Transcripción de las palabras del Jefe de Gobierno, durante el homenaje a Porfirio Muñoz Ledo

Publicado el 23 Julio 2024

JEFE DE GOBIERNO, MARTÍ BATRES GUADARRAMA (MBG): Familiares y amigos de Porfirio Muñoz Ledo, muchas gracias por su presencia el día de hoy.

Quiero decirles, para empezar, que no pienso ser tan breve y también quiero comentarles que nuestra presencia aquí en este parque tiene una explicación.

A mediados del año 2017, mi amigo, mi compañero, el padrino de mis hijos, Porfirio Muñoz Ledo, nos invitó a comer en algún lugar del sur de la ciudad a mi esposa Daniela y a mí. Llevaba en la mano un artículo de Héctor de Mauleón, donde citaba una encuesta de la empresa Parametría que me ponía, a mí en lo personal, muy bien rumbo a la competencia del 2018 por el Gobierno de la Ciudad.

Entonces, fue directo y me dijo: “Quiero plantearte algo, si llegas a ser Jefe de Gobierno y yo ya fallecí para entonces, te pido que lleves mi nombre a algún lugar de un parque que está cerca de donde pasé mi infancia”. Yo le contesté que él tenía muchas batallas que dar –y no me equivoqué– y que no sabía si llegaría a ser Jefe de Gobierno, pero si acaso sucedía, le dije que lo tomara como un compromiso.

No fui elegido Jefe de Gobierno en 2018, y él como yo, fuimos presidentes de las Cámaras de Diputados y Senadores respectivamente. A él le tocó el gran honor de entregar la banda presidencial al licenciado Andrés Manuel López Obrador.

Llegué a la Jefatura de Gobierno, elegido por el Congreso de la Ciudad, el 16 de junio de 2023, unos días después, el 9 de julio, Porfirio falleció. Recordé entonces su petición y mi compromiso, y lo anoté como una de mis tantas tareas que, en el breve periodo que me tocaría estar al frente de la ciudad, tendría que cumplir.

Solicité a las instancias correspondientes, o sea a Inti Muñoz, que hiciera los trámites necesarios para que aquí pusiéramos el nombre de Porfirio Muñoz Ledo. Llegamos a la conclusión de hacer un busto que honrara su memoria en este parque donde pasó su infancia. En cualquier caso, vengo con gusto, con alegría, satisfacción y convicción a develar ese busto. Honrar honra, diría José Martí.

Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, el orador, el historiador, el intelectual, el jurista, el político, el diplomático, era lo que se diría “un alma vieja”, sabía todo y si no, por lo menos sabía de todo y recordaba todo.

Fue polémico, antes que cualquier cosa; si entendemos que la palabra polémico viene de polemikos, del griego, que quiere decir “arte de la guerra”, pero él no fue un guerrista, fue un polemista. Era un ciudadano, porque ser ciudadano significa participar activamente y con postura propia en las polémicas de la comunidad de los ciudadanos y ciudadanas, que se llama República.

Algo tendrían que ver con ese impulso el hecho de que su abuelo fue tipógrafo; su padre, profesor de Educación Física; y su madre, profesora de primaria, que dio clase, por cierto, en la escuela “Rosa Luxemburgo”, en el año 1939, cuando era presidente el general Lázaro Cárdenas.

No siempre estuvimos de acuerdo con él, pero ¿acaso hay alguien en nuestras vidas con quien coincidamos en todo? Miramos la esencia de las personas y si tuviera que definir la suya, diría que fue un demócrata, un patriota, pero, sobre todo, un republicano de izquierda.

Como secretario de Trabajo, en los años setenta llevó a los salarios a su punto más alto, la única ocasión, antes de este sexenio, en que los salarios reales se elevaron.

