Mensaje del Jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, durante la conmemoración del 85 Aniversario del Exilio Español
JEFE DE GOBIERNO, MARTÍ BATRES GUADARRAMA (MBG): Muchas gracias. Los saludo con afecto, como siempre, ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, aplaudimos sus palabras y aplaudimos su presencia en este acto.
Saludo también, con reconocimiento y afecto, a la doctora Alicia Bárcena, secretaria de Relaciones Exteriores; a Zoraida Hijosa, directora general de Atención a las Víctimas y Promoción de la Memoria Democrática del Gobierno español; y a la doctora María Elena Álvarez-Buylla, directora general del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías del Gobierno de México.
Hoy, aquí en el lugar donde se instaló la República Española en el exilio, estamos conmemorando 85 años de la llegada del barco Sinaia, considerado como el momento simbólico del inicio del exilio español. Aunque cabe decir que ya antes habían llegado los niños de Morelia y diversos intelectuales que conformaron la Casa España, que se transformó en el Colegio de México.
Con este motivo hemos atestiguado con alegría, cómo se han multiplicado homenajes y conmemoraciones en estos días. Y es que el exilio español republicano evoca un amplio abanico de temas y de enfoques: podemos ver el exilio como epopeya diplomática, como hazaña humanitaria, como herencia intelectual y también como lucha transformadora.
En los distintos momentos en los que hemos participado, hemos escuchado la gratitud del exilio español y sus descendientes al general Lázaro Cárdenas, a Narciso Bassols, a Gilberto Bosques, a Luis I. Rodríguez, a Isidro Fabela, a Adalberto Tejeda y muchos otros mexicanos; y también hemos hablado del enorme aporte que ha hecho el exilio español a México.
Hace unos días, en la colocación de la Exposición de la Galería Abierta, en las rejas de Chapultepec, hicimos una pormenorizada relación de personalidades y de instituciones que formaron los exiliados españoles, que aportaron a la construcción del México moderno.
En este caso, quisiera destacar otro punto. Nuestro país ha sido un punto de llegada de diversas migraciones a lo largo de la historia, pero el exilio español, podemos decir, tiene de alguna forma un lugar muy especial, está rodeado de símbolos, de una historia épica, de ideales y de pensamiento.
El exilio español no solo fue un grupo de emigrados que buscó refugio y no solo representó la llegada de una parte de lo mejor de España a México, es también la personificación colectiva de la herencia de un proyecto, un proyecto con el que el México cardenista de identificó.
En el México del Presidente Lázaro Cárdenas se repartía la tierra a los campesinos, se recuperaban los recursos naturales como el petróleo para la nación, se fundaban instituciones educativas como el Instituto Politécnico Nacional, Normales rurales, escuelas primarias, secundarias, internados, se aumentaba el salario a los trabajadores y se alentaba la organización de obreros, campesinos y clases populares: había libertades y democracia también.
En la España republicana se buscaba enterrar un viejo régimen rancio, conservador, caduco, autocrático, se sancionó una Constitución muy avanzada para su época, parecida a la mexicana de 1917, y con las nuevas normas constitucionales, las mujeres obtuvieron el derecho a votar; se instauró el matrimonio civil, la posibilidad del divorcio, se reconocieron iguales derechos a todos los hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio, el gobierno se hizo cargo de los cementerios, se eliminó la partida del presupuesto público destinada al alto clero, se nacionalizaron los bienes de las corporaciones eclesiásticas.
También, se aprobó el Estatuto de Autonomía de Catalunya, y le siguieron los proyectos del País Vasco, Aragón, de Asturias, Valencia, Galicia; se reconoció el derecho de asociación política y sindical y la seguridad social a los trabajadores, los derechos de las mujeres trabajadoras; y también se elevaron los sueldos de los maestros, se formaron a miles de nuevos maestros y se construyeron miles de edificios escolares nuevos, se eliminaron los castigos físicos en las prácticas escolares.
