Mensaje de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, durante la clausura del I Foro de Alcaldesas y Electas Iberoamericanas: mujeres en la política por la construcción de la paz

Publicado el 23 Septiembre 2022

JEFA DE GOBIERNO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO (CSP): Muchas gracias a todas, a todos por este Foro, por este evento tan importante que llevamos a cabo desde el día de ayer.

Quiero por supuesto agradecer a quien está en el presídium, a Mariela Gutiérrez Escalante, presidenta nacional de la AALMAC; a Núria Marín Martínez, muchas gracias, alcaldesa de L´ Hospitalet y presidenta de la Diputación de Barcelona; a Marta Farrés, alcaldesa de Sabadell; a Lizeth Jahira González Vargas, alcaldesa de Bosa, Bogotá; a Mariella Mazzotti, intendenta suplente de Montevideo; y, por supuesto, a nuestras compañeras Clara Brugada y Berenice Hernández.

Y, por supuesto, a todas las presentes aquí en este evento y, sobre todo, a todas nuestras compañeras alcaldesas de distintos lugares de la República, me dicen que hay de 20 Estados de la República −20 de los 32−, alcaldesas bienvenidas a la Ciudad de México.

Quiero primero darles la bienvenida a esta hermosa ciudad. La Ciudad de México tiene una historia milenaria, no puedo sentirme más orgullosa que representar a un pueblo solidario con una historia única en el planeta, es una historia de civilizaciones que representan la grandeza de México, una historia también de invasiones, una historia de transformaciones y, sobre todo, una historia de una gran lucha social.

La Ciudad de México representa las grandes luchas sociales de todos los siglos, pero en particular del siglo XX y el XXI; y, por supuesto, no es excepción como territorio de la lucha feminista de todo nuestro país, así que bienvenidas, bienvenidos a la Ciudad de México.

Segundo, quiero platicarles que este Foro, y quiero hacer un reconocimiento aquí a Pilar Díaz, porque hace cerca de un año… ella es diputada adjunta y responsable de Relaciones Internacionales de Barcelona −si mal no me equivoco−, de la Diputación de Barcelona, porque hace cerca de un año −yo creo, Pilar− nos vimos, platicamos sobre diversos temas y en particular sobre lo que representa y sigue representando la lucha por los derechos de las mujeres, los Derechos Humanos de las mujeres.

Y ahí diseñamos y planeamos este evento, que hoy es una realidad. Así que muchas gracias, Pilar por todo este esfuerzo que has puesto; y de igual manera a todas las compañeras del Gobierno de la Ciudad, a Ingrid, secretaria de las Mujeres del Gobierno de la Ciudad; a Lorena Villavicencio, que está aquí; a Diana Alarcón, a todas las que han puesto un pedacito de su alma en este Foro, muchas gracias por ello.

Y tercero, también a todas quienes nos acompañan de otros países decirles que México vive un momento muy especial en su historia; vivimos tiempos de transformación del cual nos sentimos muy orgullosas. México está cambiando, dejó atrás un régimen de corrupción, de privilegios; dejó atrás un modelo económico sustentado en la desigualdad, dejó atrás el neoliberalismo y construye de manera soberana una nueva historia nacional.

Somos la Cuarta Transformación de la Vida Pública de México y es así porque nuestro país tiene tres grandes transformaciones y hoy vivimos la Cuarta; la primera, es la Independencia de México, que recién cumplió 200 años; la segunda, es la Reforma, la separación del Estado y la Iglesia que representó también una guerra en nuestro país; la tercera, la Revolución Mexicana, única en el mundo, no hay héroes en el mundo como los que tuvo en México la Revolución: Madero, Zapata, Villa, y también la gran participación de las mujeres en aquella lucha.

Pero esas tres transformaciones tuvieron una característica, que es que fueron transformaciones armadas, por la vía violenta; y hoy recuperando este Foro y hablando de la paz, hablamos de que la Cuarta Transformación de la Vida Pública tiene esa característica: es pacífica, es democrática y reivindica sobre todo, lo que nosotros llamamos la revolución de las conciencias, es decir, es una revolución distinta, no es una revolución armada, sino una revolución que transforma mentes y transforma corazones y por eso estamos muy orgullosos y orgullosas del momento histórico que vive México y que tenemos hoy un gran Presidente que lo representa, Andrés Manuel López Obrador.

Esta transformación pacífica que reivindica la igualdad, que reivindica la fraternidad, que reivindica la democracia −aquellos principios de la Revolución Francesa−, y reivindica también, la grandeza de México en el concierto de las naciones, y, sobre todo, la disminución de las desigualdades y la lucha por la justicia social.

Y aquí también, en este proceso las mujeres hemos jugado un papel fundamental, pero también la Cuarta Transformación, representa una reivindicación del papel de las mujeres en la vida pública que hoy es parte fundamental de la transformación.

