Mensaje de la jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, durante el Foro de consulta“Los ejidos y las comunidades agrarias en el 2° piso de la Cuarta Transformación: rescate, defensa, revaloración”
JEFA DE GOBIERNO, CLARA BRUGADA MOLINA (CBM): Buenos días, a todas y todos. Bienvenidos y bienvenidas a la Ciudad de México. Qué bueno que este foro se lleve a cabo en este hermoso museo que está en el corazón de la Ciudad de México. Quiero saludarlos, darles la bienvenida y también saludar al presídium.
Aquí están personas que han luchado históricamente en defensa de la tierra y del ejido. Saludo, por supuesto, al ingeniero Víctor Suárez, procurador agrario y promotor y organizador de este foro; a Jesús Ramírez, coordinador de asesores de la Presidencia y también a la magistrada presidenta del Tribunal Superior Agrario; al director en jefe del Registro Agrario Nacional; así como también a los representantes de los comisariados ejidales, como es María Josefina, presidenta del Comisariado Ejidal de Huipulco; muchas gracias por estar acá, al frente, así como José Luis Brito, presidente de Bienes Comunales de Santiago, Tlacotepec, Toluca, Estado de México, y a las secretarias del Gobierno de la ciudad.
A la representante de SEDATU y a todos los que integran este presídium. Damos la bienvenida a los núcleos agrarios de todo el país; a los ejidatarios, comuneros, a todos los representantes de la organización territorial que tiene este país, y que han dado luchas históricas para garantizar que esta forma de tenencia de la tierra continúe, se apoye y pueda seguir dando frutos.
Este foro justamente es la consulta sobre ejidos y comunidades agrarias, en el segundo piso de la Cuarta Transformación: Rescate, Defensa y Revalorización, en el marco del Plan Nacional de Desarrollo 2025 y 2030.
Así que, nos da mucho gusto que aquí, que muchas veces se piensa que la Ciudad de México solo es lo urbano, y pues no, aquí afortunadamente tenemos el 60 por ciento de nuestro territorio en la ciudad es zona de conservación, con comunidades ejidales y comunales, a quienes les hacemos homenaje el día de hoy y les damos un fuerte aplauso.
Y este evento también es después de un gran evento que hubo el día de ayer en este lugar muy cercano, que es el Zócalo. Es el primer informe que tuvo nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum y celebramos los 100 primeros días de gobierno, y estamos seguros que de manera esperanzadora sabemos que avanzaremos juntas y juntos en este país.
También quiero decirles que si hablamos del papel del ejido y de las comunidades agrarias en México, tenemos que decir que ese papel tiene que ver con una perspectiva de derechos y de justicia social. No puede ser bajo otra perspectiva. Y entonces consideramos que es necesario revertir esa deuda histórica que se tiene con las comunidades rurales, con las comunidades ejidales, con las comunidades del país, pero pues yo hablo de esta ciudad, que han dado la lucha por proteger la zona de conservación desde hace muchos años y quienes sufrieron en carne propia los estragos del neoliberalismo, del corporativismo y de la discriminación.
Y quiero decirles, leerles, lo que dice el artículo 16 de la Constitución Política de esta Ciudad de México, que es reciente esta Constitución. Dice: “las zonas rurales serán protegidas y conservadas como parte de la funcionalidad territorial y el desarrollo de la entidad, promoviendo un aprovechamiento racional y sustentable que permita garantizar el derecho a la tierra, así como a la prosperidad de las personas propietarias y poseedoras originarias”.
Y en esta ciudad existen 41 ejidos reconocidos oficialmente. Y como sabemos, los ejidos son parte de la reivindicación histórica en la distribución de la tierra y como tal, también juegan el papel de salvaguardar estos espacios.
Entonces, el ejido ha sido fundamental para la vida de la generación de muchos campesinos y que debemos fortalecer. Ése es el resultado al que queremos llegar: fortalecer esta forma de tenencia de la tierra para el bienestar, no sólo de las comunidades agrícolas, sino aquí en la Ciudad de México para la viabilidad de las zonas urbanas.
¿Por qué? Porque en la Ciudad de México hoy dependemos de la zona de conservación, de los ejidos, de los bosques, para tener agua y para tener oxígeno. Entonces el respeto, el fortalecimiento del ejido en la Ciudad de México, tiene que ver en esencia con salvar a la Ciudad de México, bajo una visión de sustentabilidad. Así que se convierte en una obligación ética y de sustentabilidad, fortalecer el ejido en la Ciudad de México.