En un mundo de autoritarismo, racismo, xenofobia, colonialismos, como el que se vivía entonces, el México del general Lázaro Cárdenas brillaba por su naturaleza humanista, social, igualitaria, democrática; y la España republicana entrañaba por su parte lo más avanzado de Europa, lo más progresista, lo más libertario, lo más avanzado.
Tal vez, podemos decir que el general Lázaro Cárdenas vio en esa España republicana un reflejo de su propia visión del mundo, simpatizó con ella, vio tal vez ahí reflejados lo mejor de liberalismo de la Reforma de Juárez y también lo mejor del programa social de la Revolución Mexicana; simpatizó con la España republicana y la apoyó decididamente frente a la pasividad o traición de potencias del mundo.
Hoy en día, los Gobiernos de la Cuarta Transformación, del Gobierno de la República que encabeza el licenciado Andrés Manuel López Obrador, el Gobierno de la Ciudad de México, buscamos basarnos en los principios del bienestar y la democracia. Nos identificamos profundamente con los programas del cardenismo y de la República Española y advertimos al mundo también sobre los graves riesgos de autoritarismo, pérdida de derechos, libertades y de protección social que entrañan las derechas en el mundo.
Hoy quiero comentar con ustedes que hemos iniciado un procedimiento para buscar la compra, adquisición o expropiación del inmueble que fue la sede de la República Española en México, ubicado en la Calle Londres, número 7, esquina con Roma, Colonia Juárez, para construir ahí un Sitio de Memoria Histórica.
¡Que viva el presidente Lázaro Cárdenas! ¡Que viva la República Española!
Muchas gracias.
SECRETARIA DE RELACIONES EXTERIORES DEL GOBIERNO DE MÉXICO, ALICIA BÁRCENA IBARRA (ABI): Muchas gracias y muy buenos días a todos, a todas. Me da mucha emoción compartir este momento con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, realmente un honor, querido ingeniero; con Martí Batres; y, desde luego, con Elena, que también es una gran compañera; y, por supuesto, Zoraida, mucho gusto de que estés con nosotros en México.
Saludo muy cariñosamente a Daniela, que también con ella hemos hecho tantas cosas hermosas.
Y realmente, cuando me invitaron a este evento yo decía: no podemos faltar, no podemos faltar, la Cancillería no puede no estar en un evento tan importante, en donde hoy rememoramos la llegada de ese maravilloso barco Sinaia al Puerto de Veracruz, exactamente hace 85 años, es increíble.
Un barco que se inscribe con enorme orgullo en nuestra historia compartida y que zarpó de Francia para una travesía de 19 días. Y lo más interesante es que en él abordaron mil 598 personas, españoles y españolas, pero llegaron mil 599, porque hubo una persona maravillosa que nació en el Atlántico y ella fue Susana Sinaia Caparrós, es un símbolo maravilloso de que la vida siempre, siempre se sobrepone a la muerte.
Y creo que estas múltiples memorias de aquellos pasajeros nos recuerdan imágenes de ese malecón veracruzano atestado de personas, 50 mil personas se agruparon –o más, quizás– en Veracruz, justamente para darles la bienvenida.
Y en esas letras enormes dibujadas sobre la cabina del mando de esa nave, hay un mensaje breve y claro que decía: “¡Gloria a México! La España antifascista te saluda”. Y es un emblema importantísimo, porque es también la historia del asilo mexicano, es donde realmente aprendimos como país a ser un país asilante, un país acogedor, ahí partimos.
Y creo que en ese arribo, como lo fue dos años antes el de más de 400 huérfanos también acogidos en Morelia, no era una decisión discrecional de la autoridad, sino el testimonio de una voluntad fraterna de todo un pueblo, expresado con claridad por el Presidente Lázaro Cárdenas, por su gobierno y persisten vigentes, además, las palabras de entonces; y me atrevo a citar al Presidente Lázaro Cárdenas cuando decía: “No los recibimos como náufragos de la persecución dictatorial, sino como exponentes de la causa imperecedera de las libertades del hombre”, y yo diría, y de la mujer, ya ahora, ¿verdad?, en nuestros tiempos.
