Durante su estancia en la UCLA, obtiene una pasantía en Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, donde es finalmente contratada como ingeniera en Electricidad, de tiempo completo. Habiendo trabajado en cinco misiones de la NASA, incluidas las misiones Perseverancia Rover y Europa Clipper.

Actualmente realiza estudios en Ingeniería Eléctrica e Informática, en la prestigiada Universidad John Hopkins.

Así mismo, es co-anfitriona de las series “Netflix IRL” de YouTube y “Electric Kat” en el Programa de CBS “Mission Unstoppable”.

Katya ha destacado, además, como divulgadora de la Ciencia, una labor fundamental para promover la cultura científica en un mundo donde todavía hay gente que defiende que la Tierra es plana, que no hay cambio climático y no hay evolución.

Cuenta con un gran número de seguidores en las Redes Sociales de TikTok, YouTube e Instagram, espacios donde promueve contenidos sobre Ciencia e Ingeniería, tanto en inglés como español, para inspirar a las niñas, niños y jóvenes que deseen emprender un camino profesional en esas áreas.

Además de su presencia en redes y del inmenso impacto mediático de sus logros, Katya Echazarreta nos recuerda que la función emancipadora de la mujer en la Ciencia está ligada de manera profunda al libro y a la lectura. Cada libro nos recuerda a Katya, la cito: “puede enseñarnos algo y si hay algo que siempre anhelo, es aprender”, así dice ella.

Sea este anhelo que se resuelve en su viaje al Espacio, el mensaje más urgente a nuestras niñas, niños y jóvenes de parte de Katya, hacerse tiempo en medio de las ocupaciones para construir nosotras mismas, sin imposiciones, sólidos y gozosos hábitos de lectura, porque leer, −nos dice Katya−, es terapéutico y es capaz de sanarnos, de estimular la imaginación, de inspirarnos a aceptar el compromiso de cambiar nuestra realidad, en lugar de pasivamente reproducirla y aceptarla, esas son palabras de Katya.

Katya, al igual que la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y que nuestras destacadas invitadas también, Silvia Torres, las ganadoras y competidoras de las Olimpiadas de Matemáticas y todas las pequeñas que están aquí invitadas, que son excelentes estudiantes, es un ejemplo que les da y un mensaje que les da a todas ustedes.

Decía, las mujeres como ellas, comprueban que hay un mito inaceptable ya demostrado como falso, evidentemente, de que las mujeres no podemos destacar en áreas como las matemáticas, la Física o las Ingenierías, ellas son evidencia de que no hay límites a las aspiraciones personales y profesionales que las mujeres se propongan realizar en sus vidas.

Hoy que contamos con la presencia de las niñas acreedoras de la Beca Leona Vicario, destinada a garantizar el Derecho a la Educación entre niñas y niños de esta ciudad, este mensaje es particularmente significativo y vale la pena recordar ante ellas, por todas las niñas de México las siguientes palabras de la doctora Claudia Sheinbaum: “las mujeres, las niñas podemos ser lo que queramos ser, nadie nos pueden cerrar las puertas, limitarnos a estas profesiones o a no tener una profesión, nadie”, como dice Claudia.

La brillante trayectoria de Katya Echazarreta, nos muestra no solo su papel precursor como mujer mexicana en las misiones espaciales de la NASA y las dificultades que enfrentó para lograrlo; sino que, nos recuerda la importancia que tienen la comunicación y la divulgación del quehacer científico a las y los más jóvenes, especialmente a las mujeres.

La misión del pensamiento científico es, a fin de cuentas, la de la transformación y la emancipación de las sociedades, de las mujeres y los hombres que lo conforman.

Este primer viaje de Katya Echazarreta al Espacio es, −también− otro camino que abren las mujeres mexicanas y, en especial, las mujeres de ciencia hacia la equidad.

Solo me resta concluir haciendo referencia al gran interés, a la gran historia que tiene nuestro país, nuestras culturas originarias por la Astronomía; como dice Rafael Pagán Santini, los Olmecas y los Mayas se adelantaron a los europeos por más de 2 mil 500 años en el estudio de la Mecánica de Universo, las Matemáticas sirvieron a los pioneros de la escritura en Mesoamérica para desarrollar un calendario que les permitiera medir el tiempo, lo que a su vez abrió las puertas para conocer no solo los sucesos astronómicos pasados, sino calcular los futuros.