Pienso que, bueno, siempre ha habido tensión entre lo rural y lo urbano, y no debería de ser así. Hoy la ciudad le debe más a lo rural; lo urbano le debe más a lo rural y deberíamos de ruralizar la Ciudad de México. Ése sería uno de los grandes objetivos, que se ve difícil, pero que no, no; o sea, tenemos las condiciones para hacerlo.
Como les decía, en estas zonas de los ejidos y de las comunidades en las zonas de conservación, allí se producen alimentos; allí se produce agua, se produce oxígeno. Tenemos el Bosque de Agua que cubre tres territorios: el Estado de México, Morelos y la Ciudad.
Así que dependemos del agua del subsuelo que tiene esta colonia, Centro de la Ciudad de México, se lo debe al bosque que está en Tlalpan o en Milpa Alta o en Tláhuac o en Xochimilco.
Así que eso es lo que tenemos que reconocer; que la inmensa riqueza natural que tenemos en las zonas ejidales y comunales de la ciudad, pues tenemos que revalorarlas y apoyarlas.
Y aquí en esta ciudad, así como hay grandes avenidas y rascacielos, existe también el bosque mesófilo, o el bosque de pino y encino. La zona de pastizales y de matorrales, existen o coexisten con la industria y la manufactura de la ciudad, y existen también las zonas de chinampas, los grandes campos de cempasúchil y de nopal que tenemos que proteger y promover, y hacer que se conviertan en productivos, cada día más.
Así que sí, hay problemas en los ejidos, lo sabemos. Hay problemas entre las fronteras de los ejidos, o entre las zonas urbanas; conflictos también internos, pero eso no debe de ser factores para hacer a un lado. Al contrario, se debe trabajar para garantizar que el gobierno ayude a resolver y no a generar problemas en los ejidos y comunidades.
Necesitamos mesas, mesas comunitarias. En esta ciudad, al igual que a nivel nacional, decidimos echar a andar planes de justicia para los pueblos originarios. Y lo vamos a hacer, lo vamos a echar a andar, pero aquí en la Ciudad de México se juntan la zona de conservación, la zona ejidal y comunal, con las zonas de los pueblos originarios y la periferia.
Es decir, varias condiciones sociales que debemos de tomar como eje fundamental, hacerles justicia. Es decir, en la Ciudad de México no puede haber una ciudad de primera y una de segunda. En todas partes y rincones de esta ciudad, tenemos que garantizar una ciudad de derechos. Así que ciudad de derechos significa hacer justicia, para que haya suficiente educación, agua. En las zonas ejidales se produce agua, en la zona de conservación, y no tienen en muchas de ellas agua en las llaves. Así que necesitamos garantizar que las periferias dejen de ser sinónimo de abandono; dejen de ser sinónimo de desigualdad. Y necesitamos trabajar intensamente para garantizar los derechos básicos, pero asumiendo las especificidades de las tierras comunales y ejidales.
Ése es el gran objetivo: sin tocar los usos del suelo, tenemos que garantizar que la ciudad tenga derechos para todas y para todos.
Y hoy tenemos a nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum, que ella es una férrea defensora del valor ambiental en los suelos naturales, y con quien vamos a trabajar para hacer justicia, justamente en esta área.
Quiero culminar agradeciendo a los organizadores de este foro, y también agradezco a los participantes, y convoco a que, aquí en la Ciudad de México, generemos las condiciones para hacer las mesas comunitarias que nos garanticen la defensa del territorio, del ejido, la comunidad y la defensa y lucha por los derechos sociales en la Ciudad de México. Vamos a trabajar a favor de ello y de las personas que habitan en estas zonas.
Quiero agradecerles entonces esta tarea de trabajar con los que tienen historia milenaria, con los que son originarios, con los que tienen ejidos y comunidades, y los que son dueños de la tierra en esta ciudad.
Muchísimas gracias.
COORDINADOR DE ASESORES DE LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA Y ENCARGADO DE COORDINAR EL PLAN NACIONAL DE DESARROLLO 2025-2030, JESÚS RAMÍREZ CUEVAS (JRC): Muy buenos días, compañeros del presídium que ya fueron presentados. Es un honor estar compartiendo con ustedes esta mesa, que me parece central del debate nacional, sobre los problemas del país, y sobre los sujetos que harán el cambio.