Pero esa voluntad humanista, que se tradujo después del Sinaia en el arribo de tantos otros miles, y que se acompañó de coherencia institucional la noche, justamente, de esa dictadura española, que se extendió por cuatro décadas más, cuatro décadas en donde el Estado mexicano interrumpió sus relaciones diplomáticas con los asesinos de la república.
Y en ese tramo extenso, los pasajeros del Sinaia, del Mexique, del Ipanema y de tantos otros Barcos de la Libertad, sumarían talentos y capacidades a la construcción de este México moderno, sembrarían semillas fecundas cuyas raíces nos dieron fortaleza a nuestras instituciones indispensables como lo es el Colegio de México, como lo es el Fondo de Cultura Económica, porque de esa España sangrante venía duelo y dolor, pero poesía, literatura, filosofía, un apetito intelectual desbordante, que enriqueció nuestras aulas y nuestra vida común.
–Y aquí veo a Paco Ignacio Taibo, que me da muchísimo gusto saludarte, querido Paco, que has hecho del Fondo de Cultura Económica un brazo para el pueblo de México, muchas gracias a ti–.
Yo tuve profesores científicos españoles inolvidables y por eso los recuerdo con tanto gusto, porque la huella de los hijos de la República Española en México ha sido y será y seguirá siendo fecunda.
La experiencia dura de la derrota animó los sueños de otras victorias posibles, y las fuentes que animaron el cauce de nuestra búsqueda por justicia e igualdad, se enriquecieron con estas nuevas vertientes que llegaron del Atlántico.
Soñó España una patria de ciudadanos y no de súbditos, servir al interés de sus trabajadores y no al de sus amos, romper las cadenas de su tradición patriarcal y, por supuesto, reconocer la igualdad en los derechos, los derechos, por cierto, también de las mujeres.
Imaginó el fin de una república de iguales y pagó su osadía con sangre, con exilio, pero esa aspiración transformadora perduró y muchos de sus rasgos describen hoy el rostro que México ha decidido darse, un rostro donde España juega un papel fundamental.
Por eso cierro estas palabras regresando al Sinaia, a su eslora de 120 metros, al refugio de mil 600 almas, una de ellas las del poeta Pedro Garfias que escribió en ese barco un poema inolvidable y dice y leo:
“De acero fiel nos une y nos separa con España, presente en el recuerdo, con México presente en la esperanza. Repite el mar sus cóncavos azules, repite el cielo sus tranquilas aguas y entre el cielo y el mar ensayan vuelos de análoga ambición, nuestras miradas.
“España que perdimos, no nos pierdas; guárdanos en tu frente derrumbada, conserva tu costado el hueco vivo de nuestra ausencia amarga que un día volveremos, más veloces, sobre la densa y poderosa espalda de este mar, con los brazos ondeantes y el latido del mar en la garganta”.
Ahí me quedo porque el poema es muy hermoso y muy largo, pero es bellísimo. Y por eso hoy celebramos, celebramos este momento en el cual la historia nos unió hace 85 años para no separarnos jamás.
Muchas gracias.
DIRECTORA GENERAL DE ATENCIÓN A LAS VÍCTIMAS Y PROMOCIÓN DE LA MEMORIA DEMOCRÁTICA DEL MINISTERIO DE POLÍTICA TERRITORIAL Y MEMORIA DEMOCRÁTICA DEL GOBIERNO DE ESPAÑA, ZORAIDA HIJOSA VALDIZÁN (ZHV): Muy buenos días a todos y a todas. En primer lugar, querría agradecer al Jefe de Gobierno de México, doctor Martí Batres, por invitar al Gobierno de España a estar hoy aquí en este acto tan importante.