Les platico a quienes vienen de fuera que, por primera vez en el país hay un gabinete paritario, nunca antes lo había habido; les platico que, la gobernadora del Banco de México, por primera vez es una mujer; les platico que, nunca antes se había propuesto a tantas mujeres en la Suprema Corte de Justicia de la Nación; les platico que, quien encabeza la lucha por la paz en nuestro país, es una mujer: la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana.

Les platico también que, por primera vez hay nueve gobernadoras en México, hasta 2018, en toda la historia de México, hasta antes de diciembre de 2018, en toda la historia de México, solamente había habido seis gobernadoras, en toda la historia; hoy somos nueve gobernadoras y siete son de nuestro movimiento, y ya las escucharon hablar, mujeres inteligentes, líderes de sus comunidades, que quieren a su pueblo y que están representando la transformación a lo largo y ancho del país.

En México, hoy la mitad de los parlamentos son mujeres y la otra mitad, hombres; en México, hoy tenemos el mayor número de alcaldesas que haya habido en la historia de México, hay que decir, que solo somos el 20 por ciento, solo son el 20 por ciento y que todavía ahí tenemos mucho que caminar, son alrededor de 525 mujeres, de los 2 mil 500 municipios del país, sin considerar los municipios de Usos y Costumbres que son cerca de 2 mil 500 adicionales, pero es un logro; porque yo recuerdo que cuando daba clases de Energía y Desarrollo Sustentable en la Facultad de Ingeniería de la UNAM, hablaba entre otras cosas del tema de la igualdad, porque no se puede hablar de Desarrollo Sustentable sin hablar de igualdad, y entonces, hablaba y mostraba gráficas de que solamente el 10 por ciento de las alcaldías, de las presidencias municipales estaban gobernados por mujeres, y hoy, al menos somos el 20 por ciento, el doble, pero, ahí hay un camino largo por recorrer, pero eso se debe a nuestro movimiento, nuestro movimiento ha luchado en contra de las desigualdades, de la discriminación y también, por la participación de las mujeres en la vida pública.

México ha cambiado de tres años −casi cuatro− a la fecha; y también, orgullosamente quiero decir que la Ciudad de México también ha cambiado, dejamos atrás el régimen de corrupción y privilegios que gobernó en la última administración y reivindicamos por encima de todo una Ciudad de Derechos, porque eso es lo que nos define, esa es la gran diferencia entre los otros modelos y lo que nosotros representamos.

Nosotros estamos convencidos, convencidas de que el Estado, de que los gobiernos deben de promover los grandes derechos universales, y esos derechos universales son: la educación pública, la salud pública, el derecho a la vivienda, el acceso a la cultura, el acceso el deporte, el acceso al espacio público y también la reivindicación de la igualdad de las mujeres.

Nosotros construimos una Ciudad de Derechos, no construimos una ciudad de privilegios; construimos una sociedad de derechos, no una sociedad de privilegios. Estamos convencidos, convencidas de que, solamente abriendo el camino de los grandes derechos universales, podemos construir sociedades completamente distintas; y en esa perspectiva hemos desarrollado algunas acciones en la ciudad, que permítanme compartirles algunas de ellas.

Nosotros tenemos en la Ciudad de México una beca universal para todos los niños y niñas que estudian en escuela pública, un millón 200 mil niños y niñas reciben una beca mensual y un apoyo especial para útiles y uniformes escolares. El apoyo a la niñez apoya también a las mujeres, porque no debería ser así, porque debería de haber igualdad, pero es cierto que las mujeres nos dedicamos en su mayoría al cuidado de los hijos, y en la medida que los niños y las niñas tengan un apoyo, en esa medida también apoyamos a la autonomía económica de las mujeres; y, además, las niñas y los niños tienen la posibilidad de tener una vida digna.

Antes había una beca que solamente apoyaba a quienes tenían 9 y 10 de promedio y eso generó una enorme desigualdad en las escuelas. Y nosotros con un esfuerzo muy grande, porque no hemos aumentado impuestos, ni derechos en términos reales, tenemos hoy una beca universal para un millón 200 mil niños y niñas, que genera igualdad y genera amor por la educación y particularmente por la educación pública.

Aumentamos a cinco preparatorias más, vamos a duplicar el número de estudiantes que estudian en las preparatorias del Gobierno de la Ciudad de 20 mil a 40 mil, en lo que llevamos del gobierno. Y, además, creamos dos universidades: la Universidad “Rosario Castellanos” y la Universidad de la Salud, estas universidades públicas, gratuitas; estudian hoy cerca de 40 mil jóvenes en estas universidades, que antes eran rechazados de otras universidades públicas.