Pienso que estamos hablando con el corazón de México; lo que ha hecho posible que México siga siendo un país soberano, libre, y que por eso es tan importante este foro de consulta; que no es un foro burocrático o de trámite, porque esto surge de acuerdo al Artículo 26 constitucional, que la planeación del Gobierno debe ser democrática. Ojalá que se aumentara ese artículo de la planeación democrática y se exigiera a los gobiernos de todos los niveles la gobernanza democrática. Así como preguntarle a la gente qué piensa, cómo cree que deban resolverse los problemas, también asimismo, la participación permanente para exigirle a los gobernantes que cumplan con sus compromisos y los objetivos de bienestar social, de libertad, democracia y justicia.
Así que este foro, aunque tiene, digamos, esa obligación del Gobierno de preguntarle a su pueblo cómo resolver los problemas inmediatos y de largo plazo, de acuerdo al criterio, a la experiencia, al conocimiento que tiene la población y los sectores, estamos cumpliendo este requisito. Pero al mismo tiempo, la convicción del Gobierno de Claudia Sheinbaum, como continuidad de los gobiernos de la Cuarta Transformación, de gobernar con el pueblo, para el pueblo y, por supuesto, velando por el interés de los mexicanos y de la Nación.
Así que pensando en qué son los ejidos y las comunidades, dicho de otra manera, son el resultado de nuestra historia de resistencia. Los ejidos son una innovación, una invención jurídica de los mexicanos para darle cabida a los pueblos y comunidades como sujetos colectivos poseedores de la tierra.
Eso es algo único en el mundo y por eso es tan importante discutir el futuro de la mitad del territorio nacional, que está en manos de las comunidades y de los ejidos; de los más de 32 mil 500 ejidos y comunidades, tienen más de 100 mil hectáreas: son propietarios de más de la mitad del país.
Eso es muy importante y creo yo que siendo los sujetos agrarios, los protagonistas de las tres transformaciones anteriores: la Independencia, la Reforma y la Revolución, justo es fundamental, que sean los protagonistas de esta Cuarta Transformación. Porque, como lo dijo la jefa de Gobierno, Clara Brugada, de la ciudad, vivimos del campo; los que vivimos en la ciudad, comemos de ustedes, comemos de los campesinos. Podemos vivir gracias al agua que producen los bosques y las selvas, y eso es gracias también a quienes las cuidan.
Es parte de una lucha en defensa del territorio, en defensa de los derechos del pueblo de México, de las comunidades agrarias, de los pueblos originarios, pero también de la nación en su conjunto, que para tener su soberanía, tiene que defender y proteger su integridad territorial, pero también los derechos de las personas que la habitan.
Así que en este Foro de los Ejidos y Comunidades Agrarias, en el segundo piso de la Cuarta Transformación, por eso se remarca el hecho de buscar el rescate, la defensa y la revalorización. Si México tiene futuro es porque sus comunidades agrarias lo tienen, no más.
Aquí hemos aprendido que los derechos se conquistan, y el derecho a la tierra y al usufructo colectivo. Es una conquista social que debemos seguir defendiendo de la mano del ejemplo del general Emiliano Zapata y el general Francisco Villa. Y por supuesto, también el general Lázaro Cárdenas, que cumplió con su palabra y dio la tierra a muchos campesinos, y firmó la paz con los pueblos originarios.
Creo que es el momento de recuperar la historia, pero también de pensar en el futuro y hemos vivido en los últimos años problemas en el campo, obviamente en la ciudad, como consecuencia por la sequía, por el cambio climático, por la pérdida de cubierta forestal, por la falta de apoyo a la producción del campo, por el abandono a los campesinos y a los indígenas que viven de la tierra. Y por supuesto que esto tiene que revertirse.
Si México quiere seguir siendo una nación libre y soberana, tendrá que tener un campo de personas libres, viviendo dignamente y ejerciendo su soberanía alimentaria; ejerciendo la soberanía popular, que es lo que estamos haciendo ahorita, porque la invitación no es que sólo discutamos qué debe hacer el gobierno en los próximos seis años para resolver los problemas del campo, sino cómo vamos a acompañar ese proceso de cambio, esa transformación.