Y saludar, como no puede ser de otra manera, al ingeniero y a todas vosotras, directora, Alicia, que nos conocimos ayer, buenos días.
Buenos días a todas las autoridades, y a todas señoras y señores, amigas y amigos que están hoy aquí para conmemorar este acto, este 85 aniversario de la llegada del buque Sinaia a las costas de Veracruz.
Es para mí un honor estar aquí hoy representando al Gobierno de España, al Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática en mi condición de directora general de Atención a las Víctimas y Promoción de la Memoria Democrática.
Quiero agradecer, como ya he dicho, al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, por su invitación para que el Gobierno de España pueda estar aquí hoy, pueda participar en este emotivo acto, justamente cuando se cumple, como ya he dicho, el 85 aniversario de la llegada del buque Sinaia y de otros tantos buques a las costas de México.
Como no puede ser de otra manera, tengo que excusar al ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, al señor Ángel Víctor Torres Pérez, que no ha podido estar aquí con todos ustedes porque tenemos una agenda muy apretada aquí en México, hemos venido dos días; él os manda un fuerte abrazo y todo su cariño, pero no puede estar hoy con nosotros porque tenía un acto justamente a esta hora.
Hoy, nuestros países rinden homenaje a los miles de hombres y a las miles de mujeres que desembarcaron en este país, perseguidos por un régimen fascista que había provocado una guerra cruel; todos ellos y todas ellas huían, porque estar del lado de la libertad y la democracia podría haberles costado la vida.
Hoy no podemos dejar de rendir homenaje también, como no puede ser de otra manera, al Presidente Lázaro Cárdenas que, como ya se ha dicho aquí por mis antecesoras, en un tiempo marcado por el auge del fascismo, reconoció el Gobierno del Presidente Azaña, como el gobierno democrático, como el gobierno legítimo de España, demostrando una vez más su valentía y su honorabilidad, demostrando la faceta humana que siempre lo acompañó.
El exilio español en México, y todos los exilios que llegaron después a este país que han venido sucediéndose, encontraron en México un país de refugio, encontraron una casa, encontraron apoyo, solidaridad y la posibilidad de progreso, la posibilidad para todas esas familias de tener una vida nueva, de tener una vida pacífica y de tener una vida en la que sus hijos y sus hijas pudieran crecer en libertad y en paz.
También este país les posibilitó el calor humano, que yo creo que, en esos tiempos de guerra, en esos tiempos de exilio, en esos tiempos de huida es tan importante para cualquier ser humano, es tan importante para poder llevar la tragedia, ¿verdad?
España tiene un compromiso muy grande con la memoria, con la memoria democrática, nuestro presidente Pedro Sánchez, ya lo ha dicho, ya lo ha hecho, lo está haciendo. El compromiso del Gobierno español con la memoria democrática llega hoy aquí, a México, como no podía ser de otra manera, a este país que todos los españoles, españolas consideramos un país hermano y por ello lo que estamos haciendo es conmemorar la memoria, hacer un montón de actos y de eventos en los que la memoria siempre está presente.
Ayer hablaba el doctor Martí muy bien en el Ateneo, sobre lo que significa la memoria, lo que significa tenerla siempre presente y que no nos olvidemos, porque si no olvidamos, la memoria siempre sigue ahí, y toda esa gente que estuvo con nosotros, seguirá en nuestro ideario.
Por eso hemos venido aquí a México, con una agenda apretadísima, como ya les he dicho. Ayer estuvimos en varios actos, estuvimos en el Ateneo de México, que el Gobierno de España ha nombrado “Lugar de Memoria Democrática”, es el primer Lugar de Memoria Democrática que se ha nombrado fuera de España.
