Mensaje de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, durante ceremonia de conmemoración del Aniversario Luctuoso de Josefa Ortiz de Domínguez

Publicado el 02 Marzo 2022

JEFA DE GOBIERNO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO (CSP): Muchas gracias, Beatriz, por tus palabras; muchas gracias, Alejandra, por estar aquí siempre, nuestra gran secretaria de Cultura, que ha desempeñado un gran papel y con quien tenemos muchos proyectos en común; nuestra secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, no solamente amiga, sino una mujer capaz que está al frente de la seguridad y la paz de nuestro país, muchas gracias Rosa Icela, por todo el trabajo que desempeñas.

Marcela Fuente Castillo, secretaria de la Mesa Directiva, una joven diputada que, también las jóvenes desempeñan un gran papel en este proceso de Transformación; a la magistrada Adriana Canales, también, muchas gracias; a nuestra compañera, que también desempeña un gran papel al frente de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, Ernestina, muchas gracias por todo tu trabajo en favor de las mujeres y de la Justicia en esta ciudad.

Y, a mis compañeras de Gabinete, Claudia e Ingrid; y, por supuesto, a todas nuestras compañeras diputadas, que están aquí presentes, Federales, Locales, y muchas otras compañeras que se encuentran con nosotros el día de hoy.

El día de hoy nos congrega, en este Paseo de las Heroínas que, me siento muy orgullosa de que por primera vez haya mujeres que representan la historia de nuestra Patria en Paseo de la Reforma; aquí, frente a Josefa Ortiz de Domínguez, en este Paseo de las Heroínas, celebramos, conmemoramos el 193 Aniversario Luctuoso de Doña Josefa Ortiz Téllez-Girón.

Ciertamente, coincido con Beatriz en que, llevar el nombre de una pareja que uno tiene el enorme placer o gratitud de representar, es muy importante; pero también es importante llevar el nombre propio; así que, Doña Josefa Ortiz Téllez-Girón, independentista, que pasó a la historia como “La Corregidora”, por ser esposa del Corregidor, Miguel Domínguez.

Doña Josefa era madre de 14 hijos, de los cuales le sobrevivieron los tres primeros varones y siete mujeres; fue criada por su hermana mayor, María Sotera, a la muerte de sus padres –su madre y su padre–; y, llegó de Valladolid, hoy Morelia, y tuvo el privilegio de ser alumna del Colegio de San Ignacio, de las Vizcaínas, en donde conoció al que sería su esposo, el joven abogado, viudo con dos hijos, Miguel Domínguez.

Mientras cuidaba de sus hijos, como muchas de nosotras, como la gran mayoría de las mujeres, también se integró de forma natural y relevante a la vida de tertulias de su esposo, que había sido enviado –su esposo– como Corregidor a Querétaro, enviado por el Virrey.

El importante papel que desempeñó Josefa, como anfitriona de esas reuniones –imagínense ustedes: siglo XIX, anfitriona, Josefa, de las reuniones de tertulia donde participaba el cura Hidalgo, entre otros, como distinguidos militares, como los Aldama y Abasolo y otros muchos– le llevaron a expresar su descontento ante la invasión y anexión de España por parte de Napoleón, la táctica de destitución de Carlos IV y su hijo Fernando VII y la imposición de José Bonaparte como Rey de España.

Esto, como ya sabemos, en la historia, el origen de la Independencia, propició un movimiento contrario a tales acciones y el deseo de defender España del invasor francés; esos procesos animaron las reuniones veraniegas de 1810.

La delación y oportuna advertencia que logró hacer llegar a Hidalgo, Doña Josefa, encerrada por su marido para evitar la aprensión, fue fundamental. Los hechos son de todos conocidos, pero vale la pena recordarlos, por lo menos como lo cuenta la historia.

La oportunidad del mensaje, producto de la audacia de la Corregidora, detonó el inicio de nuestra Independencia a costa de su propia libertad. Se cuenta que los rebeldes estaban listos para levantarse en armas hasta el 1 de octubre de 1810; sin embargo, el 13 de septiembre fueron descubiertos por un infiltrado que informó a las autoridades del Virreinato de las actividades del Grupo Literario de Querétaro.