Desgraciadamente, como dice el gran historiador Enrique Semo, la Conquista Española detuvo el desarrollo de la ciencia en los territorios invadidos. Por eso hoy, en el Gobierno de Claudia Sheinbaum, damos un impulso muy importante a la enseñanza, a la educación y también a la ciencia y a la tecnología.

Felicito en especial a las niñas y adolescentes presentes en este evento, pues todas ellas se han destacado en muchas formas.

Muchas gracias y enhorabuena. Felicidades, Katya.

PRIMERA MEXICANA EN VISITAR EL ESPACIO Y TRIPULANTE DE LA MISIÓN NS-21, KATYA ECHAZARRETA (KE): Hola a todos y todas.

Yo soy Katya Echazarreta, y a los siete años tuve un sueño y por primera vez dije las palabras que me cambiarían la vida por completo. A veces pensamos que por ser niños o por tener tan poquitos años las palabras no van a importar, pero la realidad para mí fue muy diferente y las palabras fueron: “Yo voy a ir al Espacio; y yo voy a estar en la NASA”.

Pero aquí existe una clara diferencia, porque yo no decía: “yo quiero hacerlo, yo voy a intentar, yo voy a ver si puedo”, esas no fueron las palabras, las palabras fueron: “yo voy a ir al Espacio” y esa diferencia es muy importante, porque lo primero que necesitas tener cuando tienes una misión así, tan importante, tan grande, pero tan rara, es que tienes que creer en ti, pero lo tienes que creer tan sinceramente que solo así es cómo vas a poder llegar.

Así que por favor −y se los voy a repetir antes de terminar con esta platica− eso es lo más importante que tienen que recordar: que siempre, no importa lo que pase, tienen que creer tan honestamente de corazón, que van a poder hacerlo.

Yo continué con el resto de mi vida con esa meta en mente. Desde los siete años yo decidí que eso es lo que quería hacer y así continué; seguí estudiando, seguí aprendiendo; si en la escuela no me estaban enseñando lo suficiente de lo que yo quería estudiar, cosas relacionadas con el espacio, de ingeniería, de matemáticas, yo lo buscaba por mi cuenta, yo le preguntaba a mis maestros que si me podían dar más libros, que si me podían dar más tarea y cuando no me daban la tarea suficiente para lo que yo quería aprender, yo iba a mi computadora y yo buscaba clases en línea y yo las tomaba solita.

Y, de hecho, hasta eso no era suficiente y yo escribía mis propias tareas y escribía mis propias cosas, me salía con mis pedacitos de papel, me ponía a ver las estrellas y trataba de crear mapas de las estrellas, “esta es una estrella, esta es una constelación, este es un planeta”. Yo trataba de imaginarme a mí, como esos científicos que por primera vez lograron crear estos símbolos en el cielo y crear los nombres de estas constelaciones o definir, este es un planeta, pero esta es una luna. Así que yo me los imaginaba y yo quería ser así, yo quería ser como ellos.

Así que así era, así continué yo de muy niña, mi familia emigró a los Estados Unidos, tenía siete años y fue muy difícil para mí, porque yo no hablaba nada de inglés y lo más importante para mí −como les decía− era aprender y yo no podía en ese momento imaginarme algo peor que estar sentada en un salón donde no entiendes ni una palabra de lo que nadie te está diciendo, para nada, y tener que sentarte ahí por cinco horas sin saberlo que está pasando. Así que fue muy importante para mí, aprender.

Después de un año ya estaba leyendo libros en inglés; después de dos, ya estaba escribiendo perfectamente el inglés; y después de tres, ya estaba hablándolo perfectamente, escribiéndolo, leyéndolo sin acento, gracias al enfoque y determinación que tuve desde niña.

Así que, después de eso decidí que el siguiente paso sería mi carrera: ¿qué es lo que voy a estudiar?, ¿qué es lo que una persona estudia cuando quiere ir al espacio? Y me puse a investigar a los astronautas que han existido, ¿qué es lo que estudiaron? ¿qué es lo que hicieron? ¿cómo se prepararon? ¿cómo llegaron ahí?