De 1979 a 1985 admiramos su valor y su inteligencia como representante de México ante Naciones Unidas. En 1986, junto con Cuauhtémoc Cárdenas e Ifigenia Martínez, protagonizó la épica fundación de la Corriente Democrática y en 1988, la ruptura histórica del PRI, que dio paso a la insurgencia cívica por la Presidencia de la República y luego contra el fraude electoral, ese año interpeló al presidente Miguel de la Madrid, fue el primero en hacerlo.

Como senador, entre 1988 y 1994, sacudió la inercia sacralizada, anquilosada, casi mortuoria de un senado de silencio unánime de un partido de Estado.

Como dirigente político jugó un papel clave para lograr por fin las reformas que permitieron la elección del gobernante de la Ciudad de México en 1997. Ese año, cuando el pueblo arrebató con sus votos la mayoría al PRI en la Cámara de Diputados federal, Porfirio asumió la presidencia de la Mesa Directiva y en ese carácter respondió el Informe de Ernesto Zedillo Ponce de León y allí, el orador e historiador, nuestro Porfirio, recordó las palabras rituales de las Cortes de Aragón cuando reconocían a su príncipe en aquel histórico 1 de septiembre:

“Los diputados y diputadas electas por el pueblo soberano, que somos y valemos cada uno tanto como voz, juntos somos más que voz”. Ese mismo día parafraseó a los zapatistas chiapanecos cuando dijo: “Saber gobernar es también saber escuchar y saber rectificar. El ejercicio democrático del poder es ciertamente mandar obedeciendo”.

En el 2006, articuló una enorme constelación de intelectuales, artistas, académicos y personalidades de la cultura para la primera campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador y participó en la fundación de MORENA como integrante de su Consejo Consultivo y fue, como se ha dicho, reformador incansable y actor principalísimo en los acuerdos de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México.

Porfirio es uno de los héroes cívicos de la lucha democrática que cambió a México, no lo digo solo yo, su nombre está en la lista que leyó Andrés Manuel López Obrador en su cierre de campaña en 2018, junto con los jóvenes del 68, Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Rubén Jaramillo, Othón Salazar, Alejandro Gascón Mercado, Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Salvador Nava, Manuel Clouthier, Ifigenia Martínez, Rosario Ibarra de Piedra, así como José María Pérez Gay, Arnaldo Córdova, Luis Javier Garrido, Hugo Gutiérrez Vega, Julio Scherer García, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Fernando del Paso y Carlos Payán.

En 2019, se interesó mucho en un homenaje que rendimos al poeta Carlos Pellicer en el Senado, creo que trataba de decirnos que él promovió la candidatura del poeta a senador, a cuya campaña se incorporó el joven Andrés Manuel López Obrador, buscando siempre los arcos históricos que conectan los momentos especiales.

Su energía intelectual y su pasión política duró hasta el último día de su vida. Siempre admiraremos la elocuencia, la erudición y la batalla política que convergieron virtuosamente en Porfirio Muñoz Ledo, pero, sobre todo, su patriotismo y su lucha por la democracia.

Muchas gracias.

SECRETARIO DE DESARROLLO URBANO Y VIVIENDA, INTI MUÑOZ SANTINI (IMS): Muy buenos días, amigas y amigos todos, estimado Jefe de Gobierno; le damos también la bienvenida de manera muy calurosa a esta ceremonia a la familia Muñoz Ledo, Porfirio Thierry y Lorena, a todas y todos sus nietos, familiares, amigos cercanos; querida maestra Ifigenia Martínez, es un honor tenerla con nosotros; estimado Alejandro, Bertha, César, Daniela, en fin, son tantas y tantos los amigos que nos acompañan el día de hoy, bienvenidas y bienvenidos.

El pasado 17 de julio, el Comité de Obras y Monumentos Artísticos en Espacios Públicos de la Ciudad de México, aprobó por unanimidad y debo decirlo también, con celebración, la propuesta presentada por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el doctor Martí Batres Guadarrama, para colocar en este lugar, el Parque “Enriqueta Camarillo”, ubicado en la cercanías de la calle de Xola, un busto en homenaje a Porfirio Muñoz Ledo, justo a un año de su fallecimiento y dada sus invaluables aportaciones a la democracia, a la conquista de derechos y libertades en nuestro país y en nuestra urbe.