Ayer tuvimos el honor de develar una placa en la que se reconoce al Ateneo, como no podría ser de otra manera, ese lugar de cultura, como lugar también de memoria democrática, que lo es, y que el gobierno lo reconoce en virtud de la Ley de Memoria Democrática de España. Fue, la verdad, un acto muy bonito también, veo ahí a varias personas representantes del Ateneo, buenos días y encantada de veros de nuevo.
Estuvimos también en el Colegio Madrid, también están por aquí su directora y varias personas más del colegio. Una visita fantástica, fue la verdad que muy bonito ver cómo se sigue ahí enseñando, cómo esa enseñanza laica, cómo es esa enseñanza derivada de la ILE, sigue aquí en México y la verdad que para mí como española, es un honor y es un orgullo ver que ese compromiso y esos ideales siguen dándose en la educación aquí en México. También develamos una placa en la que se reconocía al colegio como parte de la memoria democrática de España.
Estuvimos también poniendo, haciendo una ofrenda floral junto a en el monumento al general Cárdenas, hicimos un acto pequeñito, pero emotivo también.
Y hoy seguimos con los actos y este mediodía tendremos también un gran acto de reparación, de reconocimiento a todos, bueno, a todos no, a varios exiliados, a los que vamos a entregar un diploma que les reconoce como víctimas, que les reconoce y les repara desde el Gobierno de España, como víctimas del exilio español.
Y bueno, yo creo que es algo que el Gobierno de España tenía que hacer, que hace muchos años que debía de haberse hecho, pero como os digo, este compromiso que tenemos ahora mismo, desde el Ministerio de Política Territorial, estamos desarrollando en las declaraciones de reconocimiento y reparación personal, que es uno de los instrumentos que se incluyó en la nueva Ley de Memoria Democrática del año 22.
Y bueno, lo que estamos haciendo, además de reconocerles como víctimas en un documento administrativo, son estos actos de reconocimiento, que la verdad que están siendo muy emotivos a lo largo de todo el territorio español y hoy, por primera vez, los hacemos también aquí en México, yo creo que va a ser muy bonito.
Siempre cuento una cosa que nos pasó en uno de estos actos, porque parece como que igual solo les das un diploma, no es una cosa muy reparadora, ¿no? Pero un señor, en uno de estos actos, se levantó mientras hablaba el ministro y levantaba la mano todo el rato y decía: “quiero hablar, quiero hablar”, y le decíamos: “espere, espere que acabe el ministro”.
Y entonces él se levantó y dijo: “Voy a coger esta declaración y le voy a hacer 14 fotocopias –dijo–, una le voy a poner en la fosa de mi abuelo, y otras las voy a poner en todos los bares del pueblo, para que todos sepan que mi abuelo no fue ninguna mala persona, ni ningún criminal”.
Y realmente ahí te das cuenta de lo importante que es para la gente este reconocimiento de parte del Estado, de parte de las instituciones que han heredado, yo creo que esa responsabilidad derivada del gobierno fascista, de la dictadura que tuvimos en España, como ya se ha dicho aquí, duró demasiado, duró 40 años, y nunca es tarde y seguimos ahí con nuestro compromiso para reparar a las víctimas.
La Ley 2022, como les dije, tiene muchos más instrumentos de reparación. Hoy aquí también, no puedo dejar de recordar que en este edificio fue donde, en 1945, se volvieron a reunir por primera vez el gobierno español, se reunieron las cortes españolas que fueron elegidas en el ‘36 en España, para restaurar el Gobierno Republicano en el Exilio, al frente del cual se nombró a José Giral, yo creo que también es muy importante para nosotros estar aquí hoy.
Y bueno, un poco más. Les reitero el compromiso del Gobierno español, el compromiso de nuestro Presidente Pedro Sánchez, de nuestro ministro Ángel Víctor Torres, con la memoria, con este país, con México, que tanto ha ayudado a tantos españoles y yo creo que vamos a seguir aquí, vamos a seguir con nuestras visitas, con nuestro compromiso con México.
