Mensaje del Jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama; durante la Inauguración de la Ofrenda Monumental de Día de Muertos en el Zócalo 2023
JEFE DE GOBIERNO, MARTÍ BATRES GUADARRAMA (MBG): Muy buenas noches a todas y todos, muy bienvenidos. Estamos entrando al mes náhuatl teotleco, que significa llegada de los dioses y ¿quiénes son esos dioses que llegan al Anáhuac? Son nuestros ancestros, porque en las religiones antiguas eran mucho muy importante los rituales de celebración de los ancestros.
Y cuando llegaban los ancestros, las abuelas y los abuelos ya fallecidos, se preparaba una ofrenda con los guisos y cosas que más les gustaban en vida y alrededor de la ofrenda los vivos recordamos con cariño a los muertos.
Esa tradición de las ofrendas las llevamos aquí, los gobiernos democráticos de la ciudad, al Zócalo de la Ciudad de México, las Ofrendas Monumentales del Zócalo siguen esa tradición. Y este año hemos dedicado esta Ofrenda Monumental a Pancho Villa y a las mujeres y los hombres que construyeron la División del Norte.
Este año de 2023 es el año de Francisco Villa, el revolucionario del pueblo, el que nos recuerda su tocayo Paco Ignacio Taibo, y el que nos recuerda Pedro Salmerón, como un hombre de iguales entre los iguales; un poco por eso es que la Ofrenda Monumental del Día de Muertos de este 2023 la hemos dedicado al “Centauro del Norte”.
Pero no solo a él, sino también a las mujeres y hombres que con él formaron la División del Norte, por eso hay un gigantesco centauro, pero también hay un ferrocarril, porque en ferrocarriles se movieron los villistas para hacer la revolución por todo el país.
Amigas y amigos que hoy nos acompañan, muchas gracias. Ojalá y a nuestros ancestros villistas, a los que recordamos con amor y con cariño, les guste la ofrenda que en su honor y recuerdo les hemos preparado aquí, en el centro del Anáhuac, para conmemorar a nuestros muertos y celebrar la vida y la lucha permanente por la justicia que otros, hoy muertos, nos enseñaron a dar. Muchas gracias y buenas noches a todas y todos.
SECRETARIA DE CULTURA, CLAUDIA CURIEL DE ICAZA (CCI): Muchas gracias. Con su permiso, Jefe de Gobierno. Saludo a Daniela, a Paco, a todos nuestros compañeros del presídium. Muy buenas noches a todas y a todos.
Estamos muy contentos con la inauguración de la Gran Ofrenda que hacemos cada año en el Zócalo, la segunda plancha más grande del mundo, para ustedes. Quiero agradecer a Grandes Festivales porque no han junto con los colectivos, con Báez para que puedan pasar a verla.
Bueno, en virtud de la relevancia que tiene esta festividad para las y los mexicanos, tanto en el territorio nacional, como más allá de las fronteras, este año vamos a presentar una ofrenda especial a Villa. Por eso invitamos a Paco, porque nos va a platicar un poco, un poquito, ya saben que casi no le gusta platicar de este tema; pues a él y, sobre todo, al colectivo y a todos los participantes de esta gran ofrenda para todas y para todos ustedes.
No les quitamos más el tiempo porque me gustaría escuchar a Paco, al colectivo y, por supuesto, a nuestro Jefe de Gobierno que nos dará un mensaje. Muchas gracias por la paciencia, muchas gracias por acompañarnos.
Y reitero el agradecimiento al equipo porque también, como saben, lamentablemente con el huracán y con todo el apoyo que tenemos a nuestros hermanos guerrerenses, aquí también –bueno, es algo menor– llovió, entonces retrasamos un día y medio porque es cartonería, les agradecemos la paciencia; y bueno, con mucho amor a nuestros hermanos guerrerenses. Gracias.
DIRECTOR DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, PACO IGNACIO TAIBO II (PIT): Muy breve compañeros, porque lo que me urge es que les quiten la valla para que podamos todos avanzar hacia este Villa sorprendente, extraño y maravilloso.
Pancho Villa es, para los mexicanos, una memoria activa y una memoria viva. Y esa memoria es la memoria del hombre que durante la Revolución de 1910 a 1920, significó la construcción del ejército del pueblo más importante que ha habido en la historia de América Latina.
Y no solo, también es el personaje que nos llenó de anécdotas a cuál más sorprendente, porque es el hombre que, cuando fue gobernador de Chihuahua, fundó más escuelas en un mes que las que había en todo el estado. Es el hombre que abrió los trenes de la División del Norte en Irapuato, para entregar a los maestros de escuela, parte de los víveres que traía la División del Norte.
Porque Villa no solo fue el gran caudillo militar de la batalla de Zacatecas; las dos batallas de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo; las batallas para conquistar a Chihuahua; y, sobre todo, la sorprendente batalla de Ciudad Juárez. También es el hombre que montaba una yegua que era inmortal, a la que le metieron tres tiros y, sin embargo, siguió cabalgando para salvarle la vida, la famosa “Siete Leguas”.
Que las malas canciones le han vuelto “Siete Leguas” el caballo, pero no compañeros, “Siete Leguas”, la yegua, que condujo a Villa a la fuga de lo que los estaban persiguiendo en uno de los momentos más difíciles de su vida.
El hombre que juró lealtad eterna a Madero y que fue incapaz de impedir el Golpe, pero sí de ejercer la venganza contra los asesinos de Madero y las hordas dirigidas por el dictador, por Victoriano Huerta.
Un Villa que en la memoria colectiva de todos los mexicanos o de buena parte de ellos, porque no sobran mexicanos reaccionarios que son incapaces de reconocer la grandeza de Villa, un hombre que cuando fundó su primera escuela, retirado ya en Canutillo, le preguntó un periodista “¿y cuánto debe ganar un maestro de escuela?”.
En esos momentos en Canutillo había una docena de generales, miembros de la División del Norte que se habían retirado con Pancho, y Pancho le dijo “lo mismo que un general debe ganar un maestro de escuela”. Y esa frase se ha quedado en los aires, acompañándonos a todos los mexicanos desde entonces.
El Villa que dirigía cargas de caballo de Los Dorados, con un cigarrillo en la mano, aunque no fumaba, pero que usaba para prender cartuchos de dinamita; un Villa que era un personaje inolvidable, que nunca durmió en el mismo lugar donde se acostaba, que tenía más sombreros que zapatos, al que le gustaban las bodas, incluso las propias, porque se casó unas 16 o 17 veces; un personaje que condenó con pena de muerte la violación de mujeres en los grandes asaltos o que decretó la ley seca en los momentos de las grandes victorias.
Hoy somos Villa, somos la memoria de Villa, porque la pregunta insistente que se ha venido haciendo en nuestro país desde que la 4T toma el gobierno de este país es ¿de dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Y para dónde vamos? Y hoy con orgullo podemos decir, y placer, y ver esta maravillosa estatua de cartonería: somos hijos de Pancho Villa. Muchas gracias.