Nosotros creemos y estamos convencidos de que todo joven que tenga el deseo de estudiar la universidad tiene el derecho de hacerlo, pero, además, no es de extrañarse, que 60 por ciento de las que estudian en las universidades son mujeres, porque precisamente es a la mujer a la que se rechaza más en las universidades, a las que abandonan más la preparatoria, por muchas razones, pero principalmente por un tema que podemos mencionar o circunscribir, en el tema de la desigualdad.

Y, tenemos un programa que llamamos PILARES, que son centros comunitarios; vamos a cumplir este año 294 centros comunitarios a lo largo y ancho de la ciudad, ahí se aprende educación, actividades culturales, actividades deportivas; y en estos PILARES, el 70 por ciento de las que asisten son mujeres, porque precisamente las condiciones de desigualdad orillaron muchas veces a la mujer a no tener la posibilidad de estudiar, de generar actividades culturales, y permite además, tener tiempo libre a las mujeres, porque al tener acceso a niños y a niñas a distintas actividades permite además el tiempo libre.

Así que, en estos espacios donde hoy asisten cerca de 400 mil personas en la Ciudad de México… fíjense nada más, durante 50 años se construyeron 250 casas de la cultura en la ciudad, nosotros en cuatro años vamos a haber construido 294 PILARES para acceso gratuito a la educación, a la cultura y el deporte en las zonas de mayor exclusión de la ciudad.

Son algunos de los temas que quiero platicarles, para no quitarles mucho tiempo, otro esfuerzo que hemos hecho mucho es sobre la movilidad en la ciudad y que también tiene que ver con las mujeres.

Pienso que la participación de las mujeres en la vida pública, que también habría que hablar de la participación de los hombres en la vida privada, porque también dentro de la casa debería de haber igualdad, pero la participación de las mujeres en la vida pública enriquece a las sociedades y enriquece la democracia.

Pensémoslo al revés ¿qué pasaría si siguiéramos viviendo en un mundo en donde no hubiera gobernadoras, en donde no hubiera diputadas, en donde no hubiera ingenieras, en donde no hubiera físicas, en donde no hubiera abogadas, en donde las mujeres no pudieran votar? Es impensable un mundo así. Así que, la participación de la mujer enriquece necesariamente la vida pública.

Pero, además, rompe estereotipos que es fundamental en términos de la discriminación y la desigualdad, el estereotipo de las mujeres dedicadas al hogar, que quien quiera hacerlo lo puede hacer si es que su deseo, pero no por obligación y no por falta de accesos; y ese estereotipo quedó hoy −creo que− en el pasado y es parte de este proceso que hemos vivido.

Pero también quedó atrás esta idea de que las mujeres no somos capaces, de que no tenemos la capacidad de gobernar nuestros municipios, nuestros estados, de que no tenemos la capacidad de ser diputadas, porque fuéramos menos capaces que los hombres. El solo hecho de la participación evidentemente rompe estereotipos y construye una nueva realidad y aquí hay muchas mujeres que lo demuestran todos los días.

Pero también quiero decir que, y me gusta la declaración que se firma el día de hoy, porque no solo es la participación de las mujeres de manera excluyente, nosotros luchamos por la justicia social, porque también hay mujeres que han sido o han vivido mayores desigualdades que otras. En nuestro país la mujer indígena ha vivido una histórica desigualdad, en nuestro país hay mujeres que han vivido una desigualdad distinta a las otras, porque sí hay niveles en términos de las desigualdades.

Pero nosotros luchamos, además, porque todos y todas tengan acceso a la educación, porque todas y todos tengan acceso a la salud, luchamos por un salario digno, luchamos por una vivienda digna, somos parte de una transformación en donde evidentemente la mujer y los derechos de las mujeres juegan un papel fundamental, pero no está aislado de la lucha por la transformación y por la justicia social en todo nuestro país.

Así que, con orgullo puedo decir que somos parte de esa transformación que México vive hoy, una gran transformación, y que las mujeres somos parte fundamental de esta Transformación de la Vida Pública.

Y, quiero terminar diciendo lo siguiente: nosotros tenemos una gran responsabilidad, porque en este país donde también, no solamente la desigualdad sino el machismo ha caracterizado la historia de México, el ser hoy alcaldesas, el ser hoy diputadas −quizá no solo en México sino en el mundo entero−, no solamente nos hace herederas de lo que nuestras madres, nuestras abuelas lucharon por nosotras, sino nos da la gran responsabilidad de brindar el ejemplo a las actuales y a las futuras generaciones.

Una niña que ve a una alcaldesa, le abre el mundo, le abre la perspectiva, le abre la mente; una niña que ve a una astronauta, porque hoy orgullosamente tenemos una joven mexicana que ha viajado al espacio −desde aquí le mandamos un aplauso−, le abre una perspectiva de vida, no es el solo “yo puedo”, sino “el debo”.

Así que estamos construyendo futuro, no solamente estamos transformando el presente. Nuestro movimiento ha hecho historia, está haciendo historia, y va a seguir haciendo historia con las mujeres.

Muchas gracias.