Mensaje de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, durante Conversatorio La Ciudad y la Transformación en FARO Cosmos. Soberanía Energética

Publicado el 17 Marzo 2023

JEFA DE GOBIERNO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO (CSP): El 18 de marzo es un día especial en la historia de México y durante todo el periodo neoliberal, les costaba mucho, pero mucho a los expresidentes –que algunos ni presidentes se deberían llamar, porque llegaron con fraudes electorales–, conmemorar el 18 de marzo, porque su objetivo era justamente el contrario, no la reivindicación de la expropiación petrolera, sino al contrario, cómo privatizar los recursos energéticos, y se dedicaron durante décadas a la búsqueda de la privatización, hasta que en 2013 pudieron pasar la Reforma Energética.

¿Por qué es importante la soberanía energética? Y, ¿por qué es importante seguir celebrando, conmemorando y festejando el 18 de marzo? Yo pienso que sin soberanía energética no hay soberanía nacional o, dicho de otra manera, la soberanía nacional pasa necesariamente por la soberanía energética, porque la energía es parte sustantiva hoy del desarrollo, siempre ha sido, pero en particular, en este momento del desarrollo tecnológico, como vivimos, no se puede pensar un mundo sin energía.

Durante mucho tiempo, en este periodo neoliberal, se planteó que no importa de dónde viniera la energía, que si viene de recursos energéticos privatizados en nuestro territorio o de recursos traídos del exterior; y entonces se pasó por un proceso durante décadas de desnacionalización de la industria eléctrica, de privatización del petróleo y la industria petrolera, llegando a una situación en 2018, donde prácticamente dependíamos del exterior, ya inclusive de petróleo crudo, que durante muchos años representó la esencia del desarrollo.

Entonces, hoy lo que está haciendo el Presidente Andrés Manuel López Obrador es recuperar la soberanía energética, y al recuperar la soberanía energética, evidentemente recuperamos y reivindicamos lo que representa la soberanía nacional.

Las fuentes de energía fundamentales son el petróleo, el gas: las fuentes renovables de energía; la electricidad representa la producción secundaria de un recurso primario, la electricidad no la encontramos en la naturaleza, la producimos a partir de ciertas plantas de energía. Y hoy lo que se está haciendo es recuperando esas fuentes primarias: el petróleo, el gas; pero también se está recuperando la soberanía del sector eléctrico nacional en un esquema de compartir, por un lado, la producción privada que ya existe, y de seguir fortaleciendo a la Comisión Federal de Electricidad.

Durante todo este periodo se han dedicado los adversarios a decir que esta soberanía que está defendiendo el Presidente de la República y el proyecto de la Cuarta Transformación, está basado en las energías fósiles, y que se nos olvidó el cambio climático y todo lo que tiene que ver con los impactos al medio ambiente, y es absolutamente falso.

Con la Reforma Energética en el 2013, el primer párrafo de la Reforma Energética dice: que el objetivo es que México produzca 3 millones de barriles de petróleo crudo. Eso sí, se llenaban la boca de cambio climático, de reducción de emisiones, pero su objetivo era que México produjera 3 millones de barriles de petróleo para exportar el petróleo crudo sin lo que significaba el procesamiento.

Hoy lo que se está planteando es poder llegar a un límite de 2 millones de barriles de petróleo, y que esos 2 millones de barriles de petróleo se procesen en territorio nacional y permitan una base junto con el gas natural, que hoy se está buscando una producción mayor y una recuperación del gas natural. Y todo lo demás, por encima de ello y hacia el crecimiento del país, apunta hacia las energías renovables. En ningún lugar del mundo hoy o en muy pocos lugares del mundo, se están construyendo plantas solares de cinco gigawatts, como en Puerto Peñasco.

Entonces, hoy estamos celebrando el 18 de marzo, celebrando la soberanía energética, celebrando la soberanía nacional frente a estas declaraciones de senadores republicanos, principalmente, de invasión a nuestro territorio, y estamos celebrando, afortunadamente, la Cuarta Transformación de la Vida Pública.