Y, para mí, algo que siempre me ha interesado es lo difícil; lo que no podía entender muy fácilmente como niña, y eran dos cosas, porque existen dos cosas que son muy difíciles para muchos –bueno para todos– de entender: número uno, entender el Espacio Exterior, la Física, la Astrofísica; número dos, la Electricidad.

Y, yo no sabía cómo era posible, que cuando vas a un campo, y estás viendo un campo, que de este campo, nosotros como humanos, sacamos todo el material necesario para crear una computadora, para crear un celular.

Así, cuando te pones a ver un paisaje, tenemos que ponernos a pensar en eso, de que, de ese paisaje tan hermoso, pero que es tan lleno de naturaleza, hemos creado todo el mundo que tenemos aquí, y eso me fascinaba mucho.

Así que eso decidí estudiar, yo decidí que quería estudiar Ingeniería, relacionada con la Electricidad, porque yo quería construir naves espaciales. Sabemos que las naves espaciales necesitan electricidad, así que yo decidí, eso es lo que voy a hacer.,

Me decían: “no tienes ni la más mínima probabilidad de llegar ahí” y yo decía: “no me importa lo que tú me digas, es lo que yo quiero hacer, voy a elegir esta carrera, voy a trabajar para la NASA y voy a construir naves espaciales”, y lo hice.

Así que, por favor, siempre recuerden que las palabras más importantes son las que ustedes dicen, pero no nada más las que ustedes dicen, las que ustedes se dicen a sí mismas. Cuando alguien te dice algo, cuando alguien te dice que no puedes, que no vas a poder, que es muy difícil, que no es para es ti, que no es para niñas, que no es para mujeres, que no es para personas como tú; tú tienes una opción, ¿vas a hacerles caso? ¿vas a escuchar?, vas a decir −ajá, no− vas a decir: “Bueno, ok, está bien, entonces no es para mí”, o no.

Y claro que sí, esa es la respuesta indicada, no. Porque existe mucha gente que te va a decir eso, por toda tu vida vas a tener que pasar por situaciones donde las personas te están diciendo que no puedes, que no vas a poder, que no es para ti, eso yo he escuchado toda la vida, pero lo más importante que he podido hacer… y yo doy mucho las gracias a todas las personas que me han ayudado, claro que sí, pero también, yo doy muchas las gracias… me doy mucho las gracias a mí misma, ¿por qué? Porque yo escuchaba todo eso, yo sentía todo eso, yo sentía que no me querían ahí, yo sentía que mis compañeros pensaban y sentían que yo no debería estar ahí, que yo no merecía estar ahí.

Mis maestros y profesores, a veces, en la universidad, me decían con palabras muy directas, palabras muy honestas, que esas carreras no eran para mujeres y que las mujeres no deberían estar ahí; me decían que yo estaba desperdiciando un lugar, de un hombre, que sí se lo merecía.

Pero yo sabía quién era, yo sé quién soy, yo sé qué es lo que quiero hacer, yo sé cómo quiero continuar y yo sé que esto es lo que me gusta. Así que eso fue lo más importante y la razón por la que yo todos los días me doy las gracias a mí misma por esa fuerza que tuve desde niña, porque desde niña me decían esas palabras, y desde niña tenemos que ser muy fuertes y tenemos que entender quién somos y qué es lo que queremos.

Y, lo más importante, cuando quieres algo, es seguir adelante, no vas a llegar de un día para el otro. Yo no llegué de ser una niña de 7 años que dijo “yo voy a ir al espacio”, así de la nada, a ir al espacio. Son pasitos, tenemos que tomar pasitos, pasito, pasito, hasta llegar a esa meta, pero llegarán, llegarán, dando esos pasitos es una de las cosas más importantes.

Y también, pues claro que existen los obstáculos, claro que es difícil, claro que ha sido difícil para mí. Yo no tenía el dinero para ir a la escuela; lo que más quería en todo el mundo era estudiar, era ir a la universidad, pero yo no tenía el dinero para hacerlo. Así que yo decidí continuar, porque no tenía otra opción, yo decidí seguir adelante, seguir estudiando, aunque yo no sabía cómo iba a llegar a la universidad.