Para la elaboración de la escultura se invitó al maestro Arcadio Marín, joven y destacado artista y restaurador, de inspiración innovadora, de sólida formación académica, artista mexicano, y quien cuenta con una rigurosa experiencia que ha sido probada en la conservación de obras clave del patrimonio escultórico mexicano.

Así es que hoy, a unos días de haberse cumplido un año de la partida de Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, y justo en el día del 91 aniversario de su nacimiento, estamos aquí.

En el pedestal, de forma ecléctica y discreta se ha inscrito una frase, la cual dice: “Que la igualdad en que hoy descansa el equilibrio de las instituciones de la República se convierta en la forma de vida que heredamos a las futuras generaciones de mexicanos”.

La misma frase forma parte del histórico discurso dado por Muñoz Ledo, como primer presidente opositor del Congreso de la Unión en 1997, momento trascendental de la transición democrática mexicana.

En aquella telúrica, debemos decir, conmovedora intervención, fiel a la fuerza que siempre confirió a las ideas y a la palabra, Porfirio también dijo: “Saber gobernar es también saber escuchar y saber rectificar. El ejercicio democrático del poder es, ciertamente, mandar obedeciendo. Lo que en última instancia significa el cambio democrático es la mutación del súbdito en ciudadano. Remontemos las comarcas de la intolerancia; mostremos a todos que somos capaces de edificar la patria, en la fraternidad y con el arma suprema de la razón”.

Aquellos momentos fundacionales de la democracia conquistada fueron bastos en victorias de la gente; solo recordemos que aquel año fue también el primero en que el pueblo de nuestra ciudad eligió por primera vez en las urnas a sus gobernantes y eligió a Cuauhtémoc Cárdenas, compañero de batallas de Porfirio, así como también compañero de batallas de la maestra Ifigenia Martínez.

Al pasar el tiempo, con Porfirio seguimos luchando y dando forma a la izquierda republicana, moderna, amplia, unida, liberal y democrática que él siempre soñó; confluimos así casi siempre, y también discrepamos sobre las rutas a seguir no una, sino varias veces. Sin embargo, que no quede duda, de Porfirio aprendimos siempre que la política es también el arte de la confluencia y la discrepancia, es algo que nunca debemos olvidar.

Agradecemos a todas las personas que han hecho posible este homenaje a Porfirio Muñoz Ledo: a su familia, en primer término; Arcadio Marín, a quien ya mencioné; a Daniela Cordero, esposa del Jefe de Gobierno, que, debo decir, fue la principal impulsora de este homenaje, quien ideó este momento y es algo que es muy importante recordar en esta ceremonia. A Tatiana Alcázar, directora de la Fundación Muñoz Ledo; al equipo de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda; los trabajadores de la Secretaría de Obras, que hicieron en tiempo récord todo esto posible.

Y quisiera terminar, simplemente reiterando, dirigiéndome a Porfirio como si nos escuchara: Querido, gran Porfirio, amigo, maestro, hoy la ciudad democrática, tu ciudad, haciendo valer su derecho a la memoria, a la memoria colectiva, te rinde homenaje y lo hará todos los días.

Muchas gracias.

CÓNSUL GENERAL DE MÉXICO EN TORONTO, PORFIRIO THIERRY MUÑOZ LEDO CHEVANNIER (PTML): Buenos días a todos. Quiero expresar el profundo agradecimiento de mi familia y el mío propio, al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, doctor Martí Batres, a su señora esposa, por la iniciativa. Así como a todas las personas que hicieron posible este homenaje y la colocación de busto y placa de Porfirio Muñoz Ledo, en este hermoso espacio natural de nuestra gran Ciudad de México.