Entonces no solamente planear democráticamente, sino la necesidad, el compromiso y la obligación de gobernar democráticamente. Pero para que exista un gobierno democrático, tiene que haber una sociedad participativa.
De ahí que es fundamental, y con esto cierro, que también desde los núcleos agrarios, desde los ejidos y las comunidades, integren ese proceso de cambio que está habiendo a nivel nacional, a sus propios reglamentos; que incorporen conceptos como la construcción de una cultura de paz, que es la base fundamental para poder ejercer la libertad, la democracia y la justicia. Sin esa paz no hay producción, no hay convivencia pacífica, no hay condiciones para trabajar juntos.
Entonces es fundamental que reflexionemos sobre que la condición de la construcción de paz, no es solamente la ausencia de violencia, sino es la construcción de una nueva forma de convivir en el núcleo agrario, en la zona rural donde conviven los propietarios de la tierra con los poseedores o los habitantes de grandes poblaciones que no tienen derecho a la tierra, pero que habitan ahí.
Entonces tenemos que buscar objetivos comunes y en lugar de caminos divergentes, tenemos que encontrar objetivos comunes para unir esfuerzos pobladores, y quienes son los propietarios de la tierra, –para– porque si no, no hay futuro de esos territorios; para poder convivir en paz, pero además con proyectos productivos, eficientes, pero también con una visión de sustentabilidad que le den futuro y sobre todo que le devuelvan al campo ese espacio de producción de agua, de producción de oxígeno y de producción de vida que es.
Entonces, creo que de eso se trata este foro, este encuentro. Quienes más saben de sus necesidades; quienes más saben de cómo sacar adelante el campo y los núcleos agrarios, son ustedes mismos. Pero ustedes mismos representan también la posibilidad de futuro de esta sociedad; ustedes no son el pasado del que se quieren desprender los neoliberales, y prácticamente borrar de la historia.
Ustedes son para mí y para el Gobierno de la Cuarta Transformación, la verdadera esencia en nuestro país; nuestro arraigo a la tierra, nuestro arraigo a la cultura de los pueblos originarios, pero también nuestro arraigo a esta historia de lucha y resistencia, que hacen posible que México hoy pueda plantar cara y defender sus derechos frente cualquier amenaza externa.
Muchas gracias. PROCURADOR AGRARIO, VÍCTOR SUÁREZ CARRERA (VSC): Muy buenos días a todos, a todas. Saludo con respeto a quienes nos acompañan en este foro, tanto de manera presencial como remota. Agradezco a nuestra muy querida jefa de Gobierno, nuestra compañera Clara Brugada Molina, que nos acompañe en este importante foro de consulta, desde el corazón político de México, y a la representante de la doctora Edna Vega, que es nuestra titular de SEDATU y que hoy está muy bien representada por la subsecretaria Griselda Martínez, muchas gracias por acompañarnos y presidir este foro de consulta.
Igual que nuestra presidenta magistrada del Tribunal Superior Agrario, del director en jefe del RAN, el director de FIFONAFE; nuestros compañeros, comisariados ejidales y comunales; nuestra compañera secretaria del Medio Ambiente de la Ciudad de México y la coordinadora de Pueblos y Comunidades Indígenas de la Ciudad de México.
En este momento, además de los aquí presentes, quiero decirles que contamos con la participación activa de ejidatarios, comuneros y personal agrario desde las 32 oficinas estatales y 116 residencias de la Procuraduría Agraria en todo el país. Este esfuerzo colectivo, demuestra el compromiso por construir un futuro para el sector agrario mexicano. Este foro marca un cambio histórico: por primera vez los ejidos y comunidades agrarias participan en la construcción del Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030.
No consultamos ahora a los organismos financieros internacionales, como en los gobiernos neoliberales; ahora consultamos al pueblo, porque de ahí emana la legitimidad de nuestro proyecto de nación, encabezado por nuestra Presidenta, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.
Desde 1983, año en que se expidió la Ley de Planeación, nunca se había dado voz a los ejidos y comunidades. Lo que no se nombra, no existe. Y es que en el pasado, en los gobiernos neoliberales, se buscó invisibilizar y privatizar, y acabar con la propiedad social de la tierra, condenando al abandono a nuestras comunidades rurales.