Dos semanas antes de que se suponía que yo ya iba a graduarme para continuar a la universidad, fue cuando me otorgaron dos becas completas para estudiar la universidad, pero antes de eso yo no sabía lo que iba a hacer, yo estaba ya a punto de graduarme sin saber cómo iba a llegar, pero yo sabía que iba a llegar. Así que eso también es algo que es muy importante, no importa si no tienes el camino claro, no importa si no sabes exactamente cómo vas a llegar, pero tienes que seguir continuando y tienes que seguir intentando y eventualmente las cosas se arreglan.

Eso es lo que ha pasado conmigo toda la vida, porque la verdad es que todo lo que he hecho, yo no he tenido el plan así tan perfecto, yo he dicho: “quiero llegar aquí, no sé cómo le voy a hacer, pero pues voy a tratar de acercarme un poquito más y un poquito más”. Hasta que eventualmente llegas y tus metas cambian.

Cuando me dieron la noticia de que me habían seleccionado a mí para esta misión, es algo muy raro porque pasas de tener toda la vida diciendo que pues este es tu sueño, a una realidad; y esa realidad es muy difícil para nuestras mentes de entender.

Yo me acuerdo de que me despertaba en las mañanas y no me acordaba de mi realidad, yo no me acordaba de lo que había pasado y como que empezaban a regresar las memorias cada mañana, pasé, así como dos semanas y decía: “Ay, qué bonito sueño, algún día, algún día va a ser la realidad”. Y abría mi teléfono y empezaba a ver cosas y empezaba a recordar de que, “no, sí es cierto, sí está sucediendo, sí voy a ir yo al espacio”.

Pero es algo muy difícil, hasta para nosotros que estamos trabajando tan seriamente en eso, todavía es algo muy difícil de entender. Y cuando llegó finalmente el día de mi misión, muchas personas me han preguntado –creo que es una de las preguntas más comunes- “¿Tenías miedo? Y ustedes que creen, ¿creen que tenía miedo para mi misión al espacio?

¿No?, les voy a decir un secreto, tenía mucho miedo, muchísimo miedo; antes, pero no porque tengamos miedo quiere decir que no lo vamos a hacer. Porque esto es algo muy grande, muy importante y el miedo es normal. El miedo es muy humano, todos somos normales, todos somos humanos, nadie somos perfectos y nos va a pasar. Te vas a poner nerviosa, te va a dar miedo, pero igual lo tienes que hacer, hazlo con miedo, está bien.

El día de mi misión, la realidad es que ese día me sentía muy calmada, muy relajada; ya me había pasado todo ese miedo, todas las emociones y sentía que estaba ya, yo, lista.

Estas sentado ahí, te quedan como 30 minutos antes de que puedas salir del planeta y estaba lista, así que, lo único que podía hacer era sentarme ahí, con mi sonrisa porque estaba, obviamente bien emocionada y esperar. Y esperamos 34 minutos −creo−, que los pasé ahí sentada y luego llega el lanzamiento; y todavía tengo esa memoria del lanzamiento cuando sentí… bueno primero antes que eso, cuando quiten las escaleras y de ahí ya no puedes cambiar nada, de ahí ya no puedes decidir que no vas, ahí ya no puedes hacer nada, quedan dos minutos, antes de los dos minutos todavía puedes decir: “saben que, sáquenme de aquí” y no pasa nada; cuando quedan dos minutos ya no, ya estás ahí y pues amárrate porque te vas al espacio.

Así que… lo bueno que ninguno de nosotros cambió nuestra opinión, todos estábamos muy listos, muy preparados, pero claro que sí estábamos ahí como que viendo el reloj, porque todavía estábamos a tiempo de que alguien dijera que no, y cuando llegaron los dos minutos, nada más nos volteamos a ver todos, y dijimos: “nos vamos, nos vamos”.

Cuando sucede el lanzamiento, empiezas a sentir las vibraciones, en las ventanas de alrededor, empiezas a ver el color de la reacción química, que, en unos segundos, está a punto de llevarte al espacio, y se ve anaranjado por todas las ventanas y se ve todo el desierto, la ventana es enorme, como de este tamaño y la tienes aquí al ladito de tu asiento y luego subes.