Este parque en los linderos de la colonia Del Valle es tan cercano a su infancia y primeros años de juventud, escuela, centro deportivo y lugares de esparcimiento; en sus alrededores, nuestros abuelos, sus padres, ejercieron la noble profesión docente, un barrio donde se formó la familia y se forjaron las primeras amistades de vida.

Hoy, 23 de julio, se conmemora lo que hubiera sido su cumpleaños número 91, lo que otorga a este evento y a esta reunión de amigos, colaboradores y gente cercana, un significado aún más emotivo.

Porfirio Muñoz Ledo fue un gran mexicano, demócrata y patriota. Su inmutable aspiración fue incidir en la política nacional e internacional, contribuir a la formación de una nación moderna y dejar escrita una página indeleble en la historia de México. Como siempre dijo mi padre: “se puede tener el poder y no pasar a la historia, se puede pasar a la historia sin tener el poder”, sus ideales han sido y continúan siendo transformadores.

Porfirio Muñoz Ledo fue un hombre polifacético: fue el maestro, el educador, el internacionalista, el promotor de la transición, el reformador del Estado, el constituyente, el pensador progresista y el comunicador político, además de ser un padre ejemplar. Hombre con amplia visión de Estado, siempre delante de sus tiempos y nunca tarde a una cita, aunque fuera con el peluquero.

Sus aportaciones hoy son realidades concretas y su legado fuente de inspiración para las generaciones presentes y futuras. La familia espera que este reconocimiento por parte de la Ciudad de México ayude a difundir su legado, para que las y los mexicanos conozcan a fondo sus ideales, por los que luchó incansablemente.

Deseamos que esta sea la primera de muchas iniciativas que promuevan su obra y aquilaten sus contribuciones.

Para concluir, me gustaría compartir un aprendizaje personal de mi padre, todas las lecciones que me dejó son motivo de gran orgullo para mí, la congruencia, la honestidad y la responsabilidad.

Muchas gracias.

SENADORA DE LA REPÚBLICA, IFIGENIA MARTHA MARTÍNEZ Y HERNÁNDEZ (IMMH): Buenos días, amigas y amigos todos.

Comienzo reconociendo y agradeciendo al doctor Martí Batres por este merecido homenaje con motivo del primer aniversario luctuoso de Porfirio Muñoz Ledo, amigo y compañero desde hace mucho tiempo de muchos de nosotros y conocido, desde luego, de todos los mexicanos.

Saludo con aprecio a Porfirio Thierry y a Lorena Muñoz Ledo, hijos de nuestro homenajeado. Asimismo, quisiera reconocer a todas y todos los presentes por su asistencia, pues da cuenta del respeto, admiración y cariño que todos sentimos por Porfirio. Muchas gracias a todas y a todos, es muy especial contar con su presencia.

Porfirio fue un mexicano excepcional. Me conmueve profundamente que nos encontremos aquí reunidos en este Parque “Enriqueta Camarillo”, de la colonia Del Valle, donde Porfirio solía jugar como un niño, para honrar y recordar no solo al estadista, al parlamentario, al diplomático, o al creador de instituciones, sino también al padre, al compañero, al maestro y al amigo que todos nosotros conocimos.

A un año de su partida nos hace falta Porfirio, ya nos hace falta Porfirio, mucho nos hace falta sus enseñanzas, sus ideas, sus agudos análisis y su pensamiento progresista, siempre puntual, vigente y de vanguardia, con miras hacia un país mejor para todos los mexicanos en cada momento de nuestras vidas.

Al hablar del legado que dejó Porfirio en la historia de nuestro país, es preciso reconocer que para México existe un antes y un después de Porfirio Muñoz Ledo. Suficiente se ha escrito al respecto y me temo que resultaría imposible tratar de materializarlo, pues el tamaño de su huella es inmedible y estoy convencida de que la historia sabrá reconocerlo con la trascendencia.