Un movimiento que encabezaba el Presidente Andrés Manuel López Obrador, de defensa del petróleo, entonces, y de la electricidad, que fue, en efecto, el tercer intento privatizador. El primero fue la modificación de Salinas de la Ley del Servicio Eléctrico; la segunda fue Zedillo, que en realidad la paró en buena parte el Sindicato Mexicano de Electricistas, ahí también Manuel Bartlett jugó un papel muy importante; después fue 2008, donde hubo un movimiento muy importante, se tomó el Senado, se tomó la Cámara de Diputados y se evitó la privatización; y después, en efecto, 2013-2014, donde ya fue más complicado.

El Presidente planteó en la Reforma Eléctrica, que no permitió el conservadurismo que pasara ahora, una proporción de 54-46 en la generación eléctrica, que esencialmente le da una soberanía sobre la generación y se comparte con producción privada. Y yo, cuando ha habido personas que no defienden esta proporción y me preguntan ¿por qué? Yo siempre digo: es que a todos nos conviene una Comisión de Electricidad fuerte”.

Y les voy a poner algunos ejemplos de lo que he vivido como Jefa de Gobierno, de apoyo de la Comisión Federal de Electricidad, que si no hubiera existido una empresa pública del Estado, hubiéramos tenido muchísimos problemas. Por supuesto, el que mencionaba Ana María, que no solo tiene que ver con la ciudad, sino que tiene que ver principalmente con el norte del país y lo que representa la industria del norte del país, en donde aquí se echó a andar –lo puede decir obviamente con más conocimiento el licenciado Bartlett– pero se echó a andar mucho más rápido aquí el sector eléctrico, que es lo que ocurrió en Texas, con muchísimos problemas para las personas y para las empresas. Si no hubiera existido CFE, probablemente nos hubiéramos tardado mucho más en levantar la energía eléctrica.

Aquí en la ciudad les platico algunos temas. El Metro, tuvimos un problema con un transformador del Metro, y si hubiéramos acudido a una empresa privada, con una licitación para resolver el problema de ese transformador, se hubieran pasado alrededor de dos meses. Cuando hablamos con Comisión Federal de Electricidad, no solamente nos dijo: se los resolvemos en una semana, sino que además nos dijo: les hacemos el proyecto para renovar todo el sistema de abastecimiento de energía eléctrica del Metro.

Que hoy es uno de los proyectos más importantes del Metro, que es el Proyecto Metro-Energía, que realizan dos entidades públicas: Comisión Federal de Electricidad y el Metro, que representa un proyecto que es como darle electricidad a una ciudad como Hermosillo, son 4 mil 500 millones de pesos y lo hace Comisión Federal de Electricidad, y créanme, con los mejores ingenieros que pueda haber en nuestro país, con un compromiso enorme. No solamente se echó a andar el Metro, sino que hoy tenemos la central o la subestación eléctrica más moderna de todo el país en el centro de la ciudad, que hizo Comisión Federal de Electricidad, de otra manera hubiera sido imposible y además hubiera sido mucho más caro.

Les pongo otro ejemplo. Recientemente se tronó un transformador del Sistema Cutzamala, la CONAGUA nos dijo: se va a quedar la ciudad con una cuarta parte, una tercera parte del agua o sin recibir agua, además del tema de la sequía, porque nos vamos a tardar dos meses en arreglar el transformador; pues le hablé aquí a Manuel Bartlett y le dije: “échenos la mano, cómo le hacemos”, y hablaron con CONAGUA y en dos días resolvieron el problema, en dos días resolvieron el problema. Trajeron un transformador de no sé dónde, lo pusieron en el lugar, lo echaron andar y hoy están haciendo un proyecto de más largo plazo para la estabilidad del Sistema del Cutzamala.

Otro caso. Hoy tenemos problemas de abasto de agua, tenemos problemas de inestabilidad en varios sistemas de abastecimiento para los pozos de agua, pues nos están haciendo un proyecto y empiezan a trabajar el lunes, ya para resolver el problema.

Imagínense ustedes si no existiera la Comisión Federal de Electricidad. Entonces le conviene a las entidades, le conviene al país, le conviene a los industriales, le conviene a los empresarios, es un tema de soberanía, es un tema de estabilidad del sector eléctrico nacional y es un tema de futuro para nuestro país.

Y, además, quiero desde aquí felicitar a los ingenieros de Comisión Federal de Electricidad, que si no trabajaran en una empresa pública, no tendrían la convicción de lo que tienen. No solamente son excelentes ingenieros, sino que además tienen una convicción enorme, una identidad con Comisión Federal de Electricidad, y una identidad con la soberanía nacional. Así que eso es soberanía energética.