Sigamos luchando, sigamos trabajando por la memoria democrática, y sigamos recordando y conmemorando estas efemérides tan importantes, como la que hoy recordamos, porque sin memoria no habrá democracia.
Muchas gracias.
DIRECTORA GENERAL DEL CONSEJO NACIONAL DE HUMANIDADES, CIENCIAS Y TECNOLOGÍAS, MARÍA ELENA ÁLVAREZ-BUYLLA (MEAB): Es un grandísimo honor para mí compartir este día con ustedes en conmemoración por el 85 aniversario de la llegada del Sinaia, el “Buque de la vida”.
Agradezco de corazón al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, doctor Martí Batres Guadarrama, por haberme invitado; y saludo también con un gran sentido de honor y privilegio por estar aquí con usted, ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, destacado político e hijo del general Lázaro Cárdenas del Río, quien abrió las puertas de este país con franca generosidad a los exiliados de la Guerra Civil Española.
Con un abrazo cariñoso, saludo a la secretaria de Relaciones Exteriores, mi querida doctora Alicia Bárcena Ibarra; a Zoraida Hijosa Valdizán, directora general de Atención a las Víctimas y Promoción de la Memoria Democrática del Ministerio de Política, Territorial y Memoria Democrática del Gobierno de España. También saludo con calidez, a las y los distinguidos invitados que hoy nos acompañan, gracias por estar aquí y mantener viva esta memoria.
Entre otras cosas, yo estoy aquí porque en un pequeño pueblo de la cuenca minera asturiana, mi bisabuela María decidió dejar su humilde Orrio de madera y tierra, migrar hacia el Gijón y ahí ganarse la vida sirviendo comidas a los mineros para poder solventar los estudios de su hijo.
Tras cumplir con sus deberes académicos, mi abuelo Wenceslao encontró su espíritu ideológico caminando y luchando junto a los mineros durante la comuna asturiana de 1934. Su compromiso con la lucha social, su amor, ternura, historias maravillosas nos enseñaron desde niños que la lucha y la justicia crean espacios de afecto para poder seguir compartiendo los conocimientos, la vida y el corazón con todas las personas.
Él, así como mis padres y abuelas llegaron a México gracias a la generosidad de nuestro pueblo y de su digno presidente de entonces, el general Lázaro Cárdenas, aquí los adoptó una patria.
En palabras de mi abuelo: “Sea cualquiera el color de mis papeles –decía él–, yo soy mexicano, sin dejar por ello de ser español, y aún diría que soy más acendradamente aquello por ser más honda y arraigadamente esto; y lo menos que como español renacido mexicano, sin perder la primigenia condición, puede hacer uno por la patria de adopción, sin sentirse en modo alguno huérfano de la nacencia y la conciencia, es compartir sus luchas, sus problemas y sus afanes”.
Gracias a muchos hombres y mujeres que como él lucharon por años, este querido México que adoptó a nuestros ancestros y que nos vio nacer ya suyos, vive un momento estelar. Un tiempo de anhelos cumplidos con la consolidación del primer paso en el largo caminar histórico de la transformación nacional, encabezada por nuestro querido Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Este inicio ha dado frutos importantes, entre ellos, la “Revolución de las Conciencias”, manifiesta en la voluntad popular a favor de la continuidad de un proyecto por la libertad y la justicia, y en contra de la opresión y la avaricia, con una gran mujer transformadora a la cabeza, nuestra próxima y primera presidenta de México, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.
Este hecho me remonta con vital energía a reivindicar los mismos principios que guiaron, y aún guían, la lucha de los pueblos en contra de los valores neoliberales y fascistas.
También estoy aquí por mi adorada abuela Blanca, que después de perder a su marido, fusilado por orden de Franco, salió de las costas de Marruecos hacia Veracruz, junto a ella a otras enfermeras, magistrados, mantequeros, lecheros, fotógrafos, pescadores, salazoneros, comerciantes, maestras, carpinteros, mecánicos, escritores y ferroviarios.