Basta con resaltar su participación en la Corriente Democrática de 1988, donde su visión, excelencia y convicción fueron fundamentales para darle vida a ese movimiento político que empezamos de la mano de Cuauhtémoc Cárdenas e incontables compañeros y amigos, en aras de un México más próspero y sustantivo que, gracias a Porfirio, hoy en día es una realidad para todas y todos.

Honremos hoy además al amigo, compañero de pensamiento, ideas y luchas; al patriota, que en aras de un país mejor sacrificó siempre los intereses personales e impulsó el desarrollo profesional y político, transmitiéndolos en ese sentido de pertenencia que nos identifica como mexicanos.

Al visionario, que imaginó un país más justo y con un nuevo pacto social que tomara en consideración los intereses de quienes más lo necesitan; al demócrata, que ayudó a la construcción del sistema electoral mexicano, que hoy nos ha permitido la transición a un gobierno de izquierda por el que él siempre luchó.

Al transformador, que soñó con la cuarta república, pudiendo materializar parte de ella en la Constitución de la Ciudad de México; y al hermano, como siempre lo consideré, que reforzó en mi persona el sentimiento y vocación de servicio, la pasión por el debate crítico, respetuoso, constructivo y con un profundo amor a la patria.

Por tales razones, celebro profundamente que con esta distinguida ceremonia honremos la memoria de Porfirio, un hombre de altura, un mexicano tenaz y un maestro para todas y todos.

Que viva siempre su recuerdo en el México que ayudó a construir.

Muchas gracias, amigas, amigos, compañeras y compañeros todos.

COMISIONADO PARA LA TRANSICIÓN DE LA JEFA DE GOBIERNO ELECTA, ALEJANDRO ENCINAS RODRÍGUEZ (AER): Bueno, la verdad es que nunca faltan palabras para referirse a Porfirio Muñoz Ledo, un compañero de muchos años, donde tuvimos un acercamiento muy intenso, distanciamientos también, porque Porfirio también, más allá de su inteligencia, de su enorme memoria, de su afán por transformar la vida del país, fue un hombre de contradicciones que siempre propicio el debate y la discusión entre nosotros.

Yo podría referirme a muchos de los legados de Porfirio, pero quiero destacar hoy en particular su enorme contribución a la primera Constitución de la Ciudad de México, en una Asamblea Constituyente muy difícil, con una composición plural, diversa, en donde concurrimos expresiones de todas las corrientes políticas de la ciudad; y ayudó, él, al entendimiento, mucho gracias a su perseverancia, a veces terquedad o por lo general mucha terquedad en sacar adelante sus ideas, pero que nos permitieron tener una Constitución de avanzada.

Creo que la mayor aportación de Porfirio en la Constitución está en el preámbulo. Es la única Constitución en el mundo que tiene un preámbulo en la que se sintetiza de manera muy nítida el espíritu y la concepción de esta Constitución, fundada en la idea de derechos, de libertades, el derecho a la ciudad, el derecho a la convivencia.

Partiendo –como lo decía ahorita Porfirio en su exposición–, de esta idea de reconocer que la verdadera vida democrática está en el reconocimiento de nuestras diferencias, en el reconocimiento de que no todos pensamos igual, es muy importante volver a encontrar la tolerancia en la discrepancia y en la diversidad, y creo que ese pensamiento crítico de Porfirio, creo que deberíamos de tenerlo muy presente.

A él, mi reconocimiento personal, quiero que le demos un reconocimiento colectivo a todas sus aportaciones, porque aprendimos incluso de sus errores, y como dijo, hay que saber reconocer cuando uno se equivoca y afortunadamente Porfirio cuando se equivocó, reconoció y nos volvimos a encontrar en el camino e hizo muchas grandes aportaciones a esta ciudad y al país.

Muchas gracias, Martí, por la invitación. Porfirio, es un gusto encontrarte y muchas gracias a todos ustedes.