Palabras del Jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama durante la declaratoria 25 de agosto: Día del Bolero en la Ciudad de México
JEFE DE GOBIERNO, MARTÍ BATRES GUADARRAMA (MBG): Ya muy rápido, yo esperaba escuchar más canciones. Muchas gracias, por estar aquí.
Quiero agradecerles su presencia a nuestros funcionarios, al secretario de Gobierno, Ricardo Ruiz, que canta boleros en las fiestas, no profesionalmente; a la secretaria de Cultura, Claudia Curiel, magnífico evento; también, por supuesto, a mi esposa Daniela Cordero, que no quería perderse este evento de ninguna manera; a Dario Valdelamar, muchas gracias; a Pavel Granados también, por supuesto; muchas gracias a Carlos Cuevas y a Rodrigo De La Cadena, muchísimas gracias, Rodrigo. Gracias, gracias, gracias, ¿no se me olvida nadie del presídium?
Y, por supuesto, a todas y todos ustedes invitados especiales, ya fueron referenciados, citados, saludados. Qué bueno que están aquí, son muy bienvenidos al Palacio del Ayuntamiento.
Permítanme empezar con un poco de teoría espesa. En su obra sobre las necesidades sociales Ágnes Heller habla sobre cuáles son las necesidades, y hace la crítica de esta idea de las necesidades naturales o existenciales y va más allá, con el propósito de comprender que las necesidades son mucho más que aquello que nos permite comer y vivir.
Y ahí hace una crítica muy fuerte a la enajenación, a la alienación, la enajenación del trabajo y la enajenación del capital, ¿qué dice? El trabajador vive para trabajar, no trabaja para vivir: horas y horas y horas y horas hasta desfallecer, cuando ya no le queda energía, y es ajeno al fruto de su trabajo, el fruto de su trabajo no es suyo. El patrón vive para hacer capital: trabaja, trabaja para hacer dinero y cuando junta dinero invierte ese dinero y cuando junta más dinero invierte ese dinero y no disfruta ese dinero. Los dos están alienados, dice Ágnes Heller
¿Qué es la vida? La vida es tener tiempo libre para el arte y para la cultura, eso es la vida. Y tener la vida, disfrutar la vida, implica restarle tiempo a la enajenación, significa tener, abrir horizontes, jornadas más cortas de trabajo, saber disfrutar el recurso o el dinero que uno llega a tener, ¿para qué? Para pintar, para esculpir, para escribir, para bailar y para cantar, eso es la vida, cantar es la vida, cantar, bailar, es la vida.
Yo por eso tengo, hablando de anécdotas, tengo en la oficina un tocadiscos de esos que emulan a los viejos tocadiscos, es moderno, me lo regaló Rodrigo De La Cadena y entonces saqué, desempolvé un tambache así de discos, de acetatos, tengo ahí varios, uno de mis favoritos es uno de Guty Cárdenas precisamente, y disfruto la vida mientras trabajo, escucho música, escucho muy diversos géneros y escucho bolero.
Entonces, cuando platicaba con Rodrigo De La Cadena hace algún tiempo y me decía “hay que hacer algo con el tema del bolero, hay que hacer algo, hay que hacer una declaratoria”, bueno, fuimos redondeando, redondeando la idea y no quiero dejar de decirles que la inspiración vino originalmente de una plática con Rodrigo De La Cadena.
Yo les pido un aplauso muy fuerte para él porque, digo, ya que estamos aquí hablando de autores, compositores, derechos de autor, etcétera, no me vaya a demandar de que le corresponde el porcentaje mayor de la autoría de esta idea.
Y el bolero, el bolero es una música que tiene raíces fraternas. Ya a mediados del siglo XIX era fuerte el bolero en Cuba y viajó a México, en esas paradojas históricas; el bolero viajó a México con los navíos que venían de Francia, hacían escala en Cuba y luego venían a México. De ahí, por ahí vino “La paloma”, al llegar a México, aquí los liberales le dieron otro contenido, le cambiaron la letra y contaron su historia, la historia de la versión liberal.
Cuba siguió produciendo boleros, los países del gran Caribe siguieron recibiendo boleros y en cada región el bolero creció y se desarrolló. Y en México se desarrolló el bolero, y entonces aquí tuvimos bolero son, bolero chachachá, bolero mambo, bolero ranchero, bolero moruno, bolero salsa, es decir, una variedad y variaciones que son un símbolo de energía y de riqueza cultural, y de capacidad de diversificación y creación de los mexicanos.