Muchas gracias.

DIRECTOR GENERAL DE LA COMISIÓN FEDERAL DE ELECTRICIDAD (CFE), MANUEL BARTLETT DÍAZ (MBD): Bueno, hoy es un día adecuado para hablar de la soberanía. Felicito a Claudia, por haber escogido el día de hoy, porque vamos a celebrar el sábado un acto de soberanía, que fue la Expropiación Petrolera.

La soberanía es un concepto que define al Estado, el Estado soberano, que significa que, por encima de ese Estado y sus autoridades, no se reconoce ninguna autoridad; un Estado soberano toma sus decisiones, define su destino, avanza y el concepto de soberanía está en la Constitución de la República.

Ahora, por qué soberanía energética, diría yo, ¿qué significa? Podemos decir que la soberanía, la soberanía energética está en la historia misma de México, en la historia está el concepto de la recuperación de la soberanía sobre la energía. El caso de Petróleos y el caso de electricidad son dos ejemplos de que son elementos de la historia de México.

Vamos a celebrar la Expropiación Petrolera, ¿qué significa? Un largo trayecto de la historia de México para recuperar un recurso natural, fundamental para el desarrollo: el petróleo. Estaba en manos de extranjeros desde el Siglo XIX, utilizado ese recurso maravilloso por extranjeros, para beneficio del extranjero; el país no recibía ningún beneficio, tenía simplemente que cobrar impuestos, que no siempre se pagaban y desde que, en la Constitución del 17, una Constitución que deriva del Movimiento Revolucionario y se establecen principios fundamentales, ahí está ya, en el Artículo 27 la soberanía en materia del petróleo.

Antes de la Constitución del 17, el petróleo que está en el subsuelo se entendía legalmente como propiedad del superficiario, el que tenía una superficie o inclusive el alquiler de una superficie, era dueño hasta el centro de la Tierra, era de los particulares. Esta reglamentación, que viene del derecho anglosajón y que lo establece el Porfirismo, permite que los extranjeros se apoderen del petróleo a través de comprar grandes espacios en las selvas, de apoderarse sin ningún escrúpulo de terrenos enteros o de alquilar aquí y allá, y de esa manera eran los dueños del petróleo, los dueños del petróleo por ser los dueños de la superficie.

Se termina ese criterio con la Revolución, Artículo 27, que establece con principios muy sólidos: el subsuelo es propiedad de la nación, punto. Esa es una definición de soberanía. La definición del Artículo 27 es un producto de la lucha revolucionaria y es una definición fundamental de soberanía. El subsuelo, todo él, minería, metales, petróleo, pertenecen a la nación.

Bueno, ahí empieza, en ese rescate empieza un largo proceso, una larga batalla. Los grandes intereses económicos que estaban posesionados en el petróleo no aceptan la reglamentación del Artículo 27; pasan años, presiones norteamericanas; insisten jurídicamente en que no podía hacerse una definición al pasado, no podía ser retroactiva la reforma constitucional, cosa que es un error.

La Constitución no es una cuestión que al aplicarse se esté aplicando retroactivamente, sino que en el momento en que la Constitución dice: “el subsuelo es de la nación”, el subsuelo es de la nación; pero es una larga lucha, una larga lucha, juicios, presiones extranjeras terribles. Hasta que Lázaro Cárdenas da el paso principal y expropia (inaudible), ¿otro acto de qué? De soberanía. Aquí, el Estado mexicano tiene la facultad de expropiar, por razones muy claras: no aceptaban las empresas extranjeras que el petróleo fuera de la nación.

Yo quisiera terminar el concepto que me interrumpió esta mujer hace un rato. El acto de soberanía de la Constitución del 17 y el acto de soberanía nacional de la expropiación de las empresas extranjeras. ¿Qué pasa? El petróleo se convierte durante décadas en la fuerza para el desarrollo del país, gracias a la recuperación del petróleo como acto de soberanía, el petróleo durante décadas sirvió y ha servido al desarrollo nacional.