Miles de personas migraron en estos barcos históricos para salvar sus vidas y hoy, que celebramos al Sinaia, celebramos también a todas esas vidas que lograron llegar con bien a nuestras tierras mexicanas.
Muchos de ellos adoptaron este hermoso país, echaron raíces fecundas para contribuir a la construcción de una nación más justa, más próspera y más profunda, y hoy seguimos honrando su memoria, su amor y la generosidad de aquel momento de la historia.
Hoy los principios del Humanismo Mexicano, de la defensa del respeto a la diversidad cultural, fertilizan nuestras raíces conjuntas para seguir compartiendo con nuestros pueblos un corazón agradecido y fraterno, porque las causas justas son patria.
Antes, aquí y ahora, el bienestar solo puede ser compartido. Muchas gracias.
INGENIERO CUAUHTÉMOC CÁRDENAS SOLÓRZANO (CCS): Muy estimados amigos todos; muy estimado amigo Martí Batres, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México; secretaria Alicia Bárcena, querida amiga; directora del CONAHCYT, directora de Memoria Histórica del Gobierno español, es un gusto y una distinción estar aquí con todos ustedes.
Y un recuerdo muy importante que se acaba de hacer, que aquí justamente, en este Salón de Cabildos del Gobierno de la Ciudad de México, se reinstaló, por decirlo de alguna manera, o se reinstalaron las cortes legítimas de España de 1945.
Estamos pues en un recinto donde, por distintas razones y de distintas maneras, coincidieron y coinciden una vez más, gobiernos democráticos de España y de México.
Yo solo quiero señalar que el Gobierno de México no hizo, al recibir al exilio republicano español, solo un acto humanista, un acto de fraternidad, sino que lo hizo para cumplir de manera estricta con los compromisos internacionales que había suscrito el Gobierno de México, cosa que a lo largo de la historia vemos, frecuentemente se dejan de cumplir estos compromisos internacionales, siempre en detrimento, siempre en contra de los más débiles.
Qué bueno que en este caso estemos aquí celebrando los 85 años de la llegada del primer barco que trajo, yo diría, un número muy importante de exiliados a México, después llegaron otros más. Después fueron llegando hasta, yo creo que como todavía en los años cincuenta, algunas personas, algunas familias que, como en los primeros llegados, se integraron cabalmente a la sociedad y a México, al país.
Es importante señalar que en el exilio republicano llegó gente de toda condición y gente dedicada a muy distintas actividades; destacan, sin duda alguna, los científicos, los profesionales que enriquecieron, entre otras cosas, nuestra vida universitaria, pero llegó mucha gente a trabajar al campo, a los talleres.
No podemos dejar de mencionar o no puedo dejar de mencionar a los impresores que llegaron con el exilio republicano y que uno de los efectos de ese exilio fue la creación de editoriales, de varias editoriales aquí en México, que han sido contribuciones muy importantes a los conocimientos, a la cultura, a la propia identidad nacional mexicana, y a la propia identidad del exilio que se integró, como digo cabalmente, a la sociedad y al país.
Lo único que podría yo decir, ya para terminar, es que, si bien este exilio republicano enriqueció mucho a México en todos los órdenes, en el conocimiento, en nuestras universidades, en el campo, en los talleres, etcétera, etcétera, un exilio que, por otro lado, se enriqueció también de México.
Y esto es un fenómeno que sucede en todas partes, los exilios al final de cuentas, aunque en ciertos momentos puedan ser rechazados por las sociedades de acogida, por identificarlos, al final de cuentas enriquecen a los países que los reciben y se enriquecen de los países que los reciben.
Entonces, dicho esto, yo diría: de todos modos, no queremos que siga habiendo exilios, no queremos que haya guerras, no queremos que haya exilios y que aquellos que haya, pudieran, ojalá, ser acogidos como los acogió México en aquellos años del 40, del 50 y del 30.
Muchas gracias.