En México el bolero fue un protagonista destacado en esa reconstrucción nacional que significó la Revolución Mexicana. Para entonces, el bolero había florecido enormemente en la península de Yucatán, muy cercana, muy hermana de Cuba; y a partir de los años veinte, el bolero estalló gracias a la radio que lo difundió y lo convirtió en un fenómeno de cohesión nacional.
Los tríos mexicanos se expandieron por el país y una industria creció económicamente mucho gracias al bolero, que empezó a tener una audiencia enorme. Los aires del bolero animaron tertulias, serenatas, reuniones familiares; el bolero estuvo muy presente en el amor y el romanticismo mexicano y acompañó también la melancolía feroz de las cantinas, por cierto.
Por supuesto, el género del bolero también alimentó las salas de música sinfónica, así podemos ver esta gran versatilidad del bolero, podemos decir que hay bolero para cada quien, hay bolero para cada gusto.
En efecto, ahorita que escuchaba, me volteó a ver mi esposa, porque en la casa cantamos la de “Peregrina”, “Peregrina de ojos claros y divinos y mejillas encendidas de arrebol”, porque mi mamá era de mejillas encendidas y de ojos verdes, entonces mi papá le cantaba esa canción y se la cantó tanto que la aprendimos sin que lo hubiéramos escuchado en la radio, ni en ningún otro lugar, se la escuchábamos a él.
Y luego había un bolero, el de “Perfume de Gardenias” de Rafael Hernández, que tiene mucho tiempo, porque ese se hizo famoso como en los años treinta, a través de la radio, y luego la Sonora Santanera lo explotó en los años setenta. Bueno, a mí me gustó mucho, “Perfume de Gardenias” y, por cierto, se lo canté a mi esposa el día que nos casamos, bailamos, pero cantamos y como había tanta gente cantando, pues no se oía lo desentonado que estaba.
Pero los grandes intérpretes, a través de los medios, en lugares pequeños y en espacios muy diversificados siguen interpretando y fomentando el bolero; y, en efecto, el bolero penetró en la ciudad, que la ciudad es un escenario receptor de la cultura universal y difusor de la misma.
Entonces no me parecía ilógico, aunque el bolero hubiera surgido en Cuba y se hubiera hecho esta interrelación Cuba-México, que la ciudad, siendo la capital de América Latina, la Capital Cultural de América Latina, dice nuestra Secretaría de Cultura, pues declarar en la ciudad, el Día del Bolero; y como yo tenía ese compromiso con Rodrigo De La Cadena, dije: en cuanto pueda lo voy a hacer y pues ya pude ahora.
Entonces, como ahora puedo hacer declaratorias de algunas cosas dije: “Esto está en mi agenda, de lo que tenemos pendiente y de lo que hay que hacer” y en honor a los créditos compartidos, también quiero decir que Daniela me estuvo diciendo “no se te olvide lo del bolero” y bueno, no se me olvidó.
Así es que, en una de mis primeras reuniones de trabajo con la secretaria de Cultura, con Claudia Curiel y con Argel Gómez, comenté varios temas que teníamos y uno de ellos fue este y me da mucho gusto decirles que aquí está la declaración: aquí está la Declaración del Día del Bolero en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México del día de hoy, 24 de agosto del 2023. Hoy sale este decreto.
Este decreto tiene una fundamentación larga, ya ven como son los abogados, considerandos muy largos también, y dice en su parte medular: Decreto por el que se declara el 25 de agosto de cada año como el Día del Bolero en la Ciudad de México. Primero. Se declara el 25 de agosto de cada año como el Día del Bolero en la Ciudad de México.
Segundo. La persona titular de la Secretaría de Cultura tendrá a su cargo el diseño e instrumentación de un programa anual de eventos que tenga por objeto conmemorar el Día del Bolero en la Ciudad de México.
Tercero. Se exhorta a las personas titulares de las Alcaldías de la Ciudad de México para que, en el ámbito de sus competencias, ejecuten actividades para la conmemoración del “Día del Bolero” en sus demarcaciones territoriales.
Amigas y amigos, muchísimas gracias, muchísimas felicitaciones.
¡Viva el bolero! ¡Viva la cultura! ¡Viva el arte! ¡Viva la música!