El Corregidor, Miguel Domínguez, fue obligado a conducir un cateo en las casas de la ciudad con el propósito de capturar a los líderes insurgentes. Para protegerla, encerró a su esposa en un cuarto bajo llave; no obstante lo anterior –hay que solo imaginarlo–, Josefa Ortiz de Domínguez pudo advertir al cura Hidalgo, a Juan Aldama e Ignacio Aldama, haciendo sonar uno de sus zapatos contra el suelo.

El alcalde Ignacio Pérez escuchó el llamado y, bajo mandato de ella, advirtió al cura del pueblo de Dolores en Guanajuato que la conspiración había sido descubierta, razón por la cual el pueblo se levantó en el ya conocido 16 de septiembre de 1810, con lo que inició la Guerra de Independencia.

Fundamental el papel de Doña Josefa, ¿qué hubiera sucedido si no hubiera habido este aviso de Doña Josefa Ortiz de Domínguez al cura Hidalgo, diciendo que ya habían sido delatados y que era indispensable adelantar el Grito de Independencia?

Como consecuencia directa del Grito de Dolores, a don Miguel Domínguez se le destituyó y encarceló. Josefa, junto con sus hijos, fueron recluidos en el Convento queretano de Santa Clara y posteriormente, desterrados del Corregimiento hacia la Ciudad de México; se les recluyó, primeramente, en el Convento de Santa Teresa la Antigua y, poco después, al de Santa Catalina de Siena, a donde permaneció tres años acompañada de las más pequeñas de sus hijas.

La causa Independentista triunfó y Josefa rechazó siempre, tajantemente, la invitación de Iturbide a ser Primera Dama de la Corte Imperial; ella prefirió la sencillez de su vida sin cargos y reconocimientos, y así prefirió morir lejos de las simulaciones y las traiciones propiciadas por ambiciones alejadas de los principios libertarios, igualitarios y de fraternidad que la formaron desde joven; una mujer ejemplar.

Por llevar el nombre “de Domínguez”, la historia ha parecido establecer que su virtud fue dar información por estar en un lugar determinado y por ser solamente “esposa de”, que quizá hubiera sido suficiente; pero Josefa fue una mujer valiente, que supo poner su vida por la Independencia, que arriesgo a sus hijos, a sus hijas por la construcción de una Nación libre, por creer en sus principios y en sus causas.

Mujeres como ella, nos animan, nos dan valentía, nos recuerdan a todas las niñas, a todas las jóvenes que la lucha por la Justicia y la Dignidad del Pueblo de México pasa por el reconocimiento de ser mujeres y luchar por nuestros Derechos, pero sin olvidar, jamás, que la Soberanía del Pueblo de México, su Independencia y la Justicia son parte esencial y sustantiva de esta lucha.

Muchas gracias, Josefa Ortiz de Domínguez, por tu por tus enseñanzas; tu valentía, Josefa, por ella, te rendimos tributo, honor y admiración eterna.

¡Que viva Josefa Ortiz de Domínguez!

SECRETARIA DE CULTURA DEL GOBIERNO DE MÉXICO, ALEJANDRA FRAUSTO GUERRERO (AFG): Muchas gracias; estoy muy honrada de estar, en esta mañana, con ustedes.

Querida Jefa de Gobierno, muchas gracias por la invitación; doctora Beatriz Gutiérrez Müller, que siempre ha puesto énfasis y claridad en todos aquellos momentos, circunstancias y personajes borrados de la historia y, cómo ahora ocupan un lugar fundamental en la principal avenida de nuestra Nación, que es Paseo de la Reforma; gracias, querida Beatriz, por ello.

Quien nos cuida, a toda esta Nación, con enorme claridad, con una responsabilidad única: la primera secretaria de Seguridad Ciudadana: querida Rosa Icela, muchas gracias, secretaria, por también, convocarnos.

