Monumento a la Revolución Mexicana

Publicado el 03 Diciembre 2018

El Monumento a la Revolución es uno de los recintos históricos más importantes del país que aún conserva su estructura original y uno de los pocos monumentos del mundo que pueden ser explorados por completo: desde la cimentación hasta la linternilla (la parte más alta del edificio), este lugar esconde secretos inimaginables en sus diferentes niveles. 

En 1906, para conmemorar el centenario de la Independencia de México, se llevó a cabo el proyecto de la construcción del Palacio Legislativo Federal, el cual pretendía ser uno de los más imponentes del mundo con una estructura metálica de más de 14 mil m² y tecnología vanguardista en su cimentación; tuvo una excavación profunda así como un trabajo artesanal en los remaches de la estructura. 

Debido a los movimientos revolucionarios de la época, la realización del edificio fue suspendida. En 1933 el arquitecto mexicano Carlos Obregón Santacillia rescató el proyecto luego de ser abandonado por casi 20 años y le dio un nuevo significado creando un concepto arquitectónico en el que combinó el Art Decó con elementos de grandes proporciones. 

El escultor Oliverio Martínez también se unió a la realización de la obra y creó las cuatro columnas del monumento que representan la Independencia, la Ley Agraria, la Ley Obrera y la Ley de Reforma. Además, en estos pilares se encuentran los restos de Venustiano Carranza, Francisco I. Madero, Plutarco Elías Calles y Francisco Villa.

A partir de septiembre de 2015 se permitió el paso a los visitantes. Hoy es posible recorrerlo desde la cimentación, pasando por las columnas y el mirador hasta llegar a la parte más alta, la linternilla. En la planta baja se encuentra el Museo Nacional de la Revolución donde se muestra el desarrollo de este movimiento mexicano a través de más de 400 piezas como insignias, banderas, documentos y fotografías. 

El elevador panorámico de cristal conduce al mirador intermedio donde se puede observar una vista 360° de la ciudad a 65.7 m de altura. Este es el lugar perfecto para contemplar la ciudad, los edificios aledaños y la Fuente Centenario con su famoso juego de luces durante toda la noche.  

En dicho nivel se puede acceder al interior del monumento para transitar las cuatro columnas –de un pilar a otro– por medio de escaleras de acero y pisos de cristal. Dentro de los pilares se encuentran auditorios en los que se proyectan películas sobre la época revolucionaria; la zona de exposición alberga figuras de cera de Villa y Zapata traídas desde Londres, las cuales permiten a los visitantes recrear la famosa fotografía del 6 de diciembre de 1914. 

En el punto más alto se localiza la linternilla, compuesta por dos cúpulas de 80 m de diámetro. En este espacio se lleva a cabo la actividad Amaneceres Monumentales, una de las experiencias más agradables en la que los visitantes pueden apreciar desde las alturas la salida del sol en la CDMX. Después del recorrido, los visitantes podrán degustar una taza de café o una malteada de fresa (la bebida favorita de Francisco Villa) en el Café Adelita, establecimiento situado al interior del monumento cuyo diseño simula con réplicas exactas un ferrocarril de inicios del siglo XX.

El Monumento a la Revolución es un lugar icónico de la capital mexicana en el que se realizan eventos como Tabacalera Jazz Club, Noche de Museos y Mercado del Trueque. Este espacio fusiona el pasado con el presente, para hacer mérito a su lema: “A la Revolución de ayer, de hoy, de mañana, de siempre”.


Monumento a la Revolución. Plaza de la República s/n, Tabacalera, Cuauhtémoc. Lunes a jueves 12pm a 8pm. Viernes y sábado 12pm a 10pm. Domingo 10am a 8pm. Entrada general $50.