SECRETARIA DE CULTURA, CLAUDIA CURIEL DE ICAZA (CCI): Muy buenos días a todas y a todos. Con el permiso del Jefe de Gobierno.
Bueno, quiero saludar nuevamente a Martí Batres Guadarrama, nuestro Jefe de Gobierno; al maestro Dario Valdelamar, consejero de la Sociedad de Autores y Compositores de México, que es el director del Catálogo de Oro y justamente lo inventamos también para que nos mencione algunos de las y los compositores que nos acompañan el día de hoy y que han hecho historia en la Ciudad de México con la música y también en el país; Pavel Granados, de Canal 22; el maestro Rodrigo De La Cadena, músico también, director del Festival Mundial del Bolero en México; y al maestro Carlos Cuevas.
También saludar, por supuesto, a la prensa; a los funcionarios, funcionarias que nos acompañan.
Y a los y las invitadas especiales, hoy es un día donde estamos de fiesta, tenemos a los nietos, nietas, hijos, hijas, viudas, compositores, compositoras, intérpretes de los más importantes, de las composiciones de nuestro país que nos acompañan el día de hoy, al rato los vamos a mencionar, que han hecho historia no solo en México, sino en el mundo. Por mencionar, por ejemplo, a la compositora Consuelo Velázquez, que nos acompaña por aquí su nieto, y ella compuso “Bésame mucho”, que es una de las canciones más importantes del mundo, hasta Los Beatles la grabaron.
Entonces, estamos de fiesta, bienvenida a la comunidad cultural. En el Jefe de Gobierno tenemos un aliado incondicional, no solo con la Secretaría de Cultura, sino con todo el sector cultural; y, por eso, como iniciativa del Jefe de Gobierno, nos pidió abonar en un trabajo que ya se está haciendo, con una Declaratoria de Patrimonio Cultural del Día del Bolero, que se está trabajando con la UNESCO, con Gobierno federal, con muchas organizaciones, por supuesto, porque es patrimonio, que si bien llegó de Cuba, se enraizó en México y ahora hay un arraigo impresionante.
Entonces, el Gobierno de la Ciudad de México se suma hoy, y por eso estamos muy contentas y contentos que nos acompañe la comunidad cultural para el decreto que salió el día de hoy en la Gaceta, para instaurar, a partir de hoy, por instrucción del Jefe de Gobierno, el día de 25 de agosto como Día del Bolero en la Ciudad de México. Esto abona también a ese trabajo que se está haciendo en la Declaratoria, que Pavel nos va a contar un poco más adelante en qué momento vamos.
Y bueno, como saben, el bolero llegó de Cuba en el siglo XX a la Ciudad de México, a México y nos lo apropiamos y generamos composiciones y tenemos compositores maravillosos. Muchos de ellos, por ejemplo, Agustín Lara, Guty Cárdenas, Vicente Garrido, Álvaro Carrillo, Gonzalo Curiel, Los Panchos, Los Dandy's –que nos acompañan los hijos y también están por aquí Los Dandy's y Los Panchos, ¿no? Así es, un aplauso también–, Roberto Cantoral, María Grever, María Luisa Basurto, Ema Elena Valdelamar y, como mencioné, Consuelo Velázquez, entre muchos otros.
Bueno, así de generación en generación ha pasado el bolero. Y yo me atrevo a contar una anécdota personal, si el Jefe de Gobierno me permite, su equipo tuvo el gesto, porque si no, no lo hubiéramos platicado, de poner una canción de mi papá, que es Francisco Curiel, yo también vengo de una familia de compositores. Mi papá hizo un bolero que en 1990 ganó la OTI con el maestro Carlos Cuevas; y, muy breve, en el '89, porque esto fue en el '90, era la OTI en el Teatro de la Ciudad, y bueno, íbamos, era muy emocionante, era cuando estaban las grandes orquestas, este festival que dio y nacieron muchos de los cantantes más importantes de nuestro país en ese festival y, bueno, mi papá competía y en ese año perdió, así como uno anterior.
Yo tenía 10 años, y entonces yo estaba llorando y llorando y llorando y mi papá “tranquila, no pasa nada”, y entonces yo le decía “pero, es que no entiendo porque no haces la canción que gane, no entiendo”, yo a los 10 años, y él “bueno, OK”.