Ahora vamos a ver la electricidad. La electricidad –ya lo dijo Claudia–, es elemental, no hay soberanía, si no hay soberanía energética que es petróleo y electricidad. ¿Qué ocurre con la explotación de la electricidad? Lo mismo que la explotación de la electricidad, desde el Siglo XIX se establece una política absolutamente liberal y son empresas extranjeras las que introducen el sistema eléctrico. ¿Qué pasa? Lo utilizan para sus propios intereses, apoyar sus empresas y se establece un sistema económico privado que constituye, en esencia, que solamente van a vender esa electricidad y a poner las plantas en donde es económicamente redituable.

Entonces, así con esa visión las empresas extranjeras dejaron al país sin electricidad. Llega la Revolución, llega la necesidad de desarrollar al país y empieza otra vez la lucha en esa área; no hay electricidad en el campo, no hay electricidad en las ciudades, en las ciudades pequeñas menos, entonces la Revolución Mexicana, igual, a través de Lázaro Cárdenas, establece y crea la Comisión Federal de Electricidad.

Se crea la Comisión Federal de Electricidad, porque no hay electricidad en el país, porque la electricidad es un negocio y, por tanto, solo donde es negocio hay electricidad. La CFE nace precisamente para suplir esa ausencia y nace como una empresa cuyo objetivo no es el logro económico, sino es dar una cuestión que se convierte en servicio público que es obligación del Estado, no un negocio privado.

En consecuencia, empieza a crecer la Comisión de Electricidad con esta idea, pero todavía conviviendo con empresas privadas, que tenían enfeudadas la electricidad donde les convenía; empieza a crecer la CFE con el apoyo de los gobiernos revolucionarios y entonces empieza a haber electricidad, pero con toda rapidez. Pero llega un momento en que ya teniendo el Estado Mexicano a la CFE como una empresa que fue una epopeya construirla y construir ese instrumento era indispensable para la acción de soberanía nacional que realiza el Presidente López Mateos.

El Presidente López Mateos empieza con grandes debates y discusiones con el Banco Mundial, con las empresas privadas, que exigían permanentemente que se elevaran los precios. El gobierno mexicano consciente de que es esta necesidad brutal para todos tiene que darse en una tarifa accesible. La batalla es larga, la presión del Banco Mundial, de los intereses extranjeros dueños de las empresas, termina con una decisión de soberanía nacional, de soberanía energética. López Mateos compra las empresas, las desaparece y establece en la Constitución que la generación, transmisión y distribución de la energía eléctrica para el servicio público, está reservada a la nación, otro acto de soberanía energética.

¿Qué pasa? Se construyeron a partir de ese momento miles de kilómetros, con grandes esfuerzos del gobierno mexicano y del pueblo de México, se construyen las redes; no existían porque estaban enfeudadas las empresas privadas extranjeras en sus propios terrenos, en sus costos de beneficio económico.

Ya con las redes creciendo se empieza a ver la diferencia, ya la electricidad se convierte en el instrumento del desarrollo nacional y del desarrollo social. ¿Qué estamos viendo? Dos actos fundamentales de soberanía energética: la expropiación del petróleo, y la decisión de López Mateos de correr a las empresas privadas extranjeras que no llevaban electricidad al país, que era necesario e indispensable. Y se establece entonces un sistema nacional para el servicio y empieza a crecer.

Ya voy a suspender ahorita porque sigue la tableta ahí.

Voy a terminar diciendo una sola cosa. Tanto en el petróleo como en la electricidad, las acciones siempre de soberanía son combatidas por los mismos intereses que fueron sacados del país. Quiere decir que la soberanía energética no es permanente, la soberanía energética es una lucha permanente, siempre están atrás los intereses de recuperar el petróleo como un negocio extranjero y la electricidad como un gran negocio extranjero.

Muchas gracias.

PERIODISTA, ESCRITOR Y ARTICULISTA DE LA JORNADA, PEDRO MIGUEL ARCE MONROY (PMAM): Lo primero que yo me pregunto es ¿que estoy haciendo aquí? Junto a Renata, que tiene una trayectoria académica; el hombre que ha recuperado la soberanía eléctrica para el país; la Jefa que le ha cambiado el rostro y el corazón a esta ciudad.

Bueno, yo estoy aquí por ignorante solo que, en una ignorancia, como pasa con los periodistas escribidores, es multidimensional, se extiende por muchos ámbitos. Entonces soy un curioso y me metí en esto de la energía en 2009, como usuario, cuando Calderón le da el zarpazo a Luz y Fuerza y al SME, yo me declaro en resistencia, dije: “No, yo no le pago a CFE”.