Hablemos de la importancia de lo que significa este sector. Nuestra presidenta afirma que el sector agrario, comillas, detenta el 51 por ciento del territorio nacional, y lo que ahí suceda impacta en la economía agrícola, en el desarrollo rural, en el control de territorio, en la gestión del agua y en la relaciones rural-urbanas. Así lo estableció nuestra Presidenta, en el apartado “Fortalecer el Tejido Social en el Campo, en los 100 pasos para la transformación y en el acuerdo de Chinameca para una república, rural justa y soberana”, del pasado 10 de abril.
Por primera vez, bajo la dirección de la doctora Edna Vega, las instituciones del sector agrario trabajamos unidas en este esfuerzos: SEDATU, RAN, FIFONAFE y la propia Procuraduría Agraria; trabajamos como nunca antes, unidos y coordinados para impulsar la transformación agraria bajo la conducción de nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Y en esta coordinación también participan los Tribunales Agrarios, y agradezco también la disposición del Tribunal Superior Agrario y de su magistrada presidenta, para que juntos, todas las instituciones del sector agrario, emprendamos esta transformación antineoliberal, que exige el segundo piso de la Cuarta Transformación.
Este foro de consulta es un claro ejemplo de un gobierno unido y democrático, que gobierna con y para el pueblo, con base en los principios del humanismo mexicano, de mandar obedeciendo y de que, por el bien de todos, primero los pobres.
El papel de los ejidos y comunidades agrarias en el segundo piso de la Cuarta Transformación es esencial, como lo ha afirmado nuestro compañero Jesús Ramírez Cuevas y nuestra jefa de Gobierno.
Atrás dejaremos al periodo neoliberal, en el que los ejidos y comunidad fueron abandonados, privatizados y despojados, y se llevaron a cabo políticas gubernamentales que facilitaron el acaparamiento y la depredación de sus tierras, calificando las tierras en manos ejidales y comunales, como tierras en manos muertas y sus territorios como territorios baldíos, tales como en el porfiriato.
El saldo no es menor de toda esa noche oscura del neoliberalismo; se han privatizado 4 millones de hectáreas y 351 mil parcelas, a marzo del 2024. Las mejores tierras agrícolas y ganaderas, ejidos en zonas turísticas, ejidos con playas y otras zonas turísticas, ejidos con las presiones de los carteles inmobiliarios, ejidos para la expansión de la frontera agrícola. Se ha impulsado un gran rentismo en ejidos con riego y buen temporal y se ha impulsado un cambio de destino de tierras de áreas de uso común para la deforestación y usos habitacionales Hay un acaparamiento de parcelas ejidales; los mayores 18 acaparadores concentran 21 mil 580 parcelas en 45 núcleos agrarios, en 37 municipios y 19 entidades federativas. Hoy, dos de los hombres más ricos de México son ejidatarios; y así ex gobernadores, o ex senadores, diputados. Los grandes capitales están en la lógica de la privatización, del despojo y de la depredación de ejidos y comunidades.
En cuanto a acaparamientos de solares urbanos 19 acaparadores concentran 47 mil 876 solares en diversos ejidos de comunidades. La marginación en ejidos y comunidades es alta, a pesar de poseer una gran riqueza en sus territorios, y esto no puede seguir, porque en estos años de neoliberalismo, se ha acumulado un gran rezago agrario, gran burocracia y por qué no decirlo y reconocerlo, gran corrupción en el sector agrario.
El presupuesto en el sector agrario está en picada. Sin embargo, desde que inició el proceso de transformación en la pasada administración, encabezada por el mejor presidente de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador, dimos pasos importantes para rescatar el campo: programas de bienestar, programas de apoyo a pequeños productores, caminos artesanales, salarios dignos para jornaleros agrícolas y grandes obras de infraestructura, entre muchas otras acciones, y por eso la reducción histórica de la desigualdad y la pobreza rural en más de 5 millones de mexicanos y mexicanas.
Todavía queda mucho por hacer y esa es hoy la tarea del segundo piso de la Cuarta Transformación: emprender las transformaciones antineoliberales y construyendo un nuevo sector agrario, como es la demanda del pueblo de México.
El neoliberalismo fue devastador y no todos los aspectos pudieron ser desmontados, tales como el tema agrario.