Siguiente año, mi papá en lugar de hacer balada dice “voy a hacer un bolero”, entonces rompe como en esa tradición de las baladas, hace un bolero, y ahí es cuando el maestro Carlos Cuevas gana en la Ciudad de México, gana internacional. Y una anécdota bonita es que cuando regresan, hubieron muchísimas críticas, en ese medio importante del espectáculo, donde decían que cómo que un bolero, que ese era un retroceso en la música, que cuál era el sentido de regresar a los boleros si ya la música y la composición estaba en otro momento.
¿Y qué pasó? Pues resurgió nuevamente, obviamente no por mi papá, sino por todo ustedes, por todos los compositores y compositoras, por los intérpretes; y la Ciudad de México es capital, sin duda, del bolero.
Y bueno, les quería contar eso porque me dio mucha emoción, porque me siento en familia y veo a todos los hijos de compositoras y compositores. Le agradezco al Jefe de Gobierno y nada, muchas gracias.
DIRECTOR GENERAL DEL CANAL 22, PAVEL GRANADOS CHAPARRO (PGC): Muchas gracias, buenos días al presídium, Jefe de Gobierno.
Estoy muy contento, de verdad, siento una emoción extraña. Si yo tuviera un poco de talento, pues compondría un bolero para esta ocasión, pero no siendo así, quiero leerles un poco de esa descripción de emoción que significa que la Ciudad de México tenga su Día del Bolero, porque considero que esta ciudad es la ciudad del bolero.
Y quise poner un poco en palabras, por suerte está mi querido Dario Valdelamar, que va a decir quiénes son todos los miembros distinguidos que están ahorita entre nosotros, porque está, de verdad, la comunidad que ha hecho de esta ciudad, la ciudad, la capital del bolero; ya nos podrá decirlo, pero hasta Chava Flores y hasta Cri-Cri, tienen boleros, todo el mundo, bueno, José Alfredo tiene boleros, entonces, sí nos ha inundado.
Les voy a leer rápidamente esto que escribí sobre la ciudad del bolero. Pienso que el primer bolero que se escuchó en la Ciudad de México fue “Para olvidarte a ti”, que cantó Guty Cárdenas en el Teatro Lírico de la calle República de Cuba a mediados de 1927.
Por esos días, el empresario Pepe Campillo organizaba el concurso musical “La feria de la canción”, con el fin de crear el repertorio de un nuevo trío, “El Garnica-Asencio”, formado por Julia Garnica que se dedicaba a poner los periódicos, creó que el Excélsior, trabajaba encartando periódicos, y las hermanas Ofelia y Blanca Ascencio.
El bolero era el nuevo ritmo que llegaba de Yucatán, aunque había surgido en Santiago de Cuba a mediados de los años ochenta del siglo XIX. Con el tiempo, los discos habían llevado este género a la península yucateca. El bolero, género hermano del danzón, se caracterizaba entonces porque era una forma trovadoresca de la canción popular.
Los primeros compositores de boleros eran aficionados a la ópera y a la poesía, o bien, tomaban estrofas publicadas por los periódicos para musicalizarlos. Allá en Cuba, Eusebio Delfín hizo boleros con poemas de Manuel Gutiérrez Nájera y de Amado Nervo. En Mérida, Guty Cárdenas también musicalizó poemas que leía en los periódicos y la revistas, pero en una ocasión le puso música a una carta en verso que su amigo Ermilo Padrón López le había escrito a una novia que lo había abandonado “Para olvidarte a ti, que no supiste comprender las ternuras de mi alma”.
En los camerinos del Teatro Lírico, el ingeniero venezolano Eduardo C. Baptista grabó por primera vez la voz de Guty y sus boleros, bellas cartas de la provincia mexicana. Se dice que entre el público del Teatro Lírico se encontraba un joven y tímido compositor emocionado con el triunfo de Guty: Agustín Lara.
Una de las canciones del yucateco decía, por ejemplo, “Yo sé que nunca besaré tu boca”, así que el bolero “Imposible”, la primera canción de Agustín Lara que se popularizó, comenzaba diciendo: “Yo sé que es imposible que me quieras, que tu amor para mí fue pasajero y que cambias tus besos por dinero”, es decir, el bolero que tomaba como personaje a la prostituta, pero más importante aún, que hacía del bolero un género urbano, el género romántico de la Ciudad de México.
“Imposible” fue escrito, según Agustín, en un piano de la casa de citas de doña Margarita Pérez, que estaba en la calle Cuauhtemotzín 74, hoy Eje Fray Servando. Agustín acompañaba sus boleros con piano, pero en sus inicios era un misterio saber cómo se tenía que acompañar este ritmo.