Y empezó una guerra, CFE me cortó la luz, fui a PROFECO, fui con los compas del SME a que me reconectaran, y llegaba otra vez el camión de CFE y me volvía a cortar la luz y dije: “Pues, no. CFE no me va a ganar esta guerra”, porque además era una guerra que ya no era contra mí, era contra el país. Los camiones de Luz y Fuerza en mi colonia, que recorrían la colonia –que yo los conocía–, nada más les pintaron tantito el logo y les pusieron logos de “Gas Natural”. Fue un saqueo, y le estaban entregando Luz y Fuerza a una CFE que era el instrumento de saqueo en ese momento.

Entonces dije: “No, voy a la guerra”. Fui a la guerra y la gané. ¿Qué creen? Pues empecé por mi soberanía energética personal: puse paneles, puse baterías y yo mismo corté el cable y dije “ahí te ves”, y viví así.

Pero llegó el ´18, la CFE dejó de ser el enemigo y se volvió una amiga; entonces la siguiente instalación la hice en interconexión, ya no aislado, de modo que, si consumo de más de lo que produzco, le chupo a CFE; si consumo menos de lo que produzco, le inyecto a CFE. Y hoy en día, después de cuatro años, la CFE me anda persiguiendo para pagarme, y no le cobro, se lo dono.

Pero esto me lleva a una lucha social. En la Sierra Norte de Puebla, en donde las comunidades resisten obras de CFE hechas en ese momento, 2016, para darle energía a explotaciones depredadoras, y entran en resistencia; yo llego, empezamos a hacer trabajos y empezamos a concebir que la soberanía energética no solo debe ser nacional, sino que también debe ser social.

Va a pasar tiempo, va a pasar tiempo porque el primer capítulo de esta lucha, que yo creo que está prácticamente culminada, es por la soberanía del Estado mexicano sobre sus recursos energéticos. Pero creo que vamos a tener que ir más allá, yo sí me imagino que, en el próximo gobierno, sí vamos a tener que hacer una Reforma Energética que limpie toda la inmundicia que nos dejaron incrustada en la Constitución y en leyes secundarias y en contratos, etcétera.

Y creo que vamos a tener que imaginarnos una lucha por la soberanía energética que se articule con la transición energética, pero no la transición energética de los zopilotes, de los que llegan a expoliar tierras, que dicen que son limpios y son inmundos, y a poner molinos, y a poner plantas fotovoltaicas que tienen mucha intermitencia y que entonces la CFE tiene que darles el respaldo, y tiene que darles el almacenamiento, son negocios muy sucios con las energías limpias los que se hacen; pero, creo que si le apostamos a la construcción de un sector social, que no existe, porque solo hay estatal y privado, podemos aplicar esas energías limpias de una manera con sentido social, con esa definición del desarrollo que debe ser desde abajo y sin excluir a nadie.

Gracias.

Bueno, hay que reconocerle a los neoliberales que ellos también tienen una larga lucha detrás, porque desde Salinas, que modifica el 27; Zedillo intenta abrir el sector eléctrico al sector privado; Fox con los (inaudible); Calderón intenta en el 2008 una reforma energética, esa se la paramos, esa se la apestamos en las calles, con las adelitas, la del 13-14 que no pudimos. Pero ellos tienen una larga lucha de privatización, porque aquí hay que ver dos cosas, hablamos de soberanía como un acto de la nación frente a la dependencia que implica la privatización.

Y es claro que hay sectores que no pueden estar en manos privadas, y la electricidad, el petróleo y el sector energético es uno de ellos. A nadie se le ocurre pensar que el Estado va a tener el monopolio de las pizzas, no, no, hagan pizzas, que los privados produzcan todas las líneas de pizzas que quieran, sin robarle el dinero a CONACyT como le hizo el sobrino de no sé quién.

Pero en el caso de los servicios básicos, esto debe ser del Estado, por una razón muy simple, porque nos va la vida en ello; y no podemos hacer depender algo tan importante como el abasto eléctrico, de los caprichos de la Bolsa de Valores, porque una empresa, así como llega se va, y dice: “no, ya no me convino; hay un lugar en donde saco el 14 en lugar del 11, adiós, ahí se ven”. Y bueno, tenemos Texas, tenemos España, Europa en general.