Y eso fue algo tan bonito, porque pues muchas personas, cuando han volado o han viajado en un avión, viajan así, pero aquí estamos viajando así y eso es muy diferente, porque estás viendo lo mismo, pero lo estás viendo de una perspectiva diferente cada vez.

Y algo de lo más bonito de lo que me acuerdo y una memoria mía de esta experiencia favorita, es ver cómo cambiaba de color el cielo, porque cuando vas subiendo, vas viendo el cielo azul, es de día, el cielo azul, el color tan hermoso que todos nosotros conocemos del cielo −sí, volteen, ese cielo azul− y luego, cuando subes un poquito más, la parte de arriba, tú ves que a tu alrededor está el cielo azul, pero arriba se ve como si fuera un círculo y ese círculo, parece como si fuera un portal y se ve como si fuera el cielo en la noche, el cielo oscuro y esa diferencia, es de lo más bonito que he visto en toda mi vida: ver el cielo azul a tu alrededor y ese círculo oscuro arriba.

Y yo pensé que ese círculo oscuro azul, iba a lentamente a empezar a bajar y a oscurecer el cielo −eso es lo que pensé yo − imaginaba que eso es lo que iba a suceder cuando uno sale del planeta, pero no, de hecho, estás viendo esa imagen y segundos después, ya estás en el espacio, ni siquiera te das cuenta de la diferencia, es algo así, tan rápido y es una sensación tan increíble, porque miren, pasan unas cosas: estás en tu cohete, la cápsula está arriba del cohete, el cohete y la cápsula se separan, en ese momento en que el cohete y la cápsula se separan, el cohete regresa y aterriza otra vez en la tierra y la cápsula sale y se queda en el espacio.

Pero en estos momentos, es la primera vez −que, bueno− se acaba de separar tu cápsula, que es algo muy impactante, es un sonido bien fuerte, como que te avienta y estas así, tratando de entender qué es lo que acaba de pasar, cuando de repente tú ya no estas sentada en tu asiento, estás en tu asiento y estás con tu cinturón, pero estas flotando.

Y tu mente, no sabe qué hacer con esa información, ¿por qué? Nosotros desde niños, estamos coleccionando memorias y experiencias, desde que nacemos, y así es como nuestras mentes saben qué hacer cuando algo nos sucede, como por ejemplo, cuando te pegas con algo y te duele, tu mente inmediatamente reacciona y te quita de ahí; si te quemas con algo, tu mente inmediatamente hace que tu mano te quite de ahí para que no te vayas a lastimar, estas son experiencias que tu mente, tu cerebo ha coleccionado a lo largo de tu vida para ayudarte a reaccionar, sin que tú tengas que pensar en qué es lo que vas a hacer.

Pero una experiencia como estar en la microgravedad, tu mente no sabe qué hacer con eso, porque nunca ha tenido esa experiencia; así que no reacciona, no sabe qué hacer, puedes intentar hace cosas y no te salen, yo veía que estaba bien, mis ojos están funcionando perfectamente, yo veo, esta es mi silla, estas son mis ventanas, esto es arriba, esto es abajo a como lo conocemos aquí en la Tierra, pero mi mente me estaba diciendo que todo, absolutamente todo, estaba al revés, y no era cierto, yo podía ver que no era cierto, pero no podía hacer nada porque mi mente me estaba diciendo: “esto está mal, todo está al revés”. Y eso fue algo tan raro para mí, pasaron como 15 segundo antes de que mi mente reaccionara y finalmente dijera: “ok, no, ya entendí, estas flotando, no sé por qué, pero estás bien” y ya después de eso es cuando puedes quitarte tu cinturón y empezar a flotar en el espacio y esa es una experiencia increíble.

Gracias.

Yo pensaba que la microgravedad iba a ser más difícil, pero la realidad es que, pues hasta con entrenamientos aquí en la Tierra es suficiente para saber qué es lo que vas a hacer. La fuerza necesaria para moverte en el Espacio, es la fuerza que tienes en dos dedos, quiere decir que si yo con dos dedos le hago así, así, yo ya subo en el espacio, es lo único que necesitas, porque si yo hago más que eso, voy a salir muy rápido y me voy a pegar, es una de las cosas más importantes, cuando estas en el espacio, flotando, no puedes hacer así como cuando estas nadando, no es irte a ningún lado, porque cuando estás nadando haces eso porque te mueves con el agua, usas el agua para moverte, pero en el espacio no tienes eso, no tienes esos objetos para moverte, tienes que utilizar las cosas que están a tu alrededor, como… tienes que agarrarte de cosas, como, por ejemplo, si yo quiero irme para enfrente lo que haría es esto, o esto y así es como te mueves ahí.