Los primeros boleros, los de 1929, los de Pardavé, que componía sus canciones tocando con un dedo sobre el piano y que luego Mario Ruiz Armengol se los escribía sobre papel pautado.
Los boleros de Curiel y de Alcaraz que se inspiraron en el jazz y en los discos que llegaban de los crooners estadounidenses, los primeros boleros de la ciudad se acompañaron con orquestas de dixieland, con el ukulele del maestro Guillermo Posadas, con la trompeta sentimental del “Chino” Ibarra, con el piano de Antonio Escobar, con el violín de Alfredo Núñez de Borbón, músico de la colonia Guerrero, pero sobre todo con fagots, tubas, banjos y saxofones, antes de que llegaran los músicos del son cubano a terminar de delinear la manera de interpretar el bolero.
A diferencia de los primeros compositores, los jóvenes autores de la capital componían sus propias letras; Agustín escribía sus poemas inspirados en el modernismo, en los versos prohibidos de Antonio Plaza, como el poema “A una ramera” y en la Biblia.
Renato Leduc decía, en la canción “Mujer”, hay versos que parecen sacados del Cantar de los Cantares, como ese que dice “Tienes el perfume de un naranjo en flor”, ese verso, dice Renato Leduc, parece del Cantar de los Cantares.
Las cantantes del bolero, las boleristas, fueron el vehículo que hicieron triunfar esas canciones, pero cantaban el mensaje que escribía un hombre y generalmente con contenidos no muy sinceros.
Pero la Segunda Guerra Mundial trajo una nueva poética, la cercanía de la guerra hacía pensar que la despedida también estaba cerca, así que la generación que siguió a Agustín Lara, los jóvenes de los años cuarenta compusieron boleros a la sinceridad, lejos de la retórica modernista cantaron con las palabras de todos los días.
Federico Baena, compositor de la Santa María La Ribera compuso "Que te vaya bien", el primero de estos boleros sinceros. Su intérprete, María Luisa Landín, cantaba con arrebato letras como esta: "Qué tal te fue, dime cómo has estado, cuéntame si has llorado también por un amor".
Tiempos del primero blues y luego el bolero "Bésame mucho" de Consuelito Velázquez, de los boleros de María Alma, de Alfredo Parra, de Roque Carbajo, y de la inolvidable Ema Elena Valdelamar, quien con sus boleros compuestos en la calle de Sadi Carnot, dio nueva voz a las mujeres. Los compositores que no se sentían seguros de su talento lírico encargaban sus letras a Monís, a Mario Molina Montes, a Ricardo López Méndez o a poetas como Elías Nandino.
Alrededor de la calle de Ayuntamiento, por los rumbos de la XEW, vivían los cantantes, los productores, locutores, acompañantes, crooners; puesto que me dejaron conocerlos, no quiero dejar de evocarlos en esta mañana tan importante.
Estaba Tete Cuevas, en la colonia Condesa, en la calle de Tula, que acompañaba a los artistas de la radio desde los años cuarenta; Amparo Montes, que construyó su casa a un lado del Parque de Los Venados, como decía una placa, "Con temor y con ayuda de nadie", es decir, los títulos de sus dos mayores éxitos.
Lupita Palomera, "La novia de la radio" y Fernando Fernández, "El crooner de México", las dos maravillosas voces en su casa del Pedregal de San Ángel. María Luisa Landín, el ídolo de Carlos Monsiváis, vecina de San Pedro de Los Pinos; "El crooner del patio", Miguel Ángel Torres, que me citó un día de 1996 en el Café Trevi, junto a la Alameda, que ya no existe, para evocar a sus viejos amigos de los años cuarenta.
Manolita Arreola, que tantos boleros grabó y estrenó, tomaba todos los días un café frente a los estudios de la XEW, para evocar otras décadas y me dijo: "Por aquí, en estas calles, vivíamos todos los boleristas, era nuestra ciudad". Ahí también diariamente llegaba Mario Ruiz Armengol, a componer en un estudio con piano que le prestaba la XEW.