Pero fíjense, el capitalismo neoliberal es un animal que se tropieza 700 veces en la misma piedra, porque en la década antepasada tuvimos el problema dentro de California, dejó sin luz a California. Una empresa privada no puede ser la generadora de electricidad, no puede ser la productora de hidrocarburos, esto es un disparate.

Entonces, yo pensaba que, en el 2009, cuando Calderón le da el zarpazo a Luz y Fuerza, yo decía: “¡Hijole!”, porque se vino una transición –no sé si ustedes recuerdan–, muy angustiosa, con muchos apagones, en lo que CFE agarraba la red de Luz y Fuerza; yo decía: a ver, nos agarra una época de lluvias terrible, se viene un apagón y no hay para alimentar las bombas que bombean las aguas negras de la ciudad fuera de la ciudad, ¿cómo les va a ir? Hablamos de escenarios de catástrofe, hablamos de cosas que no pueden pasar.

Y esta lógica de privatización, se ha aplicado a la energía, pero se ha aplicado a la educación, se ha aplicado a la salud, y se ha aplicado a la seguridad pública, ¿cuántas policías privadas había hace 30 años? Bueno, hoy hay una proliferación de empresitas de seguridad que controlan, que tienen el aeropuerto, que tienen “ta ta ti, ta ta ta”.

Y esa lógica de privatizar la seguridad pública nos lleva, como está la competencia detrás, a una lógica eficientista, en donde yo voy a tratar de sacar el mayor rédito en mi inversión, y voy a tratar de meter el menor dinero posible en los sistemas de seguridad. Y esa subrogación de la seguridad pública terminó en el sexenio de Calderón, otorgándole facultades exclusivas del Estado a los cárteles para que ellos manejaran la seguridad pública.

MAESTRA EN POLÍTICAS PÚBLICAS, RENATA TURRENT HEGEWISCH (RTH): En específico a mí me gustaría hablar un poco de qué nos pasa a las y los que nacimos, que somos hijos e hijas del neoliberalismo, que hay aquí varios. Yo tengo 36 años, literalmente toda mi vida, el neoliberalismo me crió.

Y nos hicieron pensar un montón de cosas que en esta administración ha habido un temblor que nos ha hecho darnos cuenta de que muchos dogmas con los que nos educaron en el periodo neoliberal eran inciertos. Nos hicieron creer que la soberanía era –en específico en temas de soberanía– que era obsoleta, que en este nuevo mundo globalizado no servía de nada, porque ya todo se intercambiaba entre países. Tenían esta idea del “ciudadano del mundo”, que borraba esta identidad nacional, todo de manera muy bien articulada, desde la educación, hasta todos los sectores de la sociedad, estaba perfectamente bien planeada.

Y entonces de pronto creo que se vuelve un poco difícil pensar que la soberanía no solamente –como decía Pedro Miguel– es importantísima la soberanía energética, sino que trasciende y atraviesa un montón de partes de nuestra vida. Pienso, por ejemplo, lo más obvio, ahora con el tema de Genaro García Luna, Rápido y Furioso fue uno atentado tremendo en contra de nuestra soberanía, con 2 mil armas metidas en este país por parte del gobierno estadounidense

No se puede entender el feminismo, la teoría feminista, sin entender la soberanía; y por qué la soberanía es fundamental para entender porque a las feministas el derecho a decidir a abortar es algo innegociable en el movimiento. Para aquellas que de pronto se quieren colgar, que han votado toda la vida en contra del aborto, es una cuestión de soberanía en nuestro cuerpo.

La soberanía, por supuesto, en el centro de la conversación. Últimamente, que los estadounidenses han estado coqueteando con ideas –los republicanos en específico– de invasión y que incluso al PAN ahora les gusta la consulta, ahora sí quieren ver el tema de las consultas populares, a ver si sí dejan intervenir a los estadounidenses.