En el primer piso de la Cuarta Transformación se abordaron los temas de tierra y territorio de manera puntual, como en los planes de justicia indígena para los pueblos Yaqui, Wixarika, Rarámuri, así como para la reintegración de tierras a los luchadores del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, aquí presentes.
Pero sigue habiendo temas pendientes. Hoy, pese a todo el saqueo neoliberal, los ejidos y comunidades agrarias siguen siendo vitales. Representan la mitad del territorio nacional con más de 30 millones de personas que viven en sus territorios, custodiando el 70 por ciento de bosques y selvas y el 80 por ciento de las cuencas hidrológicas, además de que son garantes de la soberanía alimentaria y guardianes de la biodiversidad.
Por ello, compañeros y compañeras, hoy tenemos la oportunidad histórica, después de 40 años de neoliberalismo, de establecer una nueva política agraria en el segundo piso de la Cuarta Transformación, al considerar a los ejidos y comunidades agrarias, como actores prioritarios del desarrollo nacional y estableciendo en el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030, un nuevo pacto histórico estado-campesinos, basado en la justicia, los derechos, la soberanía alimentaria y la sustentabilidad.
Además, se propone establecer en el Plan Nacional de Desarrollo, una política integral para rescatar, defender y revalorizar la propiedad social de la tierra, y en una fase superior de este proceso, transformar a los ejidos y comunidades en verdaderos polos de bienestar, económico, social y ambiental, con un enfoque de género, de relevo generacional y pertinencia cultural.
Es pertinente reconocer a los ejidos y comunidades como sujetos colectivos de derecho público; con acceso directo a recursos presupuestales y el derecho a su autogobierno participativo y democrático en todo su territorio, y administrando sus propios recursos y transitar hacia una reforma al Artículo 27 Constitucional, que establezca el derecho de la nación a la propiedad social de la tierra, junto a la propiedad privada.
Reconocer y revalorizar y promover la vida comunitaria, el tejido social en el campo, otros modos de vida diferentes al individualismo, al egoísmo, a la depredación. Los modos de vida campesino e indígenas, y en fin, otra civilización alternativa a la civilización capitalista-neoliberal.
Una gobernanza de los territorios rurales desde abajo, por y para los campesinos y pueblos indígenas, regidos por los principios del interés colectivo, del bien común, del cuidado de los semejantes y de la naturaleza.
Otro modelo de convivencia, alejado del individualismo, el egoísmo, el consumismo, el acaparamiento de la riqueza y el desprecio a los semejantes y a la naturaleza.
Una de las formas en las que podremos ver a los ejidos y comunidades en materia económica, es establecer en el plan nacional de desarrollo, Jesús Ramírez Cuevas, el establecimiento de un régimen especial de estímulos económicos y fiscales, para fortalecer las actividades económicas ambientales de ejidos y comunidades.
Que quienes habitan en los ejidos y comunidades, no busquen oportunidades económicas en otros territorios, ni en otros países. Que la migración sea un derecho y no una presión de sobrevivencia, por carencia de alternativas de vida y de empleo.
Quizá además, en un futuro próximo, los ejidos y comunidades agrarias sean tan exitosos que inviten al retorno de quienes se han ido y ahora están lejos de su familia.
Por ello, desde la Presidencia de la República, los servidores que estamos aquí presentes trabajamos en una estrategia que incluye a los ejidos y comunidades en las prioridades presidenciales, desde vivienda social hasta la resolución de conflictos agrarios.
Desde la Procuraduría Agraria nos hemos comprometido a trabajar unidos como un solo sector coordinados por SEDATU; a simplificar y digitalizar trámites para reducir burocracia; establecer mil centros de atención agraria a nivel nacional y transformar a los visitadores agrarios en organizadores agrarios, para fortalecer la cohesión comunitaria, acompañar su reorganización interna y potenciar su desarrollo económico-ambiental.
Es tiempo de mujeres. Presidenta Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno, Clarita Brugada; titular de la SEDATU, Edna Vega; subsecretaria Griselda Martínez, pero también, si hoy es tiempo de mujeres, hoy debe de ser también tiempo de los ejidos y comunidades agrarias de todo el país.
Juntos revertiremos el neoliberalismo, rescataremos al campo y construiremos un México con soberanía, justicia, bienestar y paz.
Muchas gracias.