Y recuerdo a la primera de todas las boleristas de México, Ana María Fernández, quien en 1929 inició en esta ciudad la tradición de cantar boleros. Ella, de 19 años, iba solo a oír cantar a Agustín Lara al teatro, pero como el compositor la escuchó entre el público, se levantó del piano –y así, histriónico como era–, se bajó, se arrodilló ante ella y le dijo “Señorita, usted es la voz que buscaba ¿quiere ser mi intérprete?”. Me lo contó ella con lágrimas en los ojos y me dijo que lloraba cada vez que veía una película de Agustín Lara en la tele porque se acordaba de los maravillosos tiempos del teatro de revista.
Ana María era la incomparable cancionera del estilo único, pero había otras: Lupita Alday, era la cancionera de “La Voz que Enamora”; Martha Triana “La voz emotiva de la radio”; Avelina Landín “La Voz que canta el corazón”; “La cancionera de México”, Lidia Fernández. No todas muy conocidas hoy, pero como ven sus fantasmas revolotean por esta ciudad, sus canciones las recorrieron.
La iniciativa de nuestro Jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, el trabajo de la Secretaría de Cultura, a cargo de la maestra Claudia Curiel de Icaza, son fundamentales. Fijan un patrimonio que está por cumplir 100 años de vida constante en nuestra ciudad.
De manera paralela, a partir de una iniciativa binacional entre México y Cuba, estamos esperando la resolución de la UNESCO, que tiene que ser este año, en diciembre, en Botsuana, África, para que finalmente se inscriba el bolero como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, eso en diciembre de este año.
Así que, con esta Declaratoria de hoy se unen esfuerzos y se reconoce un patrimonio vivo; una manera de la creación artística que tuvo su centro en la Ciudad de México y que ha alcanzado a todos los continentes.
Pienso en los músicos, en los tríos, que caminaron por las noches llevando su música en esa oleada de ondas sonoras con que el bolero ha inundado nuestra ciudad, como una gran Venecia, ciudad que podemos llamar “Ciudad del Bolero”. Ciudad en que los boleros de moda eran cantados hasta por los pericos y ciudad que no conoce un rincón en donde un bolero no haya sido enamorado por algún enamorado.
Gracias.
CONSEJERO DE LA SOCIEDAD DE AUTORES Y COMPOSITORES DE MÉXICO Y DIRECTOR DEL CATÁLOGO DE ORO, DARIO VALDELAMAR (DV): Bueno, esperemos que sea profeta y que me haga compositor. Buenas tardes a todos, maestro Martí Batres, Claudia, qué bonito escenario, no sé cuánto tardaron en poner estos pilares, pero lo hicieron rapidísimo, está precioso.
Quiero, en primer lugar, agradecer al maestro Martí Batres por invitarnos y por la tan atinada idea de hacer, denominar el Día del Bolero el 25, una idea genial.
Los mexicanos somos un pueblo musical en todos los sentidos; y, efectivamente, en la mayor parte del mundo los boleros están en varios idiomas. México es tan musical que, hasta cuando insultamos con el claxon, lo hacemos melódicamente, no sé si sea bolero, a lo mejor el maestro Rodrigo nos puede decir si eso es bolero o no.
Pero quiero agradecer por toda la insigne planilla que tenemos aquí enfrente y a todos nuestros invitados. Veo también al director de INDAUTOR, Marco Antonio, bienvenido.
Ahora quiero platicar, el maestro Martín Urieta y el maestro Roberto Cantoral no pudieron venir, están haciendo una firma de convenios con sociedades hermanas entonces yo tengo el honor de representar a la sociedad de compositores; aparte, efectivamente, soy director del Catálogo de Oro junto con Maru Flores, que está por aquí, gracias, y quiero platicarles un poco del Catálogo de Oro que es el departamento de la Sociedad de Compositores.
Al maestro Manzanero se le ocurrió hace muchos años hacer esta oficina, ya la mayoría de nuestros compositores de catálogo habían fallecido, entonces se le ocurre y arma esta oficina donde actualmente Maru y yo estamos dirigiendo, pero gracias a Dios y, gracias, Claudia, por mencionar que vinieron muchos de nuestros herederos, hermanos herederos, porque quiero mencionarlos.
Agustín Lara, “Solamente una vez”, está aquí su viuda, Vianey. Si recuerdan “Si negaras mi presencia en tu vivir”, Álvaro Carrillo, el hijo de Álvaro Carillo, gracias, hermano. “Usted es la culpable”, José Antonio Zorrilla “Monís” está con nosotros su hija, el gran poeta. “Solo cenizas hallarás de todo lo que fue mi amor”, Wello Rivas, Isabel, su hija. “Pasaste a mi lado con cruel indiferencia”, Alberto Cervantes, Eurídice, su hija.