Entonces, estamos peleando contra un montón de frentes en cuanto a temas de soberanía y creo que es importante simbólicamente mañana, un poco recordar de dónde venimos en el tema de la Reforma Eléctrica que el Presidente López Obrador mandó y que no pasó, pero que nos deja muchísimas cosas, en específico, una cuestión pedagógica –creo yo– inconmensurable, donde personas que no somos expertas y expertos como en este caso Pedro y yo –tú más que yo–, podíamos debatir. Nos informamos de cómo en España, había 700 por ciento de incremento en las cifras, aprendimos un montón de cosas: cómo se administra la electricidad en nuestro país y en otros países y poder comparar modelos; y eso lo hicimos ciudadanos y ciudadanas de pie y eso es importantísimo.

Y para cerrar –porque ya vi allá– nada más decir que esta politización, mi único miedo con la juventud, con las juventudes, es que de pronto jalemos o copiemos activismos sociales por parte de las juventudes de otros lados, de Estados Unidos, de Europa, porque suele ser activismo muy individualista y muy “el cambio está en uno”, y “si tú dejas de comer carne, ya la armamos en medio ambiente”.

Y creo que tenemos que pensar en tres términos en cuanto a hacia a dónde vamos para adelante, histórico, por supuesto: ¿De dónde viene nuestra historia? ¿Quién fue el General Lázaro Cárdenas? ¿Qué pasó con la nacionalización de la industria eléctrica?

Ideológico, por supuesto, estamos en una época donde se están constatando dos proyectos de nación, distintos y contrapuestos, donde uno es individualista, neoliberal, y el otro es nacional y popular, son totalmente distintos.

Y el tercero y último, en particular, el tema de la soberanía energética. Pensar que es un tema de seguridad nacional, por supuesto; de justicia social y, como bien decía Pedro Miguel, si queremos pensar en una transición energética se tiene que entender primero, desde la soberanía eléctrica, energética y todo.

Muchas gracias.

Yo, nada más muy brevemente igual, recordar o quizá desnudar un poco esto que yo mencionaba en mi intervención anterior de la hipocresía de esta frase que decían: “El Estado es ineficiencia”, y ahorita lo que mencionaba el doctor, la CFE electrificó… estábamos en 45 por ciento cuando se hace la nacionalización de la industria y se sube al 95 por ciento inmediatamente.

Entonces, históricamente es falso que el Estado no puede lograr lo que el mercado sí puede y hoy tampoco lo fue. Nos vendieron la reforma de Peña Nieto, que iban a bajar las tarifas y no hay evidencia empírica de un modelo privatizado como el gringo, como el de España, del de Italia, donde en realidad las tarifas sean bajas; o sea, con un Google vean el incremento de tarifas en los países donde está privatizado. Y en donde lo pueden estabilizar, por lo menos son modelos híbridos, por lo menos, pero generalmente Suecia, Finlandia tienen modelos donde el Estado es rector de la industria.

Entonces, a mí me parece muy curioso cómo en el neoliberalismo, la tecnocracia, hablan mucho de evaluación de proyectos, de evaluación de políticas públicas, pero yo siempre me pregunto por qué esas evaluaciones empíricas no se las exigen a sus propias instituciones o a sus propias reformas.

Porque si evaluamos la reforma de Peña Nieto o, insisto, si evaluamos cualquier modelo privatizado, es que no hay evidencia empírica para defender algo así –porque tenemos el caso de Texas que ya mencionaba ahorita Ana María–, pero, insisto, el de España es un escándalo, 700 por ciento de incremento, pasó de 40 euros a 294 euros. Es increíble que alguien pudiera técnicamente defender eso, sin embargo, han logrado instaurar esta narrativa de: “los técnicos son los neoliberales, nosotros sabemos cómo el mercado sí sabe llevar las cosas”, y esto es fake news, completamente fake news, no existe ninguna evidencia.

Entonces, yo nada más cerrar diciendo que esta conversación de la soberanía, de la autosuficiencia energética la sacan o se vuelve inevitable cuando empezamos a ver el caso de Estados Unidos, de Texas en específico, de España. Y entonces, Francia anuncia: “vamos a ver si privatizamos un poco más”, a pesar de que era un modelo híbrido. Y entonces, recordar que esta es una conversación que el Presidente López Obrador llevaba décadas trayendo a la mesa, y que lo veían como un rupestre de Macuspana que no tenía ni idea de cómo funcionaba el mundo actual, y hoy todos los países que los neoliberales voltean a ver, tienen modelos como el que el Presidente López Obrador planteó en su Reforma Eléctrica.