Legisladoras, servidoras públicas, quien está al frente del Tribunal; por supuesto, la fiscal de esta ciudad, Ernestina Godoy; a todas ustedes con quien compartimos este presídium; a todas ustedes que nos acompañan este día; y, a todas estas mujeres que van tomando un lugar protagónico en el Paseo de la Reforma, también.

Es un privilegio estar rodeada de mujeres tan valientes, con amor por el servicio público, con la misión de servir al país; pero, sobre todo, con causa, con ideales, como los que tuvo a quien hoy recordamos; si bien es su aniversario luctuoso, yo, con todo propósito, no quise venir de luto, sino a celebrar su vida, a celebrar lo que nos legó: una mujer que, apenas ahora, que estamos a unos días del Día Internacional de la Mujer, reconocemos como una figura fundamental que ayudó a construir nuestra Patria: Doña Josefa Ortiz Téllez-Girón.

Fue una mujer íntegra, tenaz, que desde muy joven dio muestras de carácter fuerte, autónomo, decidido, que la distinguiría hasta su muerte; es todavía un ejemplo de una vida comprometida en favor de las mejores causas del pueblo mexicano, de la Libertad, de la Justicia, de la Igualdad y de la preocupación por aquellos que no tenían nada.

Nunca se olvidará la frase que quedó para la historia y que dijo al ser capturada: “¿Tantos soldados para custodiar a una pobre mujer? Pero yo, con mi sangre, les formaré un patrimonio a mis hijos”. Y todos nos sentimos hijas, hijos, de esta extraordinaria mujer.

Hay un cuadro, que se puede ver ahora en la Grandeza de México, un cuadro que es muy emblemático en donde un medallón –pintado apenas unos años después de la muerte de Josefa Ortiz de Domínguez– retrata a, justamente, Héroes de la Independencia.

Estos héroes, este medallón, este cuadro, que es parte de esta exposición que invitamos a ver, está en el Museo Nacional de Antropología en este momento, y en él se retrata a Morelos, a Hidalgo, a Guerrero, a Matamoros, a Allende, a Bravo y a Doña Josefa.

¿Cuántas más mujeres estuvieron en esas luchas y no están plasmadas en documentos, en obras de arte? Y ella representa a todas esas luchas, a todas esas luchas que nos llevan a la Transformación que estamos viviendo en este momento.

Y, es importante conocer, no solamente a esta mujer de bronce, sino conocer al personaje y sus matices, un rostro más humano de esa heroína y sus motivaciones, las que la llevaron a involucrarse muy activamente en la transformación política más importante de su tiempo.

Josefa Ortiz fue mucho más que la matrona adusta que, con tres golpes de tacón, dio la alerta que haría estallar la guerra por la Independencia; es una de las figuras emblemáticas de la Independencia quien, junto con numerosas mujeres, contribuyó con sus ideas, acciones y valioso apoyo material a la causa Insurgente.

Celebro y agradezco ser parte del Gobierno de la República; ser parte del primer Gabinete paritario que instruyó, desde su primer momento en la creación de esta Cuarta Transformación, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Somos herederas… sí, un aplauso para él. Nosotras somos herederas; y agradecemos, también, a quienes nos abrieron camino en otras generaciones; a quienes nos abrieron brecha, a las generaciones que hicieron posible que nosotras estemos hoy, aquí; a esta visión clara de que no hay que dejar a nadie atrás, esta es una forma de transformar.

Termino con las palabras de Celerina Patricia Sánchez Santiago, poeta tu'un savi, el tu'un savi es el mixteco, que es la lengua del Pueblo de la Lluvia.

“Con mis pies descalzos he recorrido el camino de los ancestros donde las abuelas caminaron con pasos firmes y contundentes bajo el sol de muchas primaveras –como esta– para no morir aquí estoy con mi tenate de palabra con un canto a su historia y su memoria las palabras son fuerza/valor/camino y van tejiendo nuestro ser palabras que construyen mundos”.

Debemos agradecer a quienes nos abrieron camino.

¡Que viva Josefa Ortiz Téllez-Girón, Josefa Ortiz de Domínguez!