Esta lleva el apellido de una de nuestras anfitrionas, “Voy por la vereda tropical”, Gonzalo Curiel, su hijo y su sobrina. “Sábado Distrito Federal” mi Chava Flores, Maru Flores, hija del gran cronista de la Ciudad de México. Aquella canción que llevábamos de serenata, “Que un viejo amor ni se olvida ni se…”, con ustedes el hijo del maestro Alfonso Esparza Oteo, Enrique. Recuerdan, “Peregrina de ojos claros y divinos”, del maestro Ricardo Palmerín la música, con ustedes Lupita, su nieta.
Esta la hemos cantado todos, “Caminos de Michoacán y pueblos que voy dejando”, con ustedes, Hugo y su señora viuda María Eloy, del maestro Bulmaro Bermúdez. “El ratón vaquero”, Cri-Cri, Tiburcio, hijo del maestro Francisco Gabilondo. “Malagueña salerosa, besar tus labios quisiera”, ¿dónde estás, Ricardo?, del maestro Pedro Galindo, su nieto. “Qué bonita es mi tierra, qué bonita, qué linda es”, Mario Molina Montes, Coni, su hijita.
Aquí tengo que hacer la aclaración, porque fue una pareja de compositores y él compuso, “Y volver, volver, volver”, y María Alma compuso “Yo quiero que comprendas vida mía”, está aquí su hija Mirsa y su nieta.
“Aunque sigas viviendo, para mí ya estás muerta”, Indalecio Ramírez, Sarita ¿dónde estás? Su hija. “Cucurrucucú”, creo que por ahí vi a Mauro, venme a ayudar Mauro, “Cucurrucucú paloma” Tomás Méndez, señorón.
“Voy a cantarles un corrido muy mentado”, Víctor Cordero, con ustedes su hijo Arturo, pero quiero hacer mención: Tomas Méndez y Víctor Cordero, sus hijos, se casaron y también está aquí con nosotros su nieto Víctor.
Cuántas veces todos pensamos, “hay, lástima que seas ajena” “Lástima que seas ajena”, Macías, con ustedes, Marcia su viuda. “Amorcito corazón yo tengo tentación de un beso”, Bety Esperón, música del maestro Manuel Esperón. “O que gusto de volverte a ver”, para ponernos a bailar, Rigo Tovar, con ustedes Isabel, la viuda del maestro Rigo Tovar.
Otro de nuestros himnos mexicanos, “México lindo y querido”, Sandra Monge, hija del maestro “Chucho” Monge, ¿dónde estás Sandrita? Y, “Hay te dejo un cheque en blanco y en donde dice desprecio ese debe ser tu precio”, era de mi mamá, pero ahí está su nieto Alexis Valdelamar.
Y quiero hacer énfasis en lo que nos platicó Claudia, o sea, Claudia, no solo su papá, su tío era Gonzalo Curiel, su abuelo era Federico Curiel y se van a acordar con Pedro Infante, “Nana Pancha”, de Federico Curiel; y luego, su papá, que ya lo mencionaste, que además tengo el honor porque me permitió su amistad, Francisco Curiel, autor de un bolero y que, efectivamente, aquí está Carlos Cuevas, yo estuve en el Teatro de la Ciudad, ¿no lloré porque ganaste? Pero, además, ganaste el nacional y el internacional con un bolero, así es.
Ahora quiero presentarles, muy en especial, nos acompañan de la Sociedad de Compositores cuatro consejeros que son grandes autores. Una chica hermosa que tiene canciones preciosas, pero la van a ubicar hoy por hoy, porque todos los muchachos, yo creo que con esta canción se hizo famosa Gloria Trevi, "Pelo suelto", Mary Morín, preciosa, bienvenida. Recuerdan esa canción de Alejandro Fernández, "De un tiempo acá no todo va muy bien, qué lástima, qué lástima", con ustedes el autor, Jaime Flores, maestro, bienvenido. Y quién no ha cantado "El tiempo que duró nuestro amor, tú me hiciste feliz", Roberto Belester.
Quiero agradecer a todos y, en especial, a nuestro Catálogo de Oro, porque nuestros grandes compositores que ya fallecieron escribieron su nombre en el horizonte azul, donde viven los inmortales.
Gracias por invitarnos a la Sociedad de Compositores, gracias a todos. Buenas tardes.