Pero lo más bonito de toda esta experiencia y lo que le quiero dejar a todos hoy es lo que vi: el planeta, que, primero que nada, es redondo porque ya lo vi, yo con mis propios ojos lo vi y es lo más bonito que he visto en toda mi vida.

Yo pensaba, como niña, que el cielo en la noche, las estrellas, la luna era lo más bonito que podía ver, y ahora, después de tener esta experiencia y después de haber visto el planeta Tierra, nuestro planeta, les puedo decir con el 100 por ciento que es lo más hermoso que un humano puede ver en su vida.

Se ve todo y se ve en tres dimensiones que es lo más bonito y, he tratado de imaginarme cómo explicar eso porque cuando lo vemos en una foto, en un video se ve en dos dimensiones, se ve como si todo lo que ves en esa imagen estuviera en el mismo nivel; pero en el espacio se puede ver la diferencia, se puede ver que el desierto está aquí, la tierra está aquí, las montañas están aquí y puedes ver lo alta que están y se ven las sombras y ves las nubes que están aquí más arriba y como se mueven, y ves la atmósfera que está acá.

Esa es la diferencia que puedes ver, que hasta sientes que puedes meter la mano y tocarlas, pasar por las nubes, pasar por la atmósfera, tocar las montañas es algo tan increíble que, de hecho, me ha cambiado mucho mi forma de ver las fotos. Cuando vemos fotos de planetas como Marte, como Júpiter y trato de imaginarme cómo se vería en la vida real, después de haber visto a nuestro planeta y como se veía, así, en sus tres dimensiones tan hermoso, tan perfecto; y, no puedes pensar en nada, en absolutamente nada, estás viéndolo y lo único que quieres es recordar, es memorizarte todo para que puedas tener esa imagen por el resto de tu vida porque, es algo que me ha cambiado la vida por completo, me ha cambiado la perspectiva por completo.

Yo siempre he sido una persona muy enfocada, muy dedicada a mi carrera; y yo siempre sentía que mi carrera era algo de lo más importante en mi vida, yo quería ser una mujer exitosa, tener una gran carrera y la verdad es que, si me importaba muchas cosas como los reconocimientos, tener cada vez mejores proyectos, estar cada vez más alto en posición en el trabajo.

Pero después de esta experiencia entendí algo, cuando estas en el espacio y estás viendo al planeta, no estás pensando en un trabajo, no estás pensando en la tecnología, en celulares, en carros, en computadoras, en las ciudades, no piensas en nada de eso, iensas en las personas, en la humanidad, estaba pensando en mis perritos, en lo seres aquí en la Tierra, esto es lo que más me importaba.

Así que después de regresar yo siento que me ha cambiado por completo, porque yo quiero ser una persona, no conocida por todos los reconocimientos y… eso ya no me importa, yo quiero ser una persona que ayuda, una persona que cambia las vidas de las personas y que inspira, que motiva y que ayuda especialmente a las niñas que eran, como yo era en esa edad, a llegar a que también logren todo lo que quieren hacer.

Así que esa es mi nueva meta en esta vida, aparte de regresar al espacio −porque pues esa es una meta personal− pero ahora quiero dedicarme a ustedes, quiero dedicarme a ayudarlas.

Gracias.

Yo quiero dedicarme a ayudarlas a todas ustedes, a cada una de ustedes, a que lleguen a ser lo que quieren ser. Como mujeres somos muy fuertes, somos muy inteligentes, podemos hacer lo que queramos hacer y yo quiero que todas, cada una de ustedes, sepa que puede llegar a donde quieran llegar. Si quieren llegar al espacio, pueden llegar al espacio, claro que pueden.

Así que, por favor, antes de terminar, les repito las palabras, cada que piensen en algo que quieren hacer, no vayan a decir: “quiero esto”.

Van a decir: “Yo voy a hacerlo”.

Muchas gracias.