¡Que vivan las mujeres que hacen Patria día a día! ¡Que viva su fuerza y su diversidad!

Gracias.

SECRETARIA DE SEGURIDAD Y PROTECCIÓN CIUDADANA DEL GOBIERNO DE MÉXICO, ROSA ICELA RODRÍGUEZ VELÁZQUEZ (RIRV): Muy buenos días tengan todas y todos ustedes.

Saludo con mucho gusto a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, la doctora Claudia Sheinbaum; así como a la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, escritora, investigadora y Presidenta Honoraria del Consejo Asesor de la Coordinación de la Memoria Histórica y Cultural de México.

A mis compañeras: a la secretaria de Cultura Federal, Alejandra Frausto; a la fiscal general de la Ciudad de México, Ernestina Godoy; a las secretarias, de Cultura de la Ciudad, Claudia Curiel; y de las Mujeres, secretaria de las Mujeres, Ingrid Gómez; a nuestra compañera magistrada del Tribunal Superior; saludo a la diputada Marcela Fuente, también secretaria del Congreso de la Ciudad de México; y a la magistrada Adriana Canales, con mucho gusto.

Es un honor para mí poder participar en la Conmemoración del Aniversario Luctuoso de Josefa Ortiz de Domínguez, al lado de mujeres tan destacadas como lo son todas y todos ustedes.

A lo largo de la historia de México, se han vivido distintos periodos de transformación en los que la participación de las mujeres ha sido decisiva. En la Independencia, con mujeres como Josefa Ortiz; en la Reforma, con mujeres como Margarita Maza; y, en la Revolución de 1910, con mujeres como “las Adelitas”.

Josefa, Benemérita de la Patria, es un ejemplo claro de cómo la visión, inteligencia y capacidad de construir alianzas de una mujer puede lograr cambios profundos que impactan a toda una Nación.

Por su origen, ella experimentó en carne propia el racismo y la discriminación, aun así, se inclinó por los Derechos de las mayorías y se identificó con las ideas revolucionarias de la época; su papel en la conspiración que daría pie a la lucha independentista fue fundamental para el inicio de la que se convertiría en la primera de las Cuatro Grandes Transformaciones del país.

Su carácter y convicciones son los mismos que vemos ahora en muchas mujeres que han empujado un cambio por muchos años, un cambio en nuestra Nación, y que hoy ven en este gobierno encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, la esperanza de un México más justo, más libre y más igualitario.

Conmemorar un aniversario más nos permite recordar que esa valentía y lucha por la igualdad prevalece hasta la fecha. Muchas mujeres, desde distintos ámbitos, siguen aportando para que haya cambios profundos en nuestro país como científicas, maestras, legisladoras, obreras, campesinas, empresarias, maestras.

Hoy, por ejemplo, tenemos a una Jefa de Gobierno en la Ciudad de México, una mujer de lucha con convicciones claras dedicadas a mejorar las condiciones de vida de las y los habitantes de la capital del país.

Cito a la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, mujer inteligente y sensible, que dice que: “En México no hay mujeres de primera ni de segunda”; ella misma fue congruente al rechazar el título clasista de Primera Dama.

Somos millones de mexicanas que servimos a México desde distintos enfoques y que estamos trabajando para que se haga realidad la Transformación que el país necesita, cambios de raíz en beneficio de la población.

Toda la lucha anterior nos da pie a que, en estos tiempos, muchas de las decisiones estratégicas de nuestro país sean tomadas por mujeres como en materia energética, en materia cultural, en materia jurídica, educativa, ambiental, social, laboral, financiera y de seguridad.

A 193 años de su fallecimiento, Josefa Ortiz de Domínguez sigue siendo una referente para las mujeres de hoy; nos toca honrar su legado, nos toca continuar su lucha por la Justicia y la Igualdad; y, también, en los tiempos de hoy, combatir de frente contra la impunidad y contra la corrupción.

Muchas gracias, hoy, por la invitación al Gobierno de la Ciudad y, muchas gracias a todos los que participan hoy, a todas las mujeres que hacen que este país tenga más Igualdad cada día en esa lucha contra la impunidad y la corrupción.

Gracias.

PRESIDENTA DEL CONSEJO HONORARIO DE MEMORIA HISTÓRICA Y CULTURAL DE MÉXICO, BEATRIZ GUTIÉRREZ MÜLLER (BGM): Saludo con mucho gusto a nuestra Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; a las autoridades locales, representantes del Congreso Federal, Congreso Local, del Poder Ejecutivo Federal, a invitados, invitadas, medios comunicación; muy buenos días.

Este es un día donde conmemoramos 193 años del fallecimiento de Josefa Ortiz “de Domínguez”; y, enfatizo “de Domínguez” porque su esposo, el Corregidor, era quien le dio el lugar histórico, como ocurría en los siglos pasados.

Hoy en día se puede nombrar a una mujer sin necesidad de marcar su apéndice matrimonial o conyugal, y esto también es un logro, las mujeres hemos ido demostrando –desde hace, ya, un buen tiempo– que, más allá de nuestras relaciones personales, familiares, o de alguna otra representación, somos y valemos por lo que hacemos, decimos o, incluso, por lo que callamos.

Josefa Ortiz de Domínguez tuvo la fortuna, el privilegio que no dejó escapar, de ser partícipe de un alzamiento independentista por el cual, hoy, México es una Nación libre y soberana. La participación de mujeres que ella encarna en esas batallas del Siglo XIX no reduce la participación de la mujer a un solo nombre; ella representa a miles de mujeres que, desde el Siglo XIX y hasta el día de hoy, han estado luchando de manera pública o privada porque todos y todas tengamos un México mejor.

Los aportes de Doña Josefa han sido tan relevantes que, gracias a su lucha y a su nombre, hoy en día, muchas mujeres –como las que están aquí– pueden ostentar cargos públicos o ser invitadas a participar en gobiernos plurales y democráticos.

Gracias a mujeres como Josefa Ortiz de Domínguez y otras, cuyos nombres ignoramos y por más que busquemos, quizá, no sepamos sus nombres, hoy podemos estar aquí también otro tipo de mujeres que no tenemos un cargo ni ninguna representación ni tampoco la pretendemos, pero que estamos dignamente participando en la nueva República Democrática y de Derecho por la que hemos soñado desde el Siglo XIX.

A mucha honra pueden decir que yo soy Beatriz Gutiérrez de López Obrador, a mucha honra; si me dicen solo por mi nombre, también, porque ese es el que me pusieron mis padres. Soy, para ustedes, como lo han escuchado –a lo mejor algunos ni lo escucharon–, soy una servidora de la Nación de la forma más simple y sencilla que he podido hacerlo y, si es posible que lo pueda seguir haciendo, para servir a mi país desde donde me toca: desde mi casa, apoyando comprometidamente a mi esposo con unas grandes responsabilidades para transformar este país.

Y en este mes, en particular, que celebramos el Día de la Mujer, yo encomio a todas las mujeres, incluso que participan anónimamente en la Transformación del país y que, quizá, generaciones y generaciones venideras tampoco conozcan sus nombres, pero todas contribuyen.

Yo quiero decirles hoy, aquí, en el Mes de la Mujer, frente a Doña Josefa, a las autoridades femeninas que han podido arribar a estos cargos, por leyes que nos permiten –a las mujeres– participar, que no las defraudamos, que las mujeres somos tan capaces como los hombres.

No es una contienda, es simplemente generar condiciones de Equidad y de Igualdad, porque somos la mitad del mundo; y que seguiremos apoyando, en mi caso, a nuestros esposos o compañeros o hijos o familiares en la titánica tarea de la Transformación.

No escucharán de mí algo distinto, ya lo he dicho en varias ocasiones, todas las mujeres de México somos iguales; no hay distingos, no hay primeras, no hay segundas, no hay terceras, no hay cuartas, todas somos iguales; la única diferencia es que algunas cumplimos una función distinta, solamente esa es la diferencia.

De ahí en más, yo soy Beatriz, para ustedes, Beatriz Gutiérrez de López Obrador